Los jóvenes compiten ferozmente en los circuitos profesionales. Al breve paso de Rory McIlroy (22 años) por el número uno del ranking mundial se le unen grandes talentos en ciernes, como Jason Day (24), Keegan Bradley (25) o Kyle Stanley (24). Si se echa un vistazo al golf femenino, la situación es similar. Yani Tseng ejerce un dominio aplastante de cada campeonato en que participa con tan solo 23 años y Lexi Thompson, con la friolera de 17, ya cuenta con tres victorias profesionales.
Es difícil encontrar un momento parecido en la historia del golf y la principal causa tal vez sea la tecnificación que ha sufrido este deporte en los últimos años. El swing ha pasado de ser un misterio al alcance de los jugadores de más talento a una ciencia a la que cualquiera puede acceder con dedicación, práctica y una correcta preparación física.
Todos estos jugadores que destacan a una edad tan temprana llevan ya años entrenando al más alto nivel y el PGA Tour o el European Tour no les pillan por sorpresa; han llegado preparados para la ocasión.
Los casos de Luke Donald y Justin Rose son similares a los de estos jugadores. Ambos destacaron muy pronto en sus respectivas carreras y acapararon elogios tanto por parte de los medios como de profesionales. Se hablaba de lo recto que pegaban la bola y de la gran consistencia que tenían para su edad. Estaban llamados a grandes hazañas en los siguientes años pero, curiosamente, ninguno de ellos terminó por explotar hasta hace bien poco.
Rose ha conseguido cuatro victorias en el PGA Tour en los últimos veinte meses y se ha colocado séptimo en el ranking mundial mientras que Donald es, junto a McIlroy, la referencia del golf mundial. Ambos han pasado ya de los treinta y han podido competir durante años en majors y Ryder Cups, viviendo momentos de una intensa presión y otros más oscuros en los que su juego no terminaba de carburar.
Hay un margen de tiempo considerable entre ambos grupos de jugadores. Mientras que unos liberan todo su potencial y demuestran lo que son capaces de hacer nada más llegar al circuito, otros consiguen más victorias que nunca y se convierten en serios aspirantes de los torneos en los que participan. El ascenso a la cima no es sencillo: del Justin Rose o del Luke Donald de hace unos años a los actuales existe un abismo, un período de transición en el que han madurado y sabido exprimir su talento. No se trata solo de acostumbrarse al ritmo competitivo del golf actual, sino de saber aceptar el primer playoff que se pierde, la primera victoria, los cambios en el swing a mitad de temporada o la presión mediática que existe en cada torneo. Son cosas que solo se aprenden con experiencia.
Cuando un jugador ya ha cumplido los treinta y lleva unos diez años compitiendo ha pasado por esta serie de vivencias y su nivel mejora considerablemente. Por eso la veintena es una etapa peligrosa para muchos: el proceso de aprendizaje no ha hecho más que empezar. Phil Mickelson ganó su primer major a los treinta y cuatro, Sergio García ha pasado por una etapa complicada los últimos dos años y a Steve Stricker, que no ganó un solo torneo en cinco temporadas, le ha llegado el éxito ya en la cuarentena. De lo rápido que sepan adaptarse a todos estos cambios dependerán sus éxitos en el futuro. El talento, en su caso, les sobra.
1 comentario a “Los peligrosos años 20”
[…] Publicado en Crónica Golf Compártelo:TwitterFacebookMe gusta:Me gustaSé el primero en decir que te gusta esta post. Publicado: 21/03/2012 Filed Under: Sin categoría Etiquetas: Jason Day : Justin Rose : Keegan Bradley : Kyle Stanley : Lexi Thompson : Luke Donald : Phil Mickelson : Rory McIlroy : sergio garcía : Yani Tseng […]
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