No será la historia más mediática de la temporada ni algo que se recordará durante años, pero lo que aconteció en la primera fase de la última escuela de clasificación para el PGA Tour resume a la perfección qué diferencia al golf de otros muchos deportes. Blayne Barber, un jugador estadounidense de 22 años, había avanzado sin problemas a la segunda fase de la escuela tras superar por cinco golpes el mínimo requerido, pero tenía una secuencia de imágenes repitiéndose en su cabeza.
Durante su segunda vuelta en el Pine Mountain Golf Course, en el hoyo 13, le pareció tocar una hoja en su backswing dentro de uno de los bunkers. Su caddie y hermano, Shayne Barber, estaba convencido de que no se había movido pero aún así insistió y, después de avisar a sus compañeros de partido, se aplicó una penalidad de un golpe. Aquella misma tarde posterior al incidente, habló con uno de sus compañeros de universidad, que le comentó que la penalidad no era de un solo impacto, sino de dos (Regla 13-4c). «Ahí fue cuando empecé a sentirme confuso», reconoció Blayne. «Mi caddie estaba mirando y no vio la hoja moverse. Creí que podía haber exagerado todo al pensar que sí lo hice».
Barber completó las dos rondas restantes con ese pensamiento muy presente. «Continúe pensando en ello y no me sentía nada tranquilo», comentó. «Sabía que necesitaba hacer lo correcto. Sabía que iba a ser descalificado». Seis días después de que la prueba finalizara, llamó al PGA Tour para informar de que su tarjeta era errónea y su decisión permitió que otros seis jugadores (Jamie Arnold, Corbin Mills, Jonathan Moore, Chesson Hadley, Robert-Jan Derksen y Maarten Lafeber), que estaban empatados en decimonoveno lugar subieran al decimoctavo, clasificándose para la siguiente fase. «Ahora me siento muy tranquilo al respecto. Hacer lo correcto y lo que creo que está bien es más importante que el éxito a corto plazo».
Su decisión tiene aún más mérito si tenemos en cuenta que competía en la última escuela de clasificación para el PGA Tour que se celebrará, dado que a partir del próximo año tendrá que pasar primero por el Web.com Tour si quiere llegar a la élite. «En última instancia se reduce a que no supe que no eran dos golpes de penalidad», reflexionó sobre el incidente. Pero más allá de eso es imposible no pensar, en primer lugar, si de verdad aquella hoja interfirió en el resultado de su golpe, se moviera o no, así como de la honradez que mostró al reconocer su error sabiéndose clasificado para la siguiente fase. Algo tan ligero como una hoja se mueve y cambia el transcurso de la carrera de un joven prometedor. Un deporte para locos.
2 comentarios a “Un deporte para locos”
Juego al golf y he de reconocer que casos como el de Blaine Barber me conmueven, precisamente porque no suele ser lo habitual. En el mundillo del golf se da por supuesta la caballerosidad y el honor de los jugadores hasta el punto de que la palabra de Montgomeri fué capaz de anular la evidencia de unas imágenes.¿Recuerdan?
Se salió con la suya porque Bernard Langer es un cacho pan.El mundo del golf sigue siendo bastante pijo precisamente porque abundan quienes comportándose en la vida como auténticos trepas y tramposos, cuando llegan al campo, se revisten de ese aura de limpieza que apareja este juego. Personalmente, nunca he logrado averiguar el por qué. Resumiendo: la gente se comporta en los campos de golf igual a como se comporta en la vida diaria.El mundo del golf, como todos los mundos está lleno de mentiras, en el mejor de los casos, mentiras piadosas. Ójala este chico no se pervierta entre los profesionales y siga dando ejemplo de honestidad. Por cierto, la honestidad, virtud actualmente en peligro de extinción, es lo único que combate la avaricia, tan repugnante élla.
Por cierto, también veo Saber y Ganar, y quiero agradecer a Oscar Díaz, el tipo de gestos que ha tenido con los demás concursantes en la «preguntas calientes». No se ha afanado tanto en acumular dinero a ultranza como en administrar esa elegancia que le confiere el apostar poco en una pregunta de la cual sabe la respuesta por no dejar con el marcador pelón al contrincante. Así se es elegante, sabiendo renunciar a unos cientos de euros, para que otros no se queden sin nada.No dudo que jugando al golf también será así.
Enhorabuena por tus 100 programas. Te lo mereces.Te echaremos de menos.
Muchísimas gracias por tus comentarios y por los parabienes que me dedicas, Chicho, y por pasar a formar parte de la familia de Crónica Golf.
Un abrazo muy fuerte
Óscar Díaz
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