Zona Pro
Solo el mejor Rory supera al mejor Sergio en el Open Championship
Óscar Díaz | 20 de julio de 2014
Conjunciones astrales, combinación de fallos ajenos y aciertos propios, desfallecimientos imprevistos, todo eso tenía que suceder para que Sergio García tuviera opciones de ganar su primer major y de alzarse con la anhelada jarra de clarete en el torneo que lleva tan dentro de su corazón. El español tenía claro al final de la tercera jornada que la suerte de este Open Championship no estaba en su mano, que dada la ventaja adquirida por el líder solo una inesperada tregua de Rory McIlroy podría dar alguna oportunidad a sus perseguidores, pero no por ello iba a dejar de intentarlo hasta el último instante. Y lo intentó, y disfrutó intentándolo, y nos hizo disfrutar a todos los que, con el alma en vilo, seguimos el desenlace del torneo.
La hoja de ruta de Rory McIlroy estaba clara y por eso echó mano del driver en el tee del 1 en una auténtica declaración de intenciones, pero el magnífico comienzo del español y un par de tropiezos por su parte le llevaron a adoptar una actitud algo más conservadora. A Sergio García (y a Rickie Fowler) solo les quedaba apretar los dientes y seguir buscando banderas, con el peligro que esto supone en un links disfrazado de parkland benévolo, sin viento y con un sol impropio de sus latitudes.
Después de los primeros sobresaltos, Rory templaba, mientras a la vista del norirlandés Sergio iba desplegando un juego de fantasía y probaba sus nervios con un espectacular eagle en el hoyo 10. A continuación, McIlroy fallaba en el hoyo 13 y la ventaja quedaba reducida a solo dos golpes, pero el español perdía un golpe con el que quizá fuera único mal swing del día en la salida del 15, un par 3 goloso por su corta distancia donde luego no consiguió sacar la bola de búnker por intentar un golpe demasiado fino.
Pese a perder pie, el de Borriol, alentado en todo momento por un público que siempre le ha tratado como a uno de los suyos, seguía empeñado en luchar cuesta arriba y tiraba para eagle en el 16, para birdie en el dificilísimo 17 y para eagle otra vez en el 18, sacando de esos tres hoyos dos birdies como recompensa a su persistencia y buen juego, un botín quizá escaso para sus méritos.
Solo faltaba ver si por detrás McIlroy flaqueaba, pero el norirlandés firmaba un birdie de trámite en el 16, salvaba una situación complicada con un gran approach en el 17 y, pese a ir a un pot bunker en el hoyo final, terminaba con un par rutinario que le permitía hacerse con el título que ha merecido durante toda la semana con el espectacular resultado de -17 en el marcador, dos golpes menos que García y Fowler.
De este modo, Rory McIlroy se hace con su tercer major, asciende al número 2 del mundo y se convierte en el tercer jugador de la historia que gana tres grandes antes de cumplir los 26 años, credenciales que, pese a su juventud, ya lo sitúan entre los mejores jugadores de la historia de este deporte.
En cuanto a Sergio García, y aunque suene a frase barata de libro de autoayuda, cuando uno lo da todo no tiene nada que reprocharse y, como él mismo decía ayer, si te gana alguien porque es mejor no queda más que darle la enhorabuena. El español es consciente del valor que tiene lo que ha hecho esta semana y esta segunda plaza no sabe a hiel como la de 2007. Tiene el delicioso sabor de ese entrante que te deja con ganas de más, que te llena de expectativas, que hace que te relamas pensando en los platos que están por llegar. Sergio García tiene ese regusto de major en su boca y seguro que ya cuenta los días que faltan para la próxima gran cita, el PGA Championship de Valhalla.
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