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De la comedia a la tragedia: cuando el putter se rebela

Óscar Díaz | 22 de diciembre de 2013

En el mundo del golf abundan los lugares comunes relacionados con el «pateo». Desde el celebérrimo «el drive da la gloria y el pat, la victoria» a que patear es un juego dentro de un juego, lo cierto es que ningún jugador puede eludir el paso por los greens (salvo contadas excepciones) para rematar sus hoyos, y estos remates alcanzan en ocasiones un nivel de dramatismo de tintes shakesperianos.

Desde el desastre de Doug Sanders en el Open Championship de 1970  al descorazonador putt de Bernhard Langer en la Ryder de Kiawah, pasando por el golpe al aire de Hale Irwin en Birkdale en 1983, el derrumbamiento de Brandt Snedeker en el BMW Championship de 2009, o el inexplicable fallo de I. K. Kim en el Kraft Nabisco Championship de 2012 , no faltan los ejemplos de estas pequeñas catástrofes a lo largo de la historia de este deporte, pero hemos preferido recuperar cuatro anécdotas menos trascendentes y conocidas.

Dufner sigue dándonos alegrías

El hierático Jason Dufner se ha convertido en uno de los personajes más divertidos del mundo del golf. Desde su inolvidable «Dufnering» al cariñoso cachete que le dio a Amanda, su esposa, después de ganar el PGA Championship, pasando por sus curiosos piques con Keegan Bradley, el estadounidense seguramente sea el golfista con más capacidad para generar material de carácter «viral».

Su última aportación en este campo es reciente y data del Franklin Templeton Shootout, en el que hizo lo siguiente cuando se disponía a ejecutar un putt para birdie.

Impagable la reacción de Chad Campbell, incapaz de contenerse, e impresionante la coordinación que demuestra Dufner después del incidente al empalar la bola con el putter para mandarla al lago, sobre todo si tenemos en cuenta su tropiezo previo.

El colapso de Mike Clayton

Es habitual que los jugadores acaben hincados de rodillas en los greens después de haber fallado un putt (recuerden aquella imagen de Adam Scott en el Open Championship de 2012 al fallar su último golpe), pero Mike Clayton fue algo más allá en este vídeo.

El desventurado Clayton, de 54 años, cuenta con siete victorias en el circuito de Australasia y una en Europa, es socio de Geoff Ogilvy en su empresa de diseño de campos de golf y actualmente participa en el European Senior Tour. Según el gurú de las reglas Barry Rhodes, pese a lo aparatoso de la situación y de la vergüenza que tuvo que sentir, Clayton solo tuvo que anotarse un golpe añadido, ya que mueve la bola en juego con el putter. Debió reponerla y seguir jugando, pero no incurrió en otra penalización por tocar la bola con el brazo mientras está tumbado. Según la decisión 1-4/12, cuando una misma acción provoca que una regla se infrinja más de una vez, el jugador solo incurre en una penalización. Aun así, estamos seguros de que el pobre Clayton encajaría encantado un castigo más severo si eso sirviera para que nos olvidáramos de su incidente.

Ni las mejores se libran

Después de que Sergio García venciera a Tiger Woods en la llamada «Batalla de Bighorn» de 2000, los organizadores de este duelo match-play decidieron cambiar el formato al año siguiente para que se librara un duelo entre parejas mixtas en foursomes (golpes alternos) con lo mejor del PGA Tour y del LPGA Tour. Tiger Woods y Annika Sorenstam se enfrentaron a David Duval y Karrie Webb en una partida que los primeros ganaron en el hoyo 19 y que no se caracterizó por su brillantez. Para muestra, un botón: este espeluznante putt para birdie de la entonces número 1 del mundo que acabó un pelín lejos del hoyo.

Daley no tuvo la culpa

Joe Daley, un jornalero del golf estadounidense, estaba disputando la escuela del PGA Tour de 2000 y se encontraba en una posición razonable para optar a la tarjeta. En el hoyo 17 de la cuarta jornada, un par 3 corto de unos 140 metros con el viento en contra, y después de irse al obstáculo de agua, afrontaba un pat de poco más de un metro para doble bogey. Daley leyó la caída, lo tiró por donde quería y…

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Enojado por el inexplicable salto que dio la bola al tocar el fondo de la cazoleta para salir cel hoyo, Daley consultó a un árbitro, que le informó, a su pesar, que tenía que embocar la bola y emplear un golpe más. Huelga decir que Daley no logró la tarjeta aquel año por un solo golpe, aunque años después conseguiría asentarse en el Champions Tour y llegó a ganar el Senior Players Championship de 2012.

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