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Un match play contra Seve

Enrique Soto | 08 de octubre de 2013

“Les miro a los ojos, les doy la mano, una palmadita en la espalda y les deseo suerte, pero por dentro estoy pensando: ‘Voy a enterrarte’”. Severiano Ballesteros participó en cinco victorias europeas en la Ryder Cup, tanto como jugador como capitán. Además, consiguió el triunfo en cuatro campeonatos del mundo de match play en cinco años, batiendo a hombres como Bernhard Langer, Sandy Lyle o Ben Crenshaw. No vamos a descubrir nada nuevo: era una bestia cuando tenía a su rival enfrente.

Una vez terminado el Seve Trophy, Golfing World ha rescatado unas entrevistas que hicieron a algunas de sus víctimas. Podéis verlas en este vídeo que os adjuntamos.

Sandy Lyle: “Íbamos jugando tan rápido que tuvimos que parar, ya que las cámaras no podían seguirnos. Estuve por debajo la mayor parte del día y luego conseguí remontar hasta forzar un playoff. Metió un putt increíble para birdie. Tuvo problemas desde el tee, lo que se podía esperar de él. Yo estaba en mitad de la calle y él hizo birdie tras fallar por la izquierda y yo fallé mi putt de 5 metros y perdí el título.”

Bernhard Langer: “Siempre pensé que podía jugar bien en Wentworth. Gané un par de PGA Championships allí y también lo hice bien en otros torneos, como el de match play, aunque me topé con uno de los mejores jugadores de match-play de la historia. Fue Seve y me venció en dos ocasiones. Nunca se rendía. Yo tampoco, pero Seve tenía un gran juego corto, se iba a los árboles, se metía en problemas y pensaba que le podía ganar el hoyo, pero sacaba un gran chip o metía un putt de 10 metros, o un gran golpe y volvía a estar ahí y te hacía perder el hoyo. Una y otra vez. Era muy difícil de batir”.

Ben Crenshaw: “Jugamos un partido que acabó ganándome por un hoyo. Fue un gran partido durante todo el día y pegó uno de los mejores golpes que he visto en mi vida en el hoyo 12, par 5. Le sacudió duro desde el tee para intentar llegar a green de dos golpes y se fue a la izquierda, a los árboles. Fui a ver qué intentaba hacer. Su bola estaba pegada a un árbol, injugable. De repente cogió un palo y empezó a hacer swings así. Mi caddie Bobby Milland, de Glasgow, dijo: “A lo mejor la intenta sacar a calle”. Sus swings de práctica iban siendo cada vez más amplios. Cogió el palo, empaló la bola y la puso en calle. El público que tenía al lado y yo nos quedamos boquiabiertos. No podíamos creérnoslo. Me ganó. Verlo jugar tan de cerca durante 36 hoyos fue estupendo. Lo admiraba tremendamente. Era una maravilla verlo jugar”.

Su quinta victoria en el World Match Play Championship llegó en 1991. Nadie ha ganado este campeonato seis veces. Para agrandar su leyenda, están sus registros en la Ryder Cup: jugó 37 partidos y ganó en 20 ocasiones, sumando un total de 22,5 puntos. Junto a Olazábal, con quien formó la pareja mejor compenetrada de la historia de este torneo, jugó 15 partidos, ganando 11, empatando 2 y perdiendo otros 2. El último de ellos fue en 1993, en The Belfry, batiendo a Davis Love III y Tom Kite por 2&1.

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