Si por algo se caracterizan los links es por aportar un factor impredecible al juego. Un mal bote por allí o un impacto mínimamente descentrado por allá terminan en un pot bunker o un rough que crece a los arbitrios de la naturaleza. Son muchas las jugadoras que no terminan de sacar lo mejor de sí mismas en estos recorridos. De entre todos ellos, el Old Course de St. Andrews es, probablemente, el que mejor resume todos estos principios de incertidumbre; la catedral del golf. Es hartamente complicado evitar cualquiera de sus múltiples peligros.
A lo largo de los años hemos visto cómo se despejaban incógnitas dentro de estas calles onduladas o esos greenes pequeños que se expanden a través de múltiples pendientes. Es simple en su planteamiento, pero son muy pocos los que consiguen llevarlo a cabo con regularidad: basta con evitar los grandes errores, producirse oportunidades de birdie y esperar a que entren los putts. Así lo hicieron Tiger Woods en el 2006, cuando no cayó en un solo bunker de Royal Liverpool en cuatro días, o Jiyai Shin en la última edición disputada de este torneo, ganando por nueve golpes de ventaja. Las dudas son más grandes que nunca y la única forma de ahuyentarlas es a base de confianza.
No es de extrañar, por tanto, que Na Yeon Choi lidere el Women’s British Open. Esta surcoreana de veinticinco años ya sabe lo que es ganar un grande (el US Open de 2012) y, a pesar de no atravesar su mejor momento durante los últimos meses, ha cosechado seis top 10 en quince campeonatos esta temporada, sin fallar un solo corte. Simplemente, los interrogantes en su juego se traducen en mínimas variaciones en el resultado, ya que es una jugadora tremendamente sólida. No es la número cuatro del Ranking Mundial por casualidad: cuando se siente cómoda, comienzan a llegar los triunfos. Esta semana parece volver a despejar esos enigmas que amedrentan a sus rivales.
En dos vueltas en el Old Course, Choi ha sumado solo dos bogeys. No hace falta mucho más para explicar su acumulado de menos diez: apenas sopla el viento en este histórico diseño y no es tan difícil, como en otras ocasiones, dejar la bola cerca. El jueves fueron seis birdies (menos cinco, 67 golpes), los mismos que hoy, y ya está en lo más alto de la tabla. Solo existe una forma de seguir su ritmo: hacer lo mismo que está haciendo ella. Son varias las que se han quedado cerca de conseguirlo. La japonesa Miki Saiki se ha situado segunda con menos nueve (66 golpes), mientras que Morgan Pressel, líder la jornada anterior, se ha quedado en menos ocho tras firmar 70, todavía buscando ese reencuentro con su pasado. Jee Young Lee (70), Nicole Castrale (67) y Suzann Pettersen (67) son cuartas con menos siete y, especialmente esta última, supondrá una seria amenaza los dos próximos días.
Mikaela Parmlid desde el menos seis o Hee Young Park, Mamiko Higa, Angela Stanford, So Yeon Ryu o Stacy Lewis buscarán esa oportunidad de victoria en el día del movimiento. La número uno del mundo, Inbee Park, que persigue su cuarto grande consecutivo, se deshizo en esta segunda jornada con una vuelta de 73 impactos (más uno), en la que firmó cuatro bogeys y tres birdies. Su pugna con un récord inédito necesitará de una hazaña o, quién sabe, quizá basten fuertes rachas de viento para que deje su nombre grabado en la historia.
Ninguna de las españolas en competición consiguió pasar el corte, situado en más uno, en un día aciago para sus esperanzas. Belén Mozo se quedó en mas dos, Azahara Muñoz en más cuatro, Marta Silva en más seis, Beatriz Recari y Tania Elósegui en más diez y Carlota Ciganda llegó hasta el más once.
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