Scott Stallings se sumó al pelotón de novatos ganadores en el PGA Tour 2011 gracias a su victoria en el Greenbrier Classic después de imponerse en el primer hoyo de desempate a sus compatriotas Bill Haas y Bob Estes.
De los tres convocados a dirimir sus diferencias en el playoff del Greenbrier Classic, Stallings parecía, a priori, el convidado de piedra. Novato, bisoño y enfrentado a dos rivales de talla y con pedigrí, Stallings era el tercero en discordia, un jugador que debería darse por satisfecho con su presencia en el desempate y que dejaba traslucir su entusiasmo al ir corriendo al tee de salida del 18 poco antes del desempate.
Pero Stallings ya había demostrado su carácter en varias ocasiones: primero, levantando un demoledor +4 en los primeros 9 hoyos, y luego logrando un birdie salvador en el último hoyo, par 3, después de encajar un duro bogey que le había partido por la mitad después de tener que esperar 30 minutos en el tee… y había otra estadística que parecía ponerse de lado del novato: Estes y Haas sumaban 0 de 6 playoffs ganados.
Minutos después, Stallings ejecutaba un clon perfecto del tiro que le había llevado al desempate y, después de que sus compañeros fallaran sus opciones de birdie, se adjudicaba el título de este joven torneo que ya tiene las trazas de campeonato importante.
Como es obvio, esta victoria le ha cambiado la vida al joven Stallings, que de momento se ha ganado el pasaporte para el WGC Bridgestone Invitational de esta semana.
En un apretadísimo final, con 10 jugadores en dos golpes, destaca el desplome de Anthony Kim, líder tras la tercera jornada y 74 en el último día, y las grandes vueltas de Andrés Romero (que volvió a rozar el desempate y acabó cuarto) y el zimbabuo Brendon de Jonge, a quien solo un putt de metro y medio sacó de un desempate que ya saboreaba.
Sergio García terminaba con un -2 esperanzador de cara a las importantes citas de la próxima quincena y exhibiendo una gran solidez de tee a green y mucha decisión en los greenes, y su trigésimo novena plaza se antoja escasa para los méritos demostrados por el de Borriol esta semana.
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