En un viaje relámpago desde Suiza, Tiger Woods se plantó este sábado en Hoylake para jugar 12 hoyos junto a Patrick Reed en el Royal Liverpool Golf Club, el campo que acogerá la semana que viene el Open Championship. Tiger, que se llevó el triunfo la última vez que se jugó el Open en este recorrido en 2006, tiene en mente ampliar su vitrina expositora de majors y, sobre todo, estrenarse este año por todo lo alto con el primer grande en el que participa.
El californiano se perdió el Masters y el US Open debido a los problemas de espalda que le obligaron a pasar por el quirófano, y no fue hasta hace un par de semanas, en el Quicken Loans, cuando Woods volvió a ponerse en un tee de salida para competir por un torneo. A pesar de no pasar el corte, se planteó la siguiente semana como de descanso activo hasta que decidió hacer una primera prueba de contacto con el que será uno de los principales objetivos de Woods esta temporada. Después del test y según él mismo, Tiger se encuentra en un estado óptimo.
«Mi velocidad ha vuelto y ahora puedo hacer lo que quiera. Estoy en ese punto», apuntaba un confiado Woods que explicaba las razones de su recuperación. «Antes de la operación no podía hacer nada pero fuimos muy cuidadosos durante la recuperación y trabajamos muy duro los abdominales y los glúteos, de tal manera que cuando terminé la rehabilitación era capaz de volver a ser rápido.»
Woods sabe que todas las miradas están puestas en él después de su larga ausencia y su decepcionante reaparición en el Quicken Loans, aunque aceptaba con naturalidad que en ese momento «el Congressional (campo donde se jugó el torneo) me quedaba grande«. Sin embargo, en una semana se plantará en un campo que conoce bien.
En el 2006, Tiger se llevó el triunfo usando el driver una sola vez y basando su juego en salir desde el tee con hierro 2 o madera 3 para evitar los numerosos bunkers a la caída del drive, y una vez allí, jugar hierros largos en los segundos golpes. La cuestión es que el campo no estará preparado de la misma manera que hace ocho años y, por supuesto, Woods no es el mismo. A pesar de ello, el estadounidense se encontraba pleno de confianza al acabar su vuelta de práctica.
«Estoy empezando a pegar bien a la bola de nuevo. A partir de ahora y según avancen las semanas voy a estar cada vez mejor, mas fuerte y más veloz«, sentenció Tiger. En este punto de su carrera no sabemos si son declaraciones estratégicas, bravuconeria, apoyo a su departamento de marketing o si simplemente es verdad que el tigre ha vuelto y tiene hambre.
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