“Seve Ballesteros sufre un empeoramiento severo del estado neurológico”. Estas nueve palabras conforman un eufemismo de carácter técnico que deja traslucir una terrible realidad, nueve palabras que hielan el alma y que la familia Ballesteros ha transmitido en un escueto comunicado que ha golpeado los corazones de su otra familia, la familia del golf mundial.
A raíz de la publicación del comunicado, un manto de silencio ha ido cayendo por la sede del Open de España 2011 y los gestos de congoja contenida se han ido adueñando de los rostros de los presentes en el Real Club de Golf de El Prat.
José María Olazábal y Miguel Ángel Jiménez no consiguieron articular palabra ante la prensa y se mostraron visiblemente emocionados al finalizar su vuelta. Solo Colin Montgomerie, el último capitán europeo de la Ryder Cup (una competición que debe su salud actual al as español) se refería de manera escueta a la última vez en que compartió unos instantes con el genio de Pedreña a raíz de la grabación de un vídeo para el pasado Royal Trophy en enero.
Como es obvio, el respeto y el silencio se imponen en circunstancias tan difíciles, mientras todos aguardamos expectantes cualquier novedad que se produzca.
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