Todavía estamos a mitad de temporada pero el plantel de jugadores que disputarán el Wells Fargo Championship bien parece una batalla anticipada por la FedEx Cup. Johnson Wagner y Kyle Stanley conseguían un primer y un segundo puesto en semanas consecutivas; Bill Haas superaba a Phil Mickelson y Keegan Bradley en el playoff del Northern Trust Open; Rory McIlroy alcanzaba el número uno del ranking mundial tras finalizar primero en el Honda Classic y Hunter Mahan conseguía ganar dos veces en apenas un mes de competición … Incluso Tiger Woods terminó con una racha de 30 meses sin conseguir una victoria en el PGA Tour.
Todos ellos jugarán esta semana en el Quail Hollow Club, un campo que albergará el PGA Championship en el año 2017, y precederá una serie de torneos que distinguirán a los grandes ganadores de la temporada; comenzando por el The Players Championship y pasando por el U.S. Open.
Precisamente la planificación de la temporada ha sido una de las mayores preocupaciones de Rory McIlroy a lo largo del año. El norirlandés ha jugado sólo un torneo en las últimas siete semanas, intentando encontrar el equilibrio entre su vida personal y profesional. “No quiero estar quemado cuando cumpla treinta años”, declaraba el joven de veintitrés. “Para mí hay más cosas en la vida aparte del golf”. En toda esa estabilidad emocional, reconoció que ser número uno del mundo es un objetivo para el final de este año, aunque calificara el ranking mundial de “volátil”.
Hace un par de años Rory consiguió pasar el corte en este torneo, firmar 66 golpes el sábado y batir el récord del campo el domingo con un 62 para llevarse su primera victoria en el PGA Tour, con cuatro golpes de ventaja sobre Phil Mickelson. El zurdo estadounidense llega a Charlotte con una victoria esta temporada en Pebble Beach pero podrían haber sido dos o tres, incluyendo un Masters. Su putter le ha dado esta temporada más oportunidades que nunca de ganar y, si mantiene el nivel de las últimas semanas, podemos estar ante su mejor año como profesional. En su caso, se trata de palabras mayores.
En su primera aparición desde el Masters, Tiger Woods sale a la palestra para, una vez más, intentar volver por sus fueros. Es evidente que no estamos ante la mejor versión del americano, que hizo una leve aparición para ganar el Arnold Palmer Invitational pero volvió a sucumbir en el Augusta National; donde más falta le hacía jugar bien. Ha estado trabajando esta semana con Sean Foley para competir en buenas condiciones, tan sólo unos días después de que Butch Harmon calificara su swing como “demasiado robótico”. Eso sí, al reducir el golf a números y porcentajes nos encontramos con un dato revelador: es el jugador que menos golpes promedia por vuelta. Después de la decepción que supuso su duelo contra McIlroy en Augusta, en lo que prometía ser la primera gran batalla entre titanes, ambos coinciden en condiciones más amables para sacar lo mejor de su golf.
Mientras que el sábado se homenajeará a Jack Nicklaus, Gary Player, Arnold Palmer y Lee Trevino en el Champions Tour en Houston; Woods, Mickelson y McIlroy compiten en el Wells Fargo Championship como sus sucesores naturales en la historia del golf. A una semana del The Players Championship y a poco más de un mes para el U.S. Open.
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