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Rory McIlroy, primer líder de un Open Championship atípico

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Óscar Díaz | 17 de julio de 2014

Un golpe fortuito, una irregularidad del terreno, una pequeña distracción, jugar en el turno inadecuado… Matices que marcan una vuelta, circunstancias muchas veces ajenas que arruinan una preparación meticulosa, componentes injustos pero aceptados del golf, la especialidad deportiva más difícil del mundo a decir de muchos. Que se lo digan a Ernie Els, fuera de juego al alcanzar a un espectador en la cara con su primer golpe del día en esta edición del Open Championship. O a Bubba Watson, distraído en el hoyo 11 y embarcado en una espiral autodestructiva a partir de ahí. O a todos los jugadores del turno de tarde de la primera jornada en Royal Liverpool, que han visto cómo las condiciones ideales de la mañana desaparecían y el viento empezaba a azotarles en la segunda mitad del recorrido.

Así se explica que Adam Scott y Shane Lowry, autores de un gran 68, hayan sido los únicos jugadores del turno vespertino capaces de meterse entre los diez mejores en un día sembrado de birdies que ha acabado con 48 jugadores por debajo del par. Sin duda, una cifra atípica para un Open atípico, al menos en su primer día.

Por la mañana se abrían las compuertas del buen juego y los birdies, y Rory McIlroy, en su versión de los jueves, entregaba un espectacular 66 que bien podría haber sido un 63 si el norirlandés llega a estar una pizca más acertado con el putter.

El inmaculado estado del campo y un tiempo impropio de la gris Albión favorecían los resultados bajos en un turno peligroso pese a su benignidad, ya que desaprovecharlo habría sido un pecado capital y una fuente de desvelos y urgencias. Sin embargo, la mayoría de los favoritos del turno de mañana respondieron (Manassero, Furyk, Fowler, los Molinari, un redivivo y rendimido Tiger) y, entre ellos, un espectacular Sergio García que demostraba un juego de tee a green afinado y una precisión exquisita con el putter. Su 68 es el mismo resultado que obtuvo en 2006 en Hoylake cuando acabó disputándole el torneo a Tiger Woods y acabó quinto.

Hablando del californiano, este comenzaba con dos bogey tempraneros que hacían que se enarcara más de una ceja, pero poco a poco fue encontrando el sitio en el campo y terminó su recorrido mandando y recordando al mejor Woods.

En cuanto al turno de tarde, el sol siguió brillando sobre Royal Liverpool pero el viento empezó a causar problemas y a elevar las tarjetas poco a poco. Salvo los mencionados Scott y Lowry, los más destacados con -4, Dufner y Cabrera-Bello, autores de un gran -2, a los jugadores del turno de tarde les costó hacer resultado y muchos de ellos acabaron malparados y pidiendo la hora.

Centrando el tiro en la Armada, los nuestros no se han visto beneficiados en términos generales por la lotería de los turnos de juego ya que a cuatro de ellos les tocó salir por la tarde. El mejor también fue el último que acabó, un Rafa Cabrera-Bello que ya destacó en la primera vuelta del Open del año pasado y que estuvo sobrio cuando había que estarlo, pero también echó mano de una osadía que deja traslucir una gran seguridad en sus posibilidades. La madera que pegó por encima del fuera de límites en el hoyo 18 para procurarse una oportunidad de eagle es un ejemplo perfecto del nivel alcanzado por el español este año. De momento, el grancanario es decimonoveno con -2, a cuatro golpes del líder.

Por detrás, el madrileño Gonzalo Fernández-Castaño empezaba bien pero se enganchaba en el tramo intermedio de la segunda mitad del recorrido y finalizaba con +2 en la octogésimo cuarta plaza. Con un golpe más, Pablo Larrazábal y Miguel Ángel Jiménez tendrán que confiar en su buen juego y en la complicidad meteorológica para ganar terreno y superar un corte que ahora mismo está establecido en +1.

Resultados y clasificación primera ronda