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Zona Pro

Teletipo desde Kiawah Island (IV)

Carlos Palomo | 13 de agosto de 2012

• La cuarta jornada del PGA Championship empezaba movida con el ruling aplicado al sueco Carl Pettersson en su primer hoyo. Tras mandar su bola a una zona seca dentro de un obstáculo de agua y salvar el par, una revisión del vídeo de los oficiales de reglas de la PGA cambió la situación. En el tee del cuatro le informaron que su 4 era un 6 por los dos golpes de penalidad que debía aplicarse por mover un impedimento suelto (una minúscula hoja seca). El sueco, como no podía ser de otra manera, admitía que la aplicación de los dos golpes de penalidad era justa según las reglas pero eso no quitaba que estuviera bastante disgustado. «Tenemos un montón de reglas estúpidas en golf». Alto y claro.

• Reacciones en twitter a esta decisión de reglas hubo muchas. El ganador del US Open, Webb Simpson se mostraba igualmente indignado con el excesivo castigo de una acción de la que obviamente Pettersson no sacó ninguna ventaja. «¡¡¡¡Otra regla que no tienen ningún sentido!!!! ¿¡!¿Dos golpes!?!?, ¿¿¿estáis bromeando???

• Los periodistas que cubrieron este PGA Championship recordarán este torneo no sólo por la victoria de Rory McIlroy o este ruling de Pettersson sino por los atascos de la zona y lo complicado de acceder al campo. Desde Golf Digest se manifestaban sobre este tema. Dan Jenkins resumía así el torneo: «17 horas en los buses y 34 horas en el campo». John Huggan, colaborador de la revista, iba más allá. «A ver si lo entiendo… ¿entonces estamos dejando que los payasos que han estado detrás del plan de tráfico de esta semana hagan rulings?»

• Para acabar esta surrealista historia con Carl Pettersson, comentaremos que el nombre del oficial de reglas que vio la penalidad de Pettersson e informó a éste de la infracción se llama Brian Davis. Sí, igual que el jugador que se autopenalizó en el playoff del Verizon Heritage por una situación muy similar a la ocurrida con Pettersson.

• Sorprendió a muchos ver a Tiger ya ataviado con su uniforme de cuarta jornada, de rojo y negro, en los hoyos que se jugaron el domingo pertenecientes a la tercera jornada. Tanto como el look de Rory McIlroy durante su exhibición de por la tarde, del mismo color. Sin embargo, si hubieran sido emparejados en los últimos 18 hoyos, no hubieramos visto el espectacular mano a mano entre ambos con el mismo uniforme. El campeón se mostraba cauto: «Si hubiese jugado con él, no me lo hubiera puesto. Y todos sabéis a quién me refiero con ‘él’ «.

• Las felicitaciones llegaron desde todas partes a McIlroy. Gary Player: «¡Wow! El ganador más joven de un PGA. Ha acabado con todos. Un golf fenomenal, enhorabuena«. Hunter Mahan no dejaba que su nacionalidad influyera en su opinión sobre quién es la referencia ahora mismo en el mundo del golf: «Enhorabuena, Rory. No has dejado ninguna duda de quién es el mejor». Valientes palabras cuando se está jugando una plaza a dedo en el equipo americano de la Ryder Cup.

• Ian Poulter también felicitaba a su amigo al que intentó coger con su impresionante comienzo en la cuarta jornada. El inglés da por hecho que estará en el equipo europeo de la Ryder Cup a pesar de que quedan dos semanas y dos torneos, Wyndham y Jhonny Walker, antes de que Chema Olazábal dé la lista definitiva. Desde ya, promete guerra a través de internet en un mensaje que dejaba a Justin Rose: «Gran juego esta semana, JR. Vamos a hacerles pedazos ahora en la Ryder, compañero». El espíritu de Kiawah…

• Tras intentar hacer todo lo posible por ponerle las cosas difíciles a Rory, Poulter se iba contento de Kiawah. Por su ascenso en el equipo de la Ryder y por lo que le esperaba en casa. Horas después de acabar publicaba en su twitter: «Llegando a casa justo ahora para ver a la familia y a mi nuevo cachorro Enzo. Muy nervioso».

• Inalcanzable es la palabra que mejor define la gesta de McIlroy durante la tarde del domingo. Entre el final de la tercera jornada y la cuarta, las preguntas de los periodistas iban todas encaminadas en la misma dirección a los jugadores que venían desde atrás. Adam Scott afrontaba los últimos 18 hoyos con -3 mientras que el norirlandés estaba con -7. Cuatro golpes. Cuatro. Como los cuatro que perdió en los últimos cuatro hoyos del Open Championship. Bromeaba con el tema advirtiendo que realmente no era tan difícil remontar tal cifra.

• Y una última reflexión para despedirnos de este gran torneo que hemos vivido. ¿Han pensado lo que acaban de revalorizarse todos los guantes firmados por Rory que el norirlandés ha ido dejando aquí y allí a espectadores alcanzados por sus golpes desviados?

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