Mike Belindo es periodista, comunicador, torbellino en las redes sociales y artista multidisciplinar, un quijote que esquiva cualquier clasificación y ha cumplido su sueño de viajar a la Ryder Cup 2012. Desde Medinah y alrededores, Mike nos irá contando día a día los avatares de su viaje y nos tendrá puntualmente informados de todo lo que acontezca en esta semana mágica. Y si una vez leídos sus artículos en Crónica Golf os quedáis con ganas de más, no dejéis de seguir su cuenta de Twitter, @mikebelindo.
Una vez con el culo y mi rubia cabellera puestos en las afueras de Chicago resulta mucho más fácil escribir y dar rienda suelta al tropel de emociones y sensaciones que estoy viviendo cerca de Medinah y que, supongo, son el preludio de una semana llena de intensidad, y que ya os digo que recordaré de por vida. Uno no cruza el charco todos los días, ni tampoco se planta de estas maneras en una Ryder, pero las ocho horas de vuelo sin saber muy bien dónde caería, ni qué tenía que hacer, me han tenido en tensión, y no precisamente de la buena. Ahora ya instalado, habiendo superado la miniaclimatación necesaria en cualquier tipo de cambio de ambiente, jetlag incluido, las cosas ya se ven de otra manera. Creo que lo voy a flipar.
En las ocho horas de vuelo desde Barajas te da tiempo a pensar en muchas cosas, todas ellas en clave de incertidumbre y con demasiadas variables en juego, que acaban confirmándose cuando pones el pie en el O’Hare International y te das cuenta lo pez que andas con ciertas cosas, además de los imponderables lógicos a los que uno ya se va acostumbrando. Salí pitando de Tenerife del Open de España Femenino, con euros en el bolsillo y unas cuantas carencias de planificación más que hubo que ir resolviendo sobre la marcha: dos adaptadores de enchufe para los trastos, quitar la trasferencias de datos de la telefonía para no morir sableado, y empezar a pensar que la búsqueda de wifi va a ser una constante estos días. Los shuttles y transportes al motel en las afueras de Chicago que había reservado tampoco los vi claros, así que opté porque un chino con muy malas pulgas me llevase con su taxi por esas autopistas de ocho carriles hasta donde voy a tener mi cuartel general, a escasas 18 millas de Medinah.
La larga espera, más de dos horas, en uno de los trámites más tensos cada vez que se viaja a EE. UU., como es el paso por el servicio de Aduanas e Inmigración, fue relativamente bien, quizá por compartirla con los que, como yo, han venido a presenciar esta Ryder en territorio hostil: ahí estaba Gonzaga Escauriaza, nuestro presi de la RFEG, el técnico Alejo de Federación Vasca y toda su cuadri de amigos de Chema que han venido a apoyar, o Nuria Pastor, periodista de La Vanguardia bien curtida en estas lides, cuyas palabras ayudaron, y mucho, a que superase el trago de no saber qué va a decir el funcionario yanqui en cuestión.
Una vez con todo en la habitación, con el lógico cansancio de haberte comido las siete horas de cambio horario y toda la tensión que genera el trip, empezaba a ver las cosas de otra manera, casi de película de Tarantino en mi pequeño motel. Esos intermitentes rojos en los coches, ese concepto horizontal y ancho de las calles sin acera en las que viven aquí, ese McDonalds donde me hubiese ido mejor pedir en chicano que en mi inglés y, en definitiva, la percepción de que sí, de que ya estoy aquí, hace que los próximos días me esfuerce en manejar las cosas antes de que ellas me manejen a mí. Todavía queda mucho que resolver (acreditaciones, transfer al campo, programa lúdico festivo de los actos previos y demás), pero ya parecen asuntos que se pueden resolver con más tino.
De momento, y parece lógico, no he visto más ambiente Ryder que un gran letrero en la autopista y un pequeño folleto en el motel, pero me quedo con un dato: miss Lynn, la recepcionista de tarde, además de emocionarse al ver a un spanish journalist, puso a mi disposición toda la operativa que necesito de taxis, transfers e informaciones varias y, sobre todo, me dibujó una enorme sonrisa que hizo que me sintiera como en casa. Ahora ya sólo queda contarlo y disfrutarlo a tope. Haber amanecido con infinidad de menciones y comentarios en la red sobre esta primera llegada a Chicago me ha puesto las pilas y me ha emocionado. Nos lo vamos a pasar en grande, todos, porque esta Ryder es más de ellos, de todos vosotros, que mía. Eso lo tengo claro.
7 comentarios a “Sweet home, Chicago”
Que grande tener un pedacito del Twittour y de nuestros corazones pisando la hierba de Medinah !!!
Belindo, estás como una pajorera cabra, pero te lo has currado y ganado a pulso, por lo que ahora solo te queda corresponder haciendo eso que tan bien se te da: Disfutarlo a tope y contarlo as you know, the Belindo´s way of life es dura, pero como puedes comprobar ahora con los 5 sentidos, también tiene grandes recompensas.
Ah, y felicitar a Crónica Golf por apostar por este poeta del birdie.
1 fuerte abrazo, best regards!
Leyendo estas lineas, recuerdo la vuelta de Mondariz con este personaje y de como me conto el proyecto en el que se queria embarcar. Ahora, ya no es un sueño de un belindo, es una realidad, lo que me hace muy feliz estos dias complicados para mi.
Leer el blog belindero va a hacer que me salga una sonrisa y disfrute pensando en como se lo tiene que star pasando el navarrico!
Enjoy belindo! And goooo Europe!
Disfrútalo a tope y cuéntanos todo aquello que la oficialidad nunca considera interesante
Un abrazo enorme desde Tenerife
Un lujo contar con un gran periodísta como Belindo que nos va a transmitir toda la emoción de la Ryder con su especial estilo.
Estaremos atentos a tus crónicas.
Mucha suerte amigo.
No tengo más que decir dos cosas: gracias a todos (especialmente a Oscar y el equipo de Crónica Golf), a los que habéis comentado el post, y que sois unos exagerados! esto no ha hecho más que empezar… y cómo me gustaría teneros a todos por aquí! besitos!
Menuda aventura en la que te has metido, pero estoy más que seguro de que te lo vas a pasar como un enano, nos vas a transmitir esa otra Ryder que no echan en la tele y nos harás estar allí de alguna manera.
Te seguimos!!!
Un abrazo
Es una verdadera gozada vivir la Ryder de este modo. Ves y escuchas cosas a través de David, que te hacen «oler» lo que allí está pasando. Ánimo y a seguir como hasta ahora, que nos lo estamos pasando «belindamente» 😉
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