Son tiempos de cambio en el golf profesional. Tiger Woods ya no es el mismo que hace cuatro o cinco años, cuando ganaba con una facilidad insultante e imponía un dominio que hacía a sus rivales fallar, incluso cuando parecía imposible que lo hicieran. Se ha abierto una veda a nuevos talentos, tan prometedores y habilidosos como algunos de los mejores de la historia de este deporte. Desde Matteo Manassero, pasando por Rickie Fowler o terminando en la última joya del golf sudafricano, Branden Grace. Son jóvenes y son tan buenos que a pesar de su evidente inexperiencia han sido capaces de protagonizar tardes memorables, anunciando lo que se suponen futuros más que brillantes. Por encima de todos ellos y en lo más alto del Ranking Mundial, se encuentra Rory McIlroy.
Como espectadores, nos encanta el contraste en cualquier deporte. Llegó un punto en el reinado de Tiger que incluso nos cansamos de verle ganar siempre. Los domingos por la tarde se convertían en triunfos anunciados, como si todo fuera suceder como Woods lo tenía planeado, y en determinados momentos no era difícil que pujáramos por la sorpresa, el nuevo candidato o una historia diferente. Sucedió lo mismo con otros atletas, desde Muhammad Ali, Pete Sampras, Roger Federer a los Chicago Bulls de Jordan. Sus actuaciones memorables se mantuvieron a lo largo de tanto tiempo que era inevitable ansiar algo distinto, que cambiara el transcurso de los acontecimientos y volviera a emocionar al público como la primera vez. Por eso, cuando McIlroy ganó por ocho golpes de ventaja el U.S. Open en Congressional, volvimos a frotarnos los ojos como cuando Tiger lo hizo en el Masters, allá por 1997.
La razón de nuestro asombro es que Rory se parece mucho al antiguo Woods. Es un héroe haciéndose mayor, pega la bola lejísimos y puede dibujar con sus hierros golpes altos que aterrizan suavemente en los greenes más duros. Su 2012 ha sido una oda a sus posibilidades: ganador del PGA Championship (otra vez, por ocho golpes de ventaja), tres victorias en cuatro semanas, número uno en Europa y Estados Unidos… Representa el dominio en el golf como no hace demasiado lo hiciera su máximo rival y, claro, después de tanto tiempo bajo el dominio de un mismo hombre, las expectativas están por las nubes. Queremos que Rory siga ganando majors para acercarse un poco más a Tiger y a Nicklaus, consiguiendo alimentar un poco más una historia ya de por sí asombrosa.
El golf ha cambiado de imagen durante esta temporada y ha adquirido una muy similar a la del joven norirlandés. Es el protagonista del año con una diferencia abrumadora frente al resto de candidatos, tanto en el ámbito masculino como el femenino, y aspira a serlo también durante los venideros.
Protagonistas del año: Bubba Watson
Protagonistas del año: Webb Simpson
Protagonistas del año: Ernie Els
Protagonistas del año: Ian Poulter
Protagonistas del año: Stacy Lewis
Protagonistas del año: Roger Chapman
Protagonistas del año: Na Yeon Choi
Protagonistas del año: Branden Grace
Protagonistas del año: Tiger Woods
Protagonistas del año: Jiyai Shin
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