Al estadounidense Anthony Kim le cayó la etiqueta de “next big thing” después de su espectacular rendimiento al poco de pasarse a profesional, de su comportamiento en la Ryder Cup de 2008 (con demolición incluida de Sergio García en el partido de individuales) y de su capacidad para obtener resultados con su juego agresivo.
Pero llegaron los altibajos, los excesos nocturnos, las lesiones y la inseguridad del que se siente privilegiado pero es incapaz de recuperar un sitio que consideraba seguro entre la élite. Después del toque de atención que dio en el Open Championship, quinto en un terreno a priori poco propicio, el Greenbrier Classic le está sirviendo a Kim de bálsamo y trampolín para el resto de la temporada.
En un Old White TPC que parecía blindado a los resultados escandalosos del año pasado (recordamos el 59 de Appleby en la última vuelta y el 60 de Holmes), Kim logró un 62 que rozó la perfección, con 17 greenes cogidos y 27 putts y está un paso más cerca de una victoria que le metería en el Bridgestone Invitational y el PGA Championship.
Para ello tendrá que vencer la resistencia del guadianesco rookie Scott Stallings, que alterna 12 cortes fallados con 6 top 25 (y un tercer puesto en el Travelers), al que saca un golpe y de los también estadounidenses Gary Woodland y Webb Simpson, colíder ayer y algo parado en la jornada del movimiento.
Sergio García tuvo otra vuelta movida, con cinco birdies y cuatro bogeys, perfecto desde el tee y algo menos acertado en sus tiros a green. Su -1 del día (par en el acumulado) le sitúa en la quincuagésimo segunda plaza, con opciones de ganar terreno en una clasificación muy comprimida tras las tres primeras vueltas.
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