Han pasado quince años desde un jugador español consiguiera ganar uno de los cuatro grandes. Fue José María Olazábal, en el Masters de 1999. Desde entonces se han sucedido numerosos oportunidades, la mayoría encarnadas en los esfuerzos de Sergio García de llevar su carrera hasta el siguiente nivel. “Demasiado tiempo”, dijo hace doce meses Gonzalo Fernández-Castaño. “Demasiado tiempo”, no hay mejor forma de resumirlo, aunque triunfar en Augusta sea, hasta ahora, una hazaña que solo han conseguido otros seis europeos (Severiano Ballesteros, Bernhard Langer, Sandy Lyle, Nick Faldo, Ian Woosnam y José María Olazábal).
Pero, ¿cómo llegan los españoles al Masters? ¿Cuentan todos ellos con una opción real de vestirse de verde? Cuatro jugadores con un mismo objetivo aunque, siendo realistas, puede que solo uno de ellos haya reunido todos los requisitos necesarios como para plantar cara a las toneladas de talento con las que tendrán que medirse.
El que Sergio está más que preparado para ganar su primer gran torneo es una obviedad. Bastaría una frase para explicar por qué o, más bien, una imagen. He aquí sus resultados en los majors a lo largo de toda su carrera:
Sí, García ha finalizado en un total de dieciocho ocasiones entre los diez primeros en los cuatro majors, más que ningún otro jugador de la historia reciente sin triunfos en los grandes (Lee Westwood suma dieciséis, Colin Montgomerie solo diez). Su mejor resultado en Augusta es un cuarto puesto en 2004, aunque si uno se fija en su rendimiento durante los últimos meses puede acumular optimismo en lo que a sus posibilidades se refiere.
Todo va bien. Desde su juego, con el que ganó en Tailandia a finales de 2013 y en Catar a comienzos de 2014, como su vida personal; algo que en el caso de Sergio parece tener mucha relevancia con sus mejores momentos en el campo. Ha dejado atrás aquellos años en los que su putter le jugó malas pasadas y ha alcanzado una consistencia envidiable, como bien demuestran sus resultados en el PGA Tour durante esta temporada:
¿Qué tiene que cambiar para que el castellonense se vista de verde el domingo? Lo primero es que viva cuatro días de buen golf, algo que es difícil incluso cuando se es el mejor con diferencia. Lo segundo tiene más que ver con el Augusta National, al que se ha referido en ocasiones como “un campo que no me gusta”. ¿Conocen a algún campeón del Masters que haya pronunciado esas palabras? No ha existido todavía. Para triunfar allí hay que adaptarse al recorrido hasta surcar sus entrañas, y si un pensamiento así se cruza por la cabeza en algún momento es probable que Augusta le devuelva el mordisco.
La pasada temporada fue el período en que la carrera de Gonzalo Fernández-Castaño se elevó hasta un escalón superior. No solo aseguró su tarjeta y una nueva vida en América, sino que rindió a un gran nivel en el Masters y finalizó en décima posición en el US Open. Antes de eso solo había cortes fallados o posiciones a mitad de tabla en los grandes. Ese gran despliegue de aptitudes, sin embargo, se ha visto algo mermado en los primeros meses de 2014. Las razones las hemos mencionado aquí con anterioridad, aunque la mayoría tienen que ver con un cambio radical en su día a día. Estos han sido sus resultados en el PGA Tour:
Gonzalo cuenta con opciones en Augusta aunque, viendo su trayectoria, una segunda posición implicaría también un enorme mérito. Su objetivo no es tanto el ganar o el perder, sino seguir creciendo en forma de oportunidades el domingo, hincharse de confianza y dar un zarpazo en algún momento del año. Puede ser en el Masters, por qué no. Él, al fin y al cabo, está enamorado de este campeonato, del recorrido y de las historias que esconde.
Un veterano con la coleta de un adolescente. Miguel Ángel Jiménez se mantiene prácticamente indemne al paso de los años, potenciando sus virtudes e intentando minimizar sus carencias. Si su yo más joven y el actual se reencontraran en un tiempo alternativo posiblemente podrían aspirar a todo, dándole toda esa experiencia, actitud y saber hacer a un chico flexible y potente. Esta es su trayectoria en los grandes a lo largo de su carrera:
El tiempo, sin embargo, es una realidad, y Miguel Ángel ha mostrado un gran estado de forma en el último evento en el que le vimos competir, la EurAsia Cup. Esta temporada, por otra parte, ha tenido buenos y malos momentos desde su triunfo en Hong Kong, como se puede apreciar aquí:
También existen posibilidades, claro, aunque la lógica sugiera lo contrario en ocasiones. Es algo que a él le encanta hacer: destrozar lo que damos por sentado, ampliar nuestras expectativas de un jugador que podría haberse retirado a un bonito lugar en Málaga a descansar y recordar los buenos momentos. El chico de la coleta tiene cincuenta años y esta semana quiere ganar en Augusta.
El peor enemigo de José María Olazábal durante los últimos años ha sido su propio cuerpo. Incluso cuando ganó aquel último Masters para el golf español, hace quince años, tuvo que apretar la mandíbula y pelear una batalla para volver a caminar, coger el palo de nuevo, batir a un tal Norman en el jardín de Jones y Roberts. Su carrera, incluso en sus mejores momentos, podría verse reflejada en sus intentos de pelear para mantenerse en la élite. Estos son sus últimos resultados, aunque ya saben lo que ocurre en ocasiones en Augusta.
En caso de victoria, evidentemente, pegarían un gran salto en el Ranking Mundial. Sergio podría ascender hasta el número dos, Jiménez hasta el catorce, Gonzalo hasta el quince y Olazábal hasta el cuarenta y dos. Pero qué más da: ganarían un Masters.
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