En ocasiones vemos cómo una joven promesa pasa verdaderos apuros cuando comienza su vida en un circuito profesional. Solemos recordar a Tiger Woods, ganando desde el primer día que pisó el Circuito Americano y tendemos a imaginar que todos los grandes jugadores se comportarán igual, que si existe talento las cosas irán sobre ruedas. Una realidad más amplia nos dice que no es así. Azahara Muñoz ganaba por primera vez este año en el LPGA Tour después de llevar una trayectoria como amateur impoluta, y no sin una gran dosis de esfuerzo y constancia. El caso de Pablo Larrazábal es muy similar.
Es evidente que no es el jugador que más calles coge, ni el que más putts tira para birdie. Pablo sale al campo con el único objetivo de hacer pocos golpes y poco parece preocuparse por el camino que su bola sigue hasta el hoyo. Él ha recalcado en varias ocasiones a los mejores “luchadores” del circuito, como Simon Dyson o Ian Poulter, dejando entrever que no está interesado en convertirse en el paradigma de la regularidad o en una máquina que repite el mismo movimiento una y otra vez. Eso sí, cuando tiene por delante un putt de tres metros cuesta abajo para salvar el par o una oportunidad de birdie lejana, Larrazábal sólo tiene un pensamiento en la cabeza: “Métela”.
Con la primera jornada del Lyoness Open powered by Greenfinity suspendida, el español lidera la clasificación tras finalizar su vuelta con 64 impactos, ocho bajo el par, y visto su juego durante las últimas semanas todo parece una consecuencia lógica. No es habitual escuchar a un jugador hablar sobre cómo un día tendrá la oportunidad de ganar el Open Championship pero Pablo, impetuoso y radical como pocos, lo comentaba tras finalizar su última vuelta con una naturalidad insultante. Y cuando alguien marca un objetivo tan ambicioso en voz alta es porque de verdad cree en ello. Una vez pasada la aventura en Royal Lytham (finalizó cuadragésimo quinto) aterrizó en el Diamond Country Club y firmó el récord del campo, que no será efectivo dado que una fuerte lluvia permitió colocar la bola en calle.
“He pegado a la bola muy bien y he tenido muchas oportunidades. He conseguido unas cuantas y estoy contento de finalmente meter algunos putts”, comentó el español en el día de hoy. “He estado jugando durante un tiempo así pero los putts no entraban”. Y si por quedaba alguna duda de que, a pesar de no haber conseguido este año la victoria, Larrazábal está llevando a cabo una temporada impoluta, el español declaró: “Estoy jugando el mejor juego largo de mi carrera, a veces los putts entran y otras no”.
He aquí la trayectoria de un jugador que, sin duda alguna, contaba con un gran talento, pero que sin el día a día en un circuito profesional no hubiera estallado como parece estar a punto de suceder. Y eso que ya cuenta con dos victorias de fuste en su palmarés…
Ni siquiera ha terminado la primera jornada de este Lyoness Open pero ya sabemos que Pablo está en el camino correcto, sumando prueba a prueba, y si un triunfo no llega esta temporada llegará la siguiente. En esta situación, en la que el jugador mejora cada semana, las probabilidades se convierten en una cuestión de tiempo. La manzana tiene que caer del árbol.
La competencia, sin embargo, no dará su brazo a torcer. Otro jugador con un talento descomunal ocupa la segunda plaza tras haber disputado solo catorce hoyos. Thorbjorn Olesen ganó el Open de Sicilia hace unos meses bajo un viento feroz, y tan solo unos días atrás jugó la tercera jornada del Open Championship junto a Tiger Woods y salió de cada dificultad que le planteó Royal Lytham con una brillantez insólita. Golpes desde el bunker impracticables solventados con cotidianidad o momentos de verdadera tensión, con un major en juego, resueltos con contundencia. El joven danés sigue el camino de los pocos jugadores que ganan majors o disputan Ryder Cups. No se trata tanto de hacer pocos golpes en una vuelta, sino de responder cuando la situación se vuelve tremendamente exigente. Con cuatro hoyos por jugar, se encuentra a un solo golpe del español.
En el mismo hoyo y con un golpe más se encuentra el incombustible Thomas Levet, mientras que el holandés Wil Besseling marcó el mismo resultado con tan solo trece hoyos jugados. Agustín Domingo refrendó las buenas sensaciones de las últimas semanas y finalizó con tres bajo par en el hoyo 10. Por su parte, Carl Suneson se encontraba con uno bajo en el hoyo 8. Eduardo de la Riva e Ignacio Garrido finalizaron con 73 impactos y Jorge Campillo, Jose Manuel Lara y Raúl Quirós firmaron tarjetas de 76, 78 y 80 golpes, respectivamente.
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