Después de cerrar su participación en el Dubai World Championship con su tercer birdie consecutivo y certificar su triunfo en la Race to Dubai, Luke Donald alzó los brazos y señaló al cielo en un gesto dedicado a su padre recientemente fallecido. Por primera vez en los cuatro días del torneo, Donald abría las espuertas de las emociones y dejaba traslucir lo que a duras penas intentaba contener desde unos cuantos hoyos antes, cuando por fin fue consciente de que había logrado la triple corona: el triunfo en las listas de ganancias del European Tour y el PGA Tour, y finalizar el año como número 1 del mundo.
Donald aprovechaba la rueda de prensa final del torneo para recapitular lo ocurrido a lo largo del año, un 2011 en el que ha logrado cuatro victorias y lleva más de seis meses encabezando el ránking mundial.
“En resumidas cuentas, es una sensación extraña. Llevo meses intentando ganar las dos listas de ganancias, algo que fue posible a raíz de la remontada en el torneo de Disney pero hasta el hoyo 13, cuando no vi el nombre de Rory en el marcador y los líderes iban jugando bien, no supe que había hecho historia. Los últimos hoyos fueron un tanto surrealistas. La presión desapareció, pude disfrutar del paseo y sonreír un poco”, explicaba Donald.
Las remontadas en el Children’s Miracle y el BMW PGA Championship le han servido a Donald para afrontar con garantías situaciones complicadas y el inglés confía en que todas estas experiencias le permitan obtener su primer major en 2012.
“Los éxitos engendran más éxitos. Está claro que en mi currículum falta un major y es lo único que he echado de menos este año. Espero que estos recuerdos, estas experiencias, me ayuden a conseguir el primero”, indicaba el inglés. “Ser el número 1 del mundo genera expectativas. Ha sido un gran año, pero creo que es posible mejorar, como por ejemplo siendo más consistente en los majors. He demostrado unas cuantas veces que puedo afrontar la presión y espero lograrlo también en los majors”.
Después de indicar que le encantaría ganar el Open Championship por su condición de local, Donald explicó que se siente muy cómodo en Augusta, cada vez más. Los majors incidirán en la planificación de su calendario, aunque recurriendo a la máxima “si no está roto, no lo toques”, Donald no tiene pensado introducir grandes cambios. El inglés procurará descansar algo más en las semanas previas a los grandes, jugará en ambos circuitos e intentará defender los dos títulos de ganancias logrados en 2011, éxito cuyo origen ubica en el año anterior.
“Supongo que, desde el punto de vista mental, el nacimiento de mi primera hija, Elle, en febrero de 2010 sirvió de punto de inflexión. Ser padre te cambia, y en mi caso el cambio fue muy positivo”, añadió Donald. “El golf siempre ha sido muy importante para mí antes de tener hijos y quizá me absorbía demasiado. Mi padre siempre me decía que llevara una vida equilibrada y creo que lo hacía, pero a veces te obsesionas y te afecta si no tienes éxito. Cuando tienes una hija, sabes que por dura que sea tu jornada laboral en casa te espera una familia que te quiere. Meses después de ser padre, gané en Madrid y aquel fue el punto de partida”.
Aunque Donald ha ganado en distancia y se ha alejado del estereotipo de jugador corto pero preciso, aún está lejos de los grandes pegadores que supuestamente iban a dominar el panorama mundial.
“Este deporte no solo consiste en pegarle largo. Me encantaría pegar más y creo que me facilitaría las cosas, pero tengo que apañarme con lo que tengo. Según han demostrado las estadísticas, si tienes un buen juego corto y pateas bien, tendrás un buen año”, reflexionaba Donald. “Creo que la gente se está fijado en lo que he logrado y cómo lo he logrado, y tal vez empiecen a cambiar sus hábitos de entrenamiento”.
Y también hubo tiempo para recordar la figura de su padre y mencionar a su hermano Christian, caddie actual de Martin Kaymer y compañero de fatigas durante ocho años y de quien se separó a principios de 2010.
“Desde luego, me he acordado de mi padre unas cuantas veces, sobre todo después del hoyo 13, cuando supe que ya había ganado. Al acabar, Christian se acercó y me dijo: ‘Enhorabuena, papá se habría sentido muy orgulloso.’”, explicaba Donald. “Fue duro separarme de mi hermano, pero a veces los cambios son positivos. Chris siempre ha querido lo mejor para mí, pero la relación en el campo se estaba estancando y no hay más. Estaba afectando a nuestra relación como hermanos y era hora de cambiar”.
“En cuanto se lo mencioné y hablé con él, supo que era lo más adecuado. Chris es un gran caddie, ha llevado buenas bolsas y va a tener una carrera magnífica, pero yo necesitaba el cambio y me vino bien. John [McLaren, su caddie actual] ha estado espléndido llevándome la bolsa. Ha sido distinto, ya que tienen diferentes personalidades, pero ha hecho un trabajo magnífico. Hemos logrado muchos éxitos juntos y el cambio ha merecido la pena”.
Y aunque al inglés aún le queda la cita del JBWere Masters del próximo fin de semana, ya tiene en mente el merecido descanso que le aguarda después de una temporada intensísima para preparar adecuadamente un 2012 en el que su principal objetivo será ganar un major… ¿y algo más?
“No quiero ser avaricioso. Me encantaría ganar un major, pero lo cierto es que el Grand Slam en un mismo año sería el mayor de los éxitos. Hay muy pocas probabilidades y nadie lo ha logrado. Supongo que sería el desafío definitivo”.
Todo un reto, sin duda, pero después de ver lo que ha logrado en 2011 pocos se atreven a decir en voz alta que está más allá de la capacidad del golfista inglés.
Deja un comentario