Tiger Woods, más que ningún otro golfista, cambió la forma en que veíamos el golf. Durante cientos de años, ha sido ese deporte misterioso e impredecible envuelto en un salvaje azar. Buenos días y malos días, de eso se trataba. Woods erradicó esa concepción, ya que no tenía malos días. Era simplemente el favorito cada vez que jugaba, un favorito indiscutible, el primer golfista que era mejor que el resto en cada área del juego y, quizá, el que mejor entendió la dinámica a la hora de ganar los torneos. Cuando metió aquel putt en el último hoyo del US Open para forzar un playoff, la única reacción lógica por parte del mundo fue: “Bueno, por supuesto que lo iba a meter”.
La progresión fue monstruosa. Ganó seis grandes entre el 2005 y el 2008, sin perder nunca el liderato un domingo por la tarde, y parecía que seguiría ganando uno de cada dos hasta batir el récord de dieciocho que ostenta Jack Nicklaus. Los medios predecían que en el 2011 ya no solo lo habría igualado, sino que iba a destrozarlo. Ese año, el 2011, fue importante en su carrera, aunque por otras razones ya conocidas por todos. Cambió de entrenador, de caddie, su vida personal se agitó hasta esta extremos impensables… En fin, Woods no ha ganado un grande desde aquel US Open, y esta temporada parecía que iba a conseguirlo.
Ganó en Torrey Pines, el primer torneo que jugaba en el PGA Tour en 2013. Tras dos actuaciones discretas en Arizona y Florida, consiguió su segundo triunfo en Doral y el tercero en Bay Hill. Llegó al mes de abril con el mismo número de triunfos que en todo 2012 y comenzó el Masters con la misma dinámica que antaño, hasta aquel desafortunado golpe en el par 5 del Augusta National. Terminó cuarto y a la semana siguiente ganó el The Players. Ya no era un espejismo: Woods pasaba por un estado de forma excelso, uno de aquellos que era capaz de sostener durante temporadas, sin importar el escenario, rivales u obstáculos.
Sorprendentemente, no ocurrió así. Desde ese punto su temporada fue a menos, como si se le hubieran agotado las fuerzas tras esprintar durante meses. Ganó el Bridgestone Invitational en agosto y comenzó una época de barbecho. Poco quedó de ese comienzo de temporada en los Playoffs de la FedEx Cup, mientras veía a Henrik Stenson desatado en cada prueba. El récord de Nicklaus parecía más lejano que nunca ya que nadie ha conseguido cinco grandes pasados los treinta y ocho años (que cumple mañana).
Será porque el golf, en muchos sentidos, es implacable comparado a otros deportes. Puedes mantenerte un tiempo en el fútbol usando algunos trucos, compensando la falta de velocidad con inteligencia, sabiendo moverte por el campo. Los árbitros, en el baloncesto, pueden obviar que has dado un paso de más cuando eres una leyenda, puedes sobrevivir siendo un gran tirador. En el golf, por otra parte, todo se trata de los golpes que hagas. Eso es todo. A la bola o al hoyo no les importa si te apellidas Palmer, Nicklaus, Hogan o Woods. Se trata de cuatro días de competición y menos golpes que el resto.
Por eso la temporada de Tiger, a pesar de sus cinco victorias y el título de jugador del año en el PGA Tour, sabe a poco; no fue capaz de ganar al resto cuando más le interesaba, algo que antes hacía como quien se quita el polvo de la chaqueta. Estos fueron algunos de sus números de 2007 comparados con los de esta temporada:
2007
Distancia con el driver: 12º (302,4 yardas)
Precisión con el driver: 152º (59,83%)
Greenes en regulación: 1º (71,02%)
Strokes gained putting: 3º (0,711)
Porcentaje de acierto desde el bunker: 67º (52%)
2013
Distancia con el driver: 49º (293,2 yardas)
Precisión con el driver: 69º (62,5%)
Greenes en regulación: 24º (67,59%)
Strokes gained putting: 22º (0,424)
Porcentaje de acierto desde el bunker: 14º (60,82%)
El tiempo no pasa en balde para nadie y ahora, con treinta y ocho años, Woods tiene cada vez más complicado alcanzar a Nicklaus, en esa batalla atemporal y quizá sin sentido que le mantiene con hambre. En cualquier caso y con el Ranking Mundial en la mano, su nombre sigue apareciendo el primero.
Protagonistas del año: Adam Scott
Protagonistas del año: Justin Rose
Protagonistas del año: Phil Mickelson
Protagonistas del año: Jason Dufner
Protagonistas del año: Henrik Stenson
Protagonistas del año: Inbee Park
Protagonistas del año: Stacy Lewis
Protagonista del año: el equipo europeo de la Solheim Cup
Protagonistas del año: Suzann Pettersen
Deja un comentario