José María Olazábal, el genial golfista vasco con dos Masters de Augusta en su poder, al margen de decenas de triunfos en el Circuito Europeo en lo que constituye un amasijo de victorias que le hicieron merecedor de un puesto en el exclusivo Salón de la Fama del Golf desde el año pasado, reconoce que “sigo teniendo la misma ilusión por competir que hace 20 años, es algo que llevo dentro”.
Vidas paralelas, José María Olazábal y La Sella Golf han mantenido una intensa relación durante los últimos 20 años, un periodo de tiempo en el que el genial golfista vasco ha conseguido los mayores éxitos y La Sella Golf —campo del que Olazábal es diseñador, que asimismo cumple 20 años— se ha convertido en una referencia dentro del panorama golfístico nacional e internacional.
José María Olazábal, responsable asimismo de la ampliación de La Sella a 27 hoyos para convertirlo en el campo de golf más grande de la Costa Blanca, llegó recientemente a Denia para realzar con su presencia la final del Lacoste Promesas y convertirse en ejemplo permanente de los jóvenes que luchaban por el título.
José María Olazábal llega a La Sella como el que va de visita a ver a la familia, “algo que es completamente cierto”, y se presta a una entrevista —“va a ser facilita, nada en comparación al discurso que diste en el Salón de la Fama, fantástico por cierto”— antes de reconocer que no se ha visto después: “No entro nunca en Internet”.
En 1986 José María Olazábal jugaba por primera vez en el Circuito Europeo Profesional al tiempo que en Dénia se hablaba de la posibilidad de construir un campo golf, también por primera vez. Era una época en la que no había ni avión privado, ni coches de cortesía y en la que a los greenkepers aún se les llamaba jardineros.
MB.- ¿Cuál fue tu primera impresión al llegar a Dénia?
JMO.- La zona es muy bonita y el clima buenísimo, por lo que pensé: magnífico, aquí se puede jugar al golf todo el año. El terreno era entonces limitado y la propiedad tuvo que lidiar con los dueños de las parcelas y los estamentos para conseguir lo que es en la actualidad. Fueron momentos duros y difíciles, pero gracias al tesón hoy existe La Sella, un gran campo se mire por donde se mire.
MB.- ¿Cómo evaluarías la evolución del campo?
JMO.- Los primeros 18 hoyos han madurado bien a lo largo de estos 20 años. Al principio era sencillo, pero los campos son seres vivos, crece la vegetación y la masa forestal se transforma en obstáculos que lo convierten en un gran reto. Además, estoy muy contento con el resultado del campo nuevo de 9 hoyos. Todavía tiene que madurar, pero la gente se va a divertir mucho jugándolo. Hoy en día estas instalaciones forman parte de manera habitual del calendario profesional de golf, y eso, junto con el gran número de usuarios que lo utilizan día tras día, constituye para mí un motivo de satisfacción.
MB.- La Sella fue tu primer trabajo como diseñador, pero ahora ya tienes una larga trayectoria de 20 años en este sentido. ¿Dónde colocarías a La Sella entre los diseños que has llevado a cabo?
JMO.- La Sella hay que jugarlo, hay que sentirlo para comprender su belleza. Es un campo técnico y completo. Los pares tres son sólidos y los pares cuatro son duros, pero tienes hoyos donde puedes recuperar. No en vano, hay varios pares cinco asequibles. Sin duda es el campo más exigente de esta zona y eso cumple con el desafío que quiere cualquier jugador de golf.
MB.- Si miramos al futuro, tenemos que fijarnos en los más jóvenes, y en La Sella tenemos ya cien niños en la Academia ¿Qué les dirías a esos niños?
JMO.- No le puedes explicar a un niño los sacrificios que hay que realizar para ganarte la vida jugando al golf. Por eso, hasta que sean adultos, yo les diría únicamente que han de divertirse. Cuando yo era niño nunca me pidieron resultados ni me presionaron para jugar al golf, y eso hay que explicarlo sobre todo a los padres. Los niños han de divertirse exclusivamente. Entre los 15 y los 20 años, cuando ya se hacen adultos, y si mantienen un buen nivel como deportistas, es el momento para sentarse y hablar si quieren dedicarse al golf de manera profesional.
MB.- ¿Y cuál es la mejor manera para transmitir esa idea?
JMO.- Los maestros también realizan una enorme labor y un trabajo exquisito. Ellos hacen que los niños lo pasen bien y sean felices jugando al golf, y saben que para ello hay que hacerlo ameno y enseñar sin presionar con la obtención de resultados.
MB.- En el plano personal, en 20 años también ocurren muchas cosas ¿Sigues siendo el mismo José María Olazábal?
JMO.- Sí, en esencia sí. Ganar torneos no te hace ser mejor persona…y tampoco perderlos. Es verdad que las experiencias te enseñan a que todo no es blanco o negro, sino que hay matices, y aprendes también a apreciar el trabajo de los demás. Pero yo mantengo los mismos valores: educación, sacrificio, trabajo…
MB.- ¿Sigues manteniendo intacta la ilusión?
JMO.- Sigo teniendo la misma ilusión por competir que hace 20 años. Es algo que llevo dentro. Me divierto jugando al golf y me encanta jugar con los amigos, pero no es lo mismo que salir a competir contra los mejores. El golf profesional ha sido mi vida: la tensión, la adrenalina, los nervios. Si eres capaz de generar el golpe que tienes en mente, la satisfacción es enorme, es lo mejor. Cuando por distintas razones, no he podido competir, lo he echado en falta.
Fuente Mara Bañó (Gabinete de prensa de La Sella Golf Resort)
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