El final del CIMB Classic no podía haberse desarrollado de otro modo. Durante toda la semana el asedio al The Mines Golf Club había sido de una agresividad constante, donde los birdies se sucedían con una facilidad pasmosa y los pares estaban más cerca de considerarse errores que fallos. Cada jornada nos dejaba un panorama distinto al del comienzo del día. Desde Troy Matteson, pasando por Bo Van Pelt y finalizando en Nick Watney, los líderes de este torneo tenían una característica en común: la vuelta más baja del día. Como si fuera una condición imprescindible para ganar este torneo y como colofón definitivo a esta sangría de aciertos, la mejor vuelta del campeonato resultó ser también la que otorgó el triunfo final.
Watney llegó al hoyo 18 con un parcial de menos once en el día. Un nuevo birdie le haría llegar a los 59 impactos y culminar un ataque perfecto a los líderes desde la distancia. No había error o mancha alguna en su tarjeta, solo birdies y seis molestos pares que parecía dar tintes de realidad a una vuelta impecable. Al igual que Bo Van Pelt al finalizar la tercera jornada, Nick no acertó a dar la última pincelada a una obra que otorgaría un triunfo casi definitivo, y cometió su único bogey del día en el último hoyo. La presión y la victoria en juego hicieron que hasta pareciera bueno, y su veintidós bajo par se presentaba como el resultado a batir en casa club.
Lo había predicho Tiger Woods en los primeros compases de competición. La victoria estaría en veinte bajo par o incluso más bajo, por lo que una vuelta de menos cinco, impactante en otros recorridos, sería insuficiente. Por eso comenzó variando su estrategia en Kuala Lumpur desde el primer golpe, pasando a utilizar el driver para no dejarse ninguna bala en la recámara. Su vuelta, de seis bajo par en el hoyo 10, se paralizó en los hoyos finales del torneo; un problema que le ha perseguido en más de una ocasión a lo largo de la temporada. Woods hubiera necesitado 60 impactos para igualar el resultado de Watney en la clasificación y se quedó corto por tres, en lo que supone una nueva vuelta sólida pero también una nueva pérdida de capacidad para sorprender.
Garrigus y Van Pelt, líderes en la tercera jornada, parecían perseguirse el uno al otro en el partido estelar y llegaron a dar grandes intercambios de golpes, lidiando lo mejor posible con la presión y sabiendo que un fallo les frenaría en seco. Prácticamente imposible era prever, en su situación, que un jugador les pondría contra las cuerdas a falta de cuatro hoyos para finalizar, exigiéndoles un final antológico para empatar su resultado. Cinco bajo par para cada uno y buenas sensaciones de cara al futuro, aunque la victoria tenga que esperar.
Brendon de Jonge y Chris Kirk igualaron la cuarta posición de Tiger con menos diecinueve, mientras que Carl Petterson finalizó séptimo en solitario. La próxima cita del PGA Tour en Asia será en Mission Hills en el último World Golf Championship, el HSBC Champions. Por su parte, el CIMB Classic vuelve a dejar un buen sabor de boca en un tramo de temporada que apunta, cada vez más, hacia el este.
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