La primera jornada del Open Championship tenía el peligro de un bombón envenenado. Bajo la calma y las condiciones de juego inmemorables se escondía la obligación de mantener un alto ritmo de birdies para engancharse al carro del liderato y no perder comba con muchos de los ilustres golfistas que ocupan la zona alta de la tabla.
No es fácil afrontar estas vueltas y pueden resultar más dañinas que los días de lluvia cruzada y vendaval. Si los birdies no caen, llegan las urgencias y se acumula el trabajo para la segunda vuelta, cuando las circunstancias pueden haber cambiado radicalmente. Por eso tiene mucho mérito la vuelta de Sergio García, un 68 que le mantiene a solo dos golpes del primer líder provisional, un Rory McIlroy que ha vuelto a asustar con su «versión de los jueves».
«Cada vez que empiezas un major y un Open con -4 hay que estar satisfecho. Evidentemente me habría gustado hacerlo mejor con un par de oportunidades para birdie en los tres últimos hoyos, pero también tuve un poco de suerte con la salida del 18, así que no me puedo quejar», explicaba García.
El español iniciaba su vuelta con un birdie dado después de estar a punto de lograr el eagle desde la calle en el hoyo 1, y luego conseguía sacar otros dos birdies en los hoyos 3 y 5 demostrando haberle cogido el tacto a los rápidos greens de Royal Liverpool. En la segunda vuelta más de lo mismo, con el único paréntesis del bogey en el hoyo 10, un par 5 que se le torció desde la salida.
Aunque se le escapó alguna opción en los cinco últimos hoyos, el de Borriol esquivó las dificultades propias de un campo de la rotación del Open y solo le faltó una pizca más de acierto en los pares 5 para estar a la altura del líder. Por contra, en el hoyo 11 Sergio logró uno de los mejores golpes del día con un birdie espectacular chipeando que anulaba cualquier efecto perjudicial del bogey del 10. En cualquier caso, Sergio García ha dado la talla con buenas condiciones pero tiene ganas de ver qué ocurre cuando el tiempo se complique.
Y con respecto a las habituales preguntas acerca de su rendimiento en los majors y su condición de eterno favorito, Sergio se lo tomó con filosofía.
«Con toda la experiencia acumulada tiendes a tomártelo con un poco más de calma. A fin de cuentas, intento hacerlo lo mejor posible, aunque haya días que me note mejor que en otros. Pero si me esfuerzo al máximo, más no puedo exigirme», explicaba García.
Otro de los temas recurrentes esta temporada es su felicidad fuera del campo y cómo se traslada en cuanto pisa verde. Sergio García afirmaba que llega mejor que nunca a este torneo.
«No sé, quizá llevaba desde 2008 sin estar tan feliz. Pero incluso en los años duros, este campeonato es diferente para mí. Me encanta. Después de la Ryder Cup es mi torneo favorito. Siempre vengo con una mentalidad diferente, aunque lo esté pasando regular. Disfruto de la gente y casi parece una Ryder Cup cuando la gente empieza a gritar: «¡Vamos, muchachos!» y cosas así. No sueles oír esas cosas y es agradable oírlas esta semana», concluía el español.
De momento no se le puede pedir más a un Sergio que es tercero y que tiene a mano a un buen número de rivales directos, como el mencionado McIlroy, Manassero o los hermanos Molinari (que han firmado un inicio soñado para la afición italiana) o la escuadra estadounidense liderada por Brooks Koepka y Jim Furyk con el mismo resultado que Sergio, y en el que también figuran Rickie Fowler, Jimmy Walker y un aparentemente recuperado Tiger Woods con -3.
Deja un comentario