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Zona Pro

Scott y Furyk, en busca de una nueva oportunidad

Enrique Soto | 09 de agosto de 2013

Oak Hill estaba húmedo por las recientes lluvias que han caído en Rochester durante la semana y que, en contra de lo que pudiera parecer, permitieron jugar la bola desde el rough al minimizar las escapadas. Este simple hecho cambió por completo lo que esperábamos de este recorrido. Los greenes, más blandos y receptivos, hicieron del cálculo de las distancias una mera cuestión de sumar correctamente e incluso los golpes descentrados desde el tee contaban con una oportunidad de quedarse cerca de bandera. La consecuencia fueron rachas de birdies por parte de los mejores del mundo, que veían asombrados cómo el escenario de sus vueltas de prácticas se había domesticado con un poco de agua.

“No había riesgo de que tu bola se pasara”, declaró Tiger Woods, que tras unos primeros nueve hoyos de golf control (menos dos) terminó con 71 impactos (más uno) la primera jornada, con doble bogey al 9 incluido. “Si te ibas de calle podías dejar la bola en el green, por lo que sí, la lluvia ayudó”. No solo desde la hierba alta, sino que también supuso una gran oportunidad para los menos pegadores, aquellos que generan menos spin y sufren cuando se ven incapaces de frenar la bola al lado del hoyo. Fue el caso de Jim Furyk, ganador de un US Open hace diez años en Chicago, todavía en busca de su segunda gran muesca en la historia.

Se esperaba que un resultado cercano al par diera plenas opciones de cara a las tres próximas jornadas, pero el swing extravagante y preciso del norteamericano se abrió paso por los pasillos de Oak Hill con una facilidad insultante, como si este campeonato no se tratara de uno de los cuatro grandes. Hasta seis birdies, entre el 1 y el 18, en su tarjeta, culminados con solo 29 putts. Un acumulado de menos cinco y una referencia en casa club difícilmente superable a lo largo del día. “Tenemos momentos buenos y otros malos”, dijo al finalizar. “Siempre he sido bueno analizando la situación y viendo en qué puedo mejorar. Nunca me siento mal por mí mismo. Cuando me afecta espero un par de días y entonces vuelvo a trabajar duro”.

Furyk se refería a todas las ocasiones desaprovechadas en el pasado, como cuando partió con el liderato del US Open del Olympic Club un domingo de 2012. “Es decepcionante, pero este deporte es capaz de tumbarte”, continuó. “Si jugara 25 eventos al año y ganara solo uno durante toda mi carrera sería increíble”. Pero sabe perfectamente que no debe recordar tanto lo que perdió, sino lo que sí ha conseguido. El ejemplo más cercano lo tiene junto a su nombre, en lo más alto de la clasificación. Adam Scott sucumbió a los nervios y a los peligros de Royal Lytham poco después de que él lo hiciera en San Francisco, pero ha sabido seguir un camino que indudablemente es el adecuado para llegar a los grandes. En Abril ganó en Augusta, derrochando confianza y atrevimiento. Esta semana quiere volver a hacerlo en Nueva York y convertirse en el primer jugador desde Padraig Harrington en ganar dos en la misma temporada (2008).

El australiano volvió a mostrar su mejor cara ante los mejores. Después de un par de hoyos algo dubitativos, comenzó a pegar esas largas salidas a mitad de calle que le dejan con hierros cortos en las manos, haciendo el swing fuerte y libre de miedos. Entre el hoyo 4 y el 8 consiguió cinco birdies seguidos. “La mejor racha que he tenido”, declaró. “Sentí cómo podía moverme libre, pegando los golpes que quería dar. Cuando consigues algo así en un grande no hay que tener miedo y dejarse llevar. Hice eso en Lytham y aquí lo he conseguido durante diez u once hoyos”.

Solo la lluvia fue capaz de cortar esa maravillosa sucesión de hoyos perfectamente jugados. Un parón de setenta minutos dejó a Adam algo más frío y, quizá, pendiente de la clasificación de lo que debía y terminó el resto de su vuelta al par, dejando esos cinco birdies como una amenaza de lo que podría llegar en los próximos días. Él, como siempre, la enunció de un modo prudente y sosegado: “Es una gran sensación cuando puedes pegarle así de libre”.

David Hearn y Lee Westwood les siguen desde el menos cuatro, mientras que Robert Garrigus, Paul Casey, Matt Kuchar, Marcus Fraser, Scott Piercy y Jason Day lo hacen desde el menos tres. Dos hombres con ganas de redimirse de las ocasiones perdidas han emprendido el asalto del PGA Championship a las primeras de cambio, en un intento de olvidar aún más claramente lo que se escapó en el pasado y dar rienda suelta a su imaginación por lo que podría acontecer el domingo.

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