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Selección de vídeos alejados de la competición

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Enrique Soto | 01 de agosto de 2012

Adivine quién es el jugador de esta foto.

Cuando dos personas como John Daly y David Feherty se juntan para hacer una entrevista puede suceder cualquier cosa. Hace unos días podíamos ver imágenes de ambos realizando una auténtica locura que, por suerte, no salió nada mal. Ni el gran overswing de Daly frenó a Feherty para tumbarse en el suelo con un tee en la boca. La cabeza del driver pasó a escasos centímetros del conocido presentador.

Aunque para malabarismos con una bola de golf no conviene perderse a este joven jugador dando unos cuantos toques a la bola, colocándosela en la nuca y consiguiendo dejarla caer en el punto justo en el que pasa el palo. Muchas horas de prácticas de por medio.

Hace unas semanas, Rory McIlroy aceptó el desafío que le planteó EA Sports: pegar al largero de una porteria de fútbol situada a 150 yardas. El golpe no era nada sencillo, el norirlandés tuvo que mantener la bola muy baja durante una distancia considerable, de ahí que optara por utilizar un hierro largo y medio swing.

Y en cuanto a exhibiciones se refiere, no podía faltar en esta selección un clásico: Tiger Woods. Hace unos años, en el Masters del año 2007, el americano se disponía a pegar la madera 3 desde el tee de salida cuando la sombra de un pájaro pasó muy cerca de donde se encontraba la bola. Impresionante la forma en que desconecta del impacto.

En el ámbito amateur, la imaginación de los aficionados al golf no deja de sorprendernos. Basta ver a este joven pegando una bola que levita en el aire gracias a un secador de pelo, y cómo consigue embocar la bola en un pequeño vaso de agua situado a unos cuantos metros de distancia. Su compañero, situado al fondo de la habitación, debía de tener mucha confianza en su precisión.

Estos pequeños retos no se quedan siempre en la intimidad. En el siguiente vídeo podemos ver un putt al más puro estilo mini golf en la entrada de un hotel en Portugal.

Y para finalizar la exhibición, el más duro y doloroso de los desafíos. Saltar por encima de un buggey requiere una forma física excelente, aunque a veces, los mejores, tampoco lo consiguen del todo.