Este sitio emplea cookies de Google para analizar el tráfico. Google recibe información sobre tu uso de este sitio web. Si utilizas este sitio web, se sobreentiende que aceptas el uso de cookies.

Blog

El futuro ya no es lo que era

Juan José Nieto | 12 de diciembre de 2014

Os presentamos un nuevo relato de golf escrito por Juan José Nieto, autor de El hoyo 20 y Martin McLean, dos primeras entregas de esta nueva sección de la web. En esta ocasión, Juan José nos trae a dos amigos que departen sobre el posible futuro del golf.

Dice un amigo mío que dentro de poco jugaremos al golf desde la oficina o en nuestras viviendas, online en cualquier caso, y que los campos que hoy brotan por el mundo serán pronto invadidos por las malas hierbas tras haber sido filmados desde todos los ángulos para su posterior recreación virtual. Me asegura que todos tendremos una pequeña nave o estancia aislada en el salón, o en el jardín de nuestras casas, con un tee sobre una alfombrilla de hierba sintética sobre el que ensayar nuestros golpes, además de un pequeño green plegable, pero que lo fundamental será una gran pantalla donde veremos la bola volando, o rodando, atendiendo fielmente a los parámetros de nuestro swing, que una máquina procesará en nanosegundos. El pack se completará con un ambientador que reproducirá al detalle los olores de la hierba y las flores y por un climatizador que ajustará su temperatura a las condiciones previstas por The Weather Channel para el lugar donde queramos jugar. Asegura, incluso, que se pueden simular las condiciones de viento, radiación ultravioleta y precipitación, pero que pocos usuarios, de los que se ofrecieron voluntarios para probar los nuevos dispositivos, decidieron hacer uso de este complemento. La diferencia de nivel entre jugadores se ajustará sin necesidad de recurrir a la pesada aritmética, pues la propia inteligencia artificial corregirá la trayectoria de los golpes desviados en un porcentaje extraído de un complejo logaritmo, este sí referenciado al hándicap oficial. Así nadie se sentirá mal dándole al aire o mandándola fuera de límites. Y no se perderá ningún golpe. El nombre de mi amigo es Miguel y el otro día estuvimos hablando de esto en el vestíbulo de la casa club. Acabábamos de terminar nueve hoyos y aguardábamos a que cesara la lluvia para jugar otros nueve tras el aperitivo.

—Sin duda, se acelerará el ritmo de juego al ahorrarnos el tiempo que habitualmente invertimos yendo a buscar la bola. Evitaremos, además, jugarnos la vida en la carretera viajando hasta el campo y nuestra salud mejorará al evitar la cerveza y el pincho de después de la ronda —recalcó señalando su tosta de salmón—. No habrá que cargar con los palos y tendremos tanta información sobre el estado de nuestra bola, la distancia al hoyo, la dirección del viento o la presencia de humedad que parecerá que tenemos contratado un caddie por un fijo más el diez por ciento de la ganancia. Por cierto, ¿habías soñado con jugar en Augusta? Pues puedes ir ahorrándote el vuelo y la invitación, esta máquina te hará sentir como si estuvieras allí. Colega, ¡dirás Amén tras poner la bola en la calle del trece!

Seguí escuchándole perplejo, sin poder articular un argumento con el que rebatir lo que me pareció, desde un principio, una boutade. Aborrezco los planteamientos futuristas, todos esos escenarios que nos sitúan cada vez más lejos del hábitat natural, que nos urbanizan al mismo tiempo que nos deshumanizan convirtiéndonos en desahuciados lobos separados de la manada. Pero fue él quien osó interrumpir nuevamente el silencio.

—Ah, no olvides lo maravilloso que puede ser jugar en pijama o ropa interior, desnudo si te apetece. Porque tienes dos opciones. Tus compañeros de partida podrán verte desde una cámara móvil o bien podrás mostrar una foto fija, de hace varios años (para ligar, claro) como avatar. Las conversaciones sí que serán de viva voz e incluso puedes activar una máquina de la verdad para comprobar que nadie miente al contar el número de golpes o al declarar su estado civil, siempre que esto te interese, pillastre. Y claro, se me pasaba, no tendrás que cerrar nunca más una partida con los amigos ni hacer que sus apretadas agendas converjan en una especie de ortocentro imposible de trazar. Siempre habrá gente deseando jugar unos hoyos contigo, siempre un hombre aburrido ansioso por desempolvar sus viejos hierros y, lo mejor de todo, mucha lady solitaria.

Su discurso me dejó atolondrado, incapacitado para enlazar dos tesis rigurosas que no sonasen reaccionarias o nostálgicas. ¿Se convertiría mi único momento de esparcimiento semanal en una actividad casera más? ¿Los domingos prepararé el desayuno, pasaré el aspirador y después jugaré al golf en el salón? ¿Lo estaba diciendo en serio?

—Imagino a los ecologistas muy felices. —No acerté a decir otra cosa—. Estoy seguro de que los echaremos de menos.

—Tranquilo, Pedro —continuó sin atender a mis palabras—. No dejes que el futuro te asuste o incomode. Pasará como con todas las innovaciones. Al principio nos provocarán algún que otro sarpullido, pero luego se adherirán a nuestra piel de manera que parecerán haber estado siempre allí. Además, por si esto te interesa, mucha gente se especializará en el pasado del golf y organizará videoconferencias para hablar sobre sus orígenes y también sobre Seve, Nicklaus, Tiger y todos los demás genios del “golf in situ” comparándolos con los futuros dominadores del golf virtual. Es más, se habla de ectoplasmas que…

No aguanté más. Obligué a Miguel a salir al campo a pesar de que, como temían los galos, el cielo se estaba desplomando sobre nuestras cabezas. Quería mojarme, sentir el peso de la bola lastrada por las gotas de agua, cogerme un resfriado de verdad y, por supuesto, meterle una paliza a este H. G. Wells de Carabanchel que se duerme leyendo revistas de ciencia que no acierta a comprender. Y le gané, mejor dicho, le pasé por encima para mostrarle que las máquinas nunca podrán recrear fielmente el mejor momento de una partida de golf: el regodeo del vencedor.

Deja un comentario

Si estás registrado, la publicación de tus comentarios será instantánea. Asegúrate de escribir correctamente tanto tu nombre de usuario como la dirección de correo electrónico que incluiste durante el registro.
Si no estás registrado, tus comentarios quedarán pendientes de moderación. Regístrate aquí.

Comentario: