Durante el pasado mes de septiembre, Jiyai Shin ganó el British Women’s Open por una diferencia de nueve golpes respecto a Inbee Park, actual número 2 del mundo. Aquella victoria fue una suerte de rendición de la lógica, en la que el golf fue capaz de romper cualquier tipo de predicción razonable. «El par puede ser un resultado ganador», declaró Azahara Muñoz aquella semana. Shin finalizó el torneo con menos nueve.
El último grande del año marcó la diferencia más grande entre primera y segunda clasificada de toda la temporada. Para ello, hubo que disputar un torneo en unas condiciones devastadoras, en las que el viento y la lluvia hasta fueron capaces de hacer rectificar a los árbitros, que pensaban que se podía jugar al golf bajo aquella galerna. Jornadas suspendidas y reanudadas, decisiones inválidas y una jugadora que se dedicó a coger cada calle y green del Royal Liverpool Golf Club, como si la competición aquellos días se tratara de un juego de niños. Todo eso hizo falta para que su victoria fuera tan contundente.
No ha pasado ni una semana desde que Carlota Ciganda se quedara muy cerca de igualar a Shin, superando por siete golpes de ventaja a Caroline Masson en el China Shinzou Taihu Open. Era la segunda vez que lo conseguía en su temporada como rookie tras vencer en el Deloitte Ladies Open, allá por el mes de junio. Carlota salía victoriosa de nuevo y casi no era noticia, como si en menos de un año nos hubiera lavado el cerebro, acostumbrándonos solo a lo mejor. Pero sus números están ahí para que de vez en cuando les volvamos a echar un vistazo: siete golpes de ventaja, tres días de competición, ni una sola gota de lluvia ni suspensiones de por medio. Más de cien jugadoras del Circuito Europeo vieron cómo una chica que llegaba por primera vez a China y comentaba estar «deseando visitar una gran ciudad» aquella semana iba sumando números rojos en la clasificación. Parecía un huracán desbocado. En solo tres días, consiguió 19 birdies y cometió solo dos bogeys. Sacó un total de 13 golpes a las terceras clasificadas, Julie Greciet y Florentyna Parker.
Pero esta historia no es flor de tan solo una semana. Además de la lista de ganancias, Ciganda lidera la media de golpes de los últimos diez meses, el número de greenes en regulación por vuelta y el número total de birdies conseguidos, es decir, de las siete estadísticas que mide el Ladies European Tour a lo largo de la temporada, Carlota es primera en tres. Eso, a todos los efectos y sin importar las circunstancias personales, se puede llamar superioridad; o por lo menos talento desmedido. Porque si hay algo que puede llegar a asustar en toda esta serie de datos es que la navarra cuenta con tan solo 22 años.
El año pasado sacó la tarjeta del LPGA Tour en una categoría que apenas le hubiera permitido jugar este año (la media de torneos disputados por jugadoras en su situación ha sido de poco más de tres esta temporada), pero el año que viene será distinto. Con sus resultados en los tres torneos válidos para ambos circuitos (39º en el U.S Women’s Open, 24º en el Evian Masters y 17º en Women’s British Open) ya ha conseguido mejor categoría que si hubiera pasado todas las fases de la Q-School del LPGA Tour, y el asalto a ciertas pruebas junto a las mejores del mundo se antoja inevitable. El deportista vive a través de las metas que se marca y la del Ladies European Tour, sin importar los últimos torneos del año, ya tiene la calificación de «superioridad abrumadora».
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