La guinda del sabroso pastel de la primera vuelta de Rory McIlroy en el Open de Escocia ha sido su asombroso drive en el hoyo 13 de Royal Aberdeen, un prodigio de potencia y precisión (bonita aliteración). Sí, se jugaba a favor de viento y la bola se aprovechó de un generoso bote, pero son 436 yardas (algo más de 398 metros) para alcanzar el green en que aún se encontraban unos sorprendidos Ian Poulter, Miguel Angel Jiménez y Jimmy Walker, jugadores del partido anterior. No os perdáis este golpe majestuoso. Sobran las palabras.
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