Dicen que en un partida de póquer se pueden llegar a vivir todas las sensaciones que se acumulan en una vida: alegría, decepción, éxtasis, tristeza, miedo, nervios, rabia, e incluso esa sensación de ser capaz de conseguir cualquier reto en una buena racha. El que acuñó esta frase debería haber visto la vuelta de Richie Ramsay porque es probablemente todo por lo que ha pasado el escocés para hacerse con el Trophée Hassan II este domingo.
Ramsay empezaba arrasando, con cuatro birdies consecutivos entre los hoyos tres al seis, como si quisiera mandar un mensaje alto y claro al resto en un torneo en el que más de una veintena de jugadores partían con opciones razonables de llevarse el cheque. En ese momento era el primer jugador en poner los dobles dígitos en el acumulado y la vida pintaba de rosa. Euforia y autosuficiencia. Pero en golf los estados de ánimo se alimentan de los aciertos y los errores y en el séptimo hoyo el juego de Ramsay se frenó en seco poniendo el primer más uno en su tarjeta. Decepción y nervios.
Pero el momento auténticamente clave del día vino en la siguiente bandera, un par 3 accesible del que Richie salía con un triple bogey que todavía tendrá que explicar a sus nietos tras fallar dos chips de los que solo se ven en torneos amateurs. En ese momento el castillo se derrumbaba, salía de la cabeza y el torneo parecía preparado para un playoff masivo al que se iban apuntando jugadores según acababan su ronda. Rabia y miedo. Sin embargo, el golf al igual que el póquer permite pasar página enseguida y da el tiempo suficiente para volver a poner en orden la cabeza. Esto le permitió a Ramsay jugar con la última vida que le quedaba por gastar en el torneo y la jugada le salió perfecta.
Sobre todo gracias a que el putt le mantuvo vivo en los hoyos 9 y 10 para devolverle la confianza necesaria y también para lograr otra racha impresionante de tres birdies consecutivos entre el 12 y el 14. Con el menos diez y un sonrisa se fue a casa club a esperar a que Romain Wattel, que venía por detrás con menos nueve, no le diera por obligarle a salir a jugar un playoff. El francés fue cortés y se conformó con el par en el 18 para dejar que Ramsay se llevara su tercer triunfo en el European Tour y romper la mala racha que acumulaba esta temporada donde no había conseguido pasar ni un corte en los cinco torneos que había jugado. Éxtasis.
Tras Wattel, que se quedó a un impacto, a dos golpes se acumularon hasta cinco jugadores con Pablo Larrazábal entre ellos. Gran 68 (-4) del barcelonés, que con este tercer puesto consigue el mejor resultado de esta temporada. Una pena que el 73 del sábado y algún bogey por el camino que se podía haber evitado este domingo no le permitieran terminar llevándose el trofeo, pero es bueno ver de nuevo a Larrazábal en posiciones más acordes a su talento.
Pero si hay alguien al que tenemos que destacar hoy por encima de todos es a José María Olazábal. El doble ganador del Masters se ha descolgado con la mejor vuelta del día (junto a Mark Foster). Un 66 (-6) que ha vuelto a demostrar que en las distancias cortas y en los greens, cuando Olazábal está fino, no hay nadie que le pueda hacer sombra. Nueve birdies se he llevado al zurrón necesitando solo 25 putts para acabar su ronda. Como decían por twitter, los estados de forma vienen y van, pero la clase permanece.
Eduardo de la Riva, Rafa Cabrera-Bello y Jorge Campillo han finalizado en la trigésimo cuarta posición, Pedro Oriol en la quincuagésimo cuarta y Nacho Elvira en la sexagésimo segunda.
Resultados y clasificación final del Trophee Hassan II
Adrián Otaegui Álvaro Quirós Álvaro Velasco Andrew McArthur David Horsey Eduardo de la Riva European Tour Golf du Palais Royal Jaco Van Zyl Jorge Campillo José María Olazábal Kevin Phelan Nacho Elvira Pablo Larrazábal Pedro Oriol Race to Dubai 2015 Rafa Cabrera-Bello Richard Bland Richie Ramsay Romain Wattel Soren Kjeldsen Trophée Hassan II
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