Azahara Muñoz consiguió su primera victoria en el LPGA Tour en mayo de 2012. Era el primer triunfo de una española en Estados Unidos en una buena temporada, y tratándose de la malagueña, no parecía que fuera a ser la última. A unos miles de kilómetros de distancia y tan solo un mes después, Carlota Ciganda obtuvo su primer triunfo profesional en Alemania, en el Deloitte Ladies Open. Las cosas estaban cambiando. Unas chicas que no hacía demasiado se repartían los torneos amateur que disputaban por toda Europa habían pegado un salto de calidad definitivo y el panorama que se abría para el golf femenino español era prometedor y brillante.
Ha sucedido en otros países de un modo similar. En Sudáfrica, tras los grandes triunfos de Gary Player, aconteció una explosión de talentos que desembocó en Ernie Els y Retief Goosen, dos de los mejores jugadores de su generación, y posteriormente hemos podido ver cómo Louis Oosthuizen, Charl Schwartzel o Branden Grace seguían sus pasos. En Corea del Sur fue la misma historia. Se Ri Pak ganó dos grandes en 1998 mientras miles de niñas la seguían por televisión. Hoy basta repasar los primeros puestos del Ranking Mundial para reconocerlas: Na Yeon Choi, Inbee Park, Jiyai Shin, So Yeon Ryu… A base de una disciplina férrea y muchas, muchas horas de prácticas, han conseguido que un país con una población similar a España discuta el dominio norteamericano que imperaba durante las últimas décadas.
Se trata de círculos virtuosos, en los que normalmente una persona con un gran talento marca el camino a seguir a sus contemporáneos, iluminándoles el camino para lo que desde lejos parecía una caverna oscura e inquietante. El último signo del que se está gestando en España fue el triunfo de Beatriz Recari en el Kia Classic, hace tan solo unos días. Llevaba treinta y ocho cortes superados de forma consecutiva habiendo participado en todos los torneos que organizaba el LPGA Tour. Azahara ganaba, Carlota ganaba y Beatriz… Beatriz tenía que ganar también. No es muy complicado intuir qué viene ahora.
Esta semana se disputa el primer grande del año, el Kraft Nabisco Championship, y cualquiera de las tres está preparada para luchar por las primeras posiciones. Belén Mozo y una nueva ola de esta generación, Camilla Hedberg, también participaran en el Mission Hills Country Club, un recorrido más largo a los que se han enfrentado en el circuito esta temporada y también con un rough mucho más alto y fuerte. Sin embargo, las caras que competirán por la victoria serán muy similares a lo que llevamos viendo los últimos meses. El LPGA Tour ha conseguido algo que ningún otro circuito profesional ha logrado hasta la fecha: juntar en cada una de sus pruebas a las mejores jugadoras del mundo. Entre todas ellas, dos tendrán mucho que decir en los próximos cuatros días.
Stacy Lewis ha destronado a Yani Tseng del número uno del mundo, que ocupaba desde hacía cientos de semanas como si se tratara de un lugar cómodo y apacible, y no lo que posteriormente definió como “el lugar más solitario del planeta”. Lo ha hecho, además, con un nivel de juego que rompe los límites de la razón: número uno en media de golpes, en número de birdies, en rondas por debajo de los 70 golpes, quinta en greenes en regulación y segunda en putts por green. Su nombre está en la primera posición de hasta once estadísticas distintas y sus dos triunfos y otros tantos top 10 en 2013 hablan de una jugadora en el mejor momento de su carrera. Sin embargo, falta ver cómo reacciona ante la primera gran cita desde lo más alto, si será capaz de mostrar su rostro de aspirante sabiendo que ha coronado la cumbre y, en definitiva, si seguirá siendo la número uno dentro de unos meses. Hace unos años y en una situación similar, le preguntaron a Karrie Webb si sentías las mariposas revoloteando por su estómago en los majors y la respuesta fue de lo más sugerente: “En la primera ronda de un grande las mariposas son bastante distintas”. Lo que se juega esta semana poco tiene que ver con las pasadas.
Es por ello que el nombre de Yani Tseng no se descarta y, de hecho, está entre las grandes favoritas al triunfo. En primer lugar porque se ha liberado últimamente de mucha atención mediática y en segundo porque siempre ha finalizado entre las veinticinco primeras en Mission Hills. Es más, si nos atenemos solo a los números Yani gana a cualquiera por goleada ya que en sus últimas tres participaciones en el Kraft Nabisco Championship ha finalizado siempre entre las tres primeras.
Una chica de quince años, con tres victorias entre las profesionales, vuelve a la competición tras –suponemos– unos cuantos días en clase. Lydia Ko nunca ha jugado este torneo pero ya sabemos cómo se las gasta en otros grandes: ha finalizado trigésimo novena en un U.S. Women’s Open y decimoséptima en el Women’s British Open. Que alguien se atreva a apostar contra ella.
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