Rafa Cabrera-Bello ha vuelto a firmar una espectacular remontada en el Volvo World Match Play Chammpionship para ganar su partido de cuartos de final ante Álvaro Quirós, echando mano de los mismos argumentos que en la jornada matinal le habían permitido desembarazarse del rocoso sueco Robert Karlsson.
Sin apenas tiempo para digerir la apretada victoria matinal o tomarse un respiro, el grancanario acusó la premura con la que tuvo que afrontar su segundo partido del día y perdió los dos primeros hoyos, pero consiguió detener la sangría. Sin perderle la cara al partido, Cabrera-Bello aprovechó los errores que Álvaro Quirós empezó a acumular a partir del hoyo 9 para rematar de manera imperial la vuelta con tres birdies en sus últimos cuatro hoyos, una racha similar a la que esta mañana le ha proporcionado la victoria ante Karlsson.
Los ingredientes para el triunfo, los mismos que durante toda la semana: una amalgama equilibrada de pausa y garra, calidad de golpeo, estrategia e ilusión, todo ello aderezado con algún puño al aire en momentos decisivos que deja traslucir el perfil extremadamente competitivo (independientemente de la modalidad de juego) del golfista español. Sin duda, José María Olazábal habrá tomado buena nota del rendimiento del grancanario, que gracias a su actuación en Finca Cortesín ha vuelto a conseguir el pasaporte para el US Open y gana enteros de cara a la Ryder Cup.
“Ha sido un día duro de lucha y estoy muy satisfecho porque con Karlsson iba 2 abajo en cinco hoyos y con Álvaro 3 abajo en siete. Creo que con 1 ó 2 abajo todavía estás dentro del partido. Lo comprobé en el Accenture, —iba 3 arriba con tres por jugar y perdí— y ahora lo he experimentado en positivo”.
“Me gusta muchísimo competir. Me he ido repitiendo a lo largo de la vuelta, ‘qué bien estar aquí’ y eso me ha ayudado a concentrarme. Mi objetivo esta semana era meterme en el US Open y eso está conseguido, así que no tengo nada que perder”, insistía un ilusionado Cabrera-Bello.
La otra cara de la moneda en este duelo entre amigos fue Álvaro Quirós, que comenzó sólido (aunque sin florituras) en un día de fuertes rachas de viento, pero encajó mal un par de errores en los greenes en los hoyos 10 y 12, auténtico punto de inflexión del partido. El de Guadiaro abrió la puerta con cuatro bogeys consecutivos entre los hoyos 9 y 13, y luego se topó con la mejor versión de Cabrera-Bello en el tramo final.
En el otro cruce con protagonista español, un Sergio García cariacontecido terminaba cediendo en el primer hoyo de desempate ante el norirlandés Graeme McDowell, que pocos minutos antes había dejado abierta la puerta de manera atípica con un postrero bogey en el hoyo 18. Antes, los dos jugadores Ryder habían intercambiado más errores que aciertos en un enfrentamiento deslucido y alejado del potencial de estos golfistas, caracterizados por su espíritu indomable en la Ryder.
Para Sergio era la crónica de una muerte anunciada y la culminación de algo que venía indicando desde días atrás: no ha jugado bien en toda la semana y, en sus propias palabras, la derrota era cuestión de tiempo. Pese al barniz fatalista de sus palabras, el público congregado en Finca Cortesín confiaba en que se produjera la reacción del castellonense, pero el lenguaje corporal del golfista de Borriol, un elemento crítico en las partidas de póquer que son los enfrentamientos match-play, no presagiaba nada bueno.
Y a estas alturas de su carrera Sergio García no tiene nada que demostrar acerca de su fiabilidad en match-play o su calidad como golfista (es de largo el mejor jugador español en la actualidad), pero su actuación esta semana, no tanto en resultados sino en cuanto a juego y, sobre todo, actitud, no es la mejor carta de presentación para un jugador que tiene la Ryder como objetivo prioritario.
“En algún momento tenía que pasar. McDowell me ha dado la posibilidad de meterme en el play off, pero desafortunadamente la he desaprovechado. No me he sentido cómodo en todo el torneo. Llegar a cuartos de final es un resultado muy bueno teniendo en cuenta que el juego ha sido malísimo”.
“La semana pasada jugué mal y esta semana he jugado igual de mal. Solo hay que ver la calidad de los golpes y el control de la trayectoria. En algún momento me tenía que pillar”, finalizaba el castellonense.
Los otros dos cruces de cuartos de final se han resuelto con notable claridad y los vencedores se cruzarán entre sí en un duelo de pesos pesados. Paul Lawrie, con 500 torneos recién cumplidos en el European Tour, sigue con su gran racha de resultados y ha apisonado al sudafricano por 6&5 (Lawrie iba -4 en el día en los 13 hoyos que ha disputado), mientras que Nicolas Colsaerts se ha desembarazado del correoso Brandt Snedeker por 4&3 después de un comienzo espectacular (cuatro birdies y un bogey en los seis primeros hoyos), un tramo intermedio dubitativo y un final sólido, facilitado por los errores del estadounidense.
Aun así, la contundencia no es garantía de éxito y como hemos podido ver en jornadas anteriores quien más se ha hecho notar, ha ido cayendo (como ha sucedido con Ian Poulter, Justin Rose o Brandt Snedeker, deslumbrantes en sus primeros cruces y caídos todos el sábado).
Graeme McDowell gana a Sergio García en el hoyo 19
Rafael Cabrera-Bello gana a Álvaro Quirós por 3&1
Paul Lawrie gana a Retief Goosen por 6&5
Nicolas Colsaerts gana a Brandt Snedeker por 4&3
Rafael Cabrera-Bello contra Graeme McDowell
Paul Lawrie contra Ncolas Colsaerts
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