Domingo de película el que vivimos ayer durante la última jornada del Memorial Tournament. A falta de 18 hoyos para la conclusión y desenlace del torneo, éste se presentaba con los elementos necesarios para crear un taquillazo. El escenario, como en todas las superproducciones de Hollywood era idóneo para ello, con un campo como el de Muirfield Village preparado con unas posiciones de bandera que iban a permitir el movimiento en la clasificación. Los papeles, perfectamente repartidos entre los principales actores. Como protagonista, Tiger Woods a pesar de que partía a cuatro golpes del líder. En el papel del malo, por la fama que le acompaña, Rory Sabbatini; a un golpe. Spencer Levin, líder, había sido elegido para desempeñar el papel del chico que en un golpe de suerte o del destino da el salto desde el anonimato hasta convertirse en héroe. Y Rickie Fowler, el chico de moda, encabezando un plantel de secundarios de lujo.
Solo escapaba de la mano de los guionistas la posibilidad de cerrar un final bonito, apretado y sobre todo, abierto hasta el final. Y así fue. Como en una buena película de suspense, la tensión fue creciendo a medida que los protagonistas avanzaban hasta el hoyo 18 de Muirfield donde esperaba Jack Nicklaus para honrar al ganador. Durante los siete primeros hoyos Tiger fue reclamando la atención de las cámaras con cuatro birdies que le acercaban al líder, un Levin que iba compensando con el putt los errores cometidos desde el tee de salida. Al mismo tiempo, Fowler iba apartándose en la sombra con un comienzo aciago que le descartó desde el principio para la lucha por el título y Sabbatini aguantaba el tirón.
En dos hoyos, el 8 y el 10, Tiger perdía de un plumazo la renta cogida en su fulgurante comienzo. Con dos bogeys llegaba a ponerse a tres golpes de Levin, que iba salvando pares desde 2-3 metros de manera mecánica hasta que fue incapaz de hacerlo en el 10 donde llegaba su primer fallo. La carga de Sabbatini se iba haciendo cada vez más peligrosa y en el 12 se materializó un cambio en la clasificación que parecía cuestión de tiempo, con el sudafricano pegando un soberbio golpe a la difícil bandera del hoyo 12, par 3, en la que su compañero de partido Levin cometió un nuevo bogey. Mientras tanto los secundarios iban reclamando protagonismo en nombres como Daniel Summerhays o Andrés Romero, que con un 67 final apoyado en dos birdies y un eagle en los últimos siete hoyos ponía el resultado de -7 como la referencia en casa club.
Tiger llegaba a este resultado con un birdie en el hoyo 15 tras hacer dos putts habiendo alcanzado el green de dos golpes, la estrategia con la que más renta sacó en los pares 5 de Muirfield Village. Se ponía a un golpe de Sabbatini mientras se dirigía al tee del par 3 del 16, donde un hierro 8 acabó mandando su bola larga de green dejándose un complicado approach debido a un complicado lie de la bola, hundida en un duro rough. Un par hubiera sido bueno pero el guión llegó a su clímax cuando el globo de Tiger acabó entrando en un genial birdie que le ponía colíder a falta de dos hoyos. Sus gritos de celebración formarán parte de la banda sonora del fin de semana del Memorial. Y tal vez de las pesadillas de Sabbatini, que desde el Green del 15 escuchó un rugido del público que sólo podía significar una cosa. Como título para tal archivo sonoro, nada mejor que la descripción de Nicklaus. “El golpe más increíble y más valiente que he visto nunca”.
El anfitrión explicaba la dificultad del golpe que sirvió postreramente a Tiger para igualar su registro de 73 victorias en el PGA Tour. “Si se quedaba corto, se iba a dejar un putt complicado. Si se pasaba, probablemente hubiera perdido el torneo. Bota la bola justo donde lo tenía que hacer. Lo de que entrase ya es un extra, pero… ¡vaya golpe!”. Minutos después Sabbatini no conseguía salvar el par desde bunker y cedía el liderato en solitario en favor de un Tiger que llegaba a Murfield a principios de la semana con problemas de alergia y en medio de su peor racha como profesional, con un corte fallado y sendos cuadragésimos puestos desde su victoria en casa de otro de los grandes en el Arnold Palmer Invitational.
En el 18, más de 20.000 personas aplaudían a Tiger a medida que se acercaba a un green en el que esperaba impaciente su bola en una magnífica opción de birdie que acabó materializándose a la manera Nicklaus, con la bola entrando mientras el exnúmero 1 del mundo levantaba el palo poco a poco con su mano izquierda. Con Sabbatini en el bunker del 17, la película llegaba a su fin y la escena principal se trasladaba al 18 donde el Oso Dorado felicitaba a un Tiger que acababa de igualar su registro de victorias. Nicklaus tenía 46 años cuando logró su último título, el Masters de Augusta de 1986. Tiger tiene 36. “Son buenos números desde que me hice profesional. Haberlo logrado a los 36 años no está mal. Estoy muy orgulloso de lo que he logrado y siento que todavía me quedan bastantes años buenos”. El reto, además de las 82 victorias de Sam Snead, será principalmente el de los 18 majors de Nicklaus, cuatro más que Tiger.
En los créditos de la película, algunos datos. Tiger se pone cuarto en el ranking mundial, primer estadounidense, y tercero en la FedEx Cup. Consigue su quinta victoria en el Memorial siendo la decimotercera vez que consigue más de una victoria en la temporada. La historia de Tiger no queda aquí. En once días, comienza la segunda parte de la película en Olympic Club, sede del US Open.
Continuará…
1 comentario a “Tiger consigue su 73ª victoria en un domingo de película”
Me ha encantado tu resumen Carlos!!!, felicidades también por tu retransmisión en directo ha sido super ameno!! gracias y espero que te mejores!!!! y que grande Tiger!!!!
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