Muy pocos deportistas pueden presumir de haber tomado parte en veinticinco ediciones consecutivas de una misma competición, y a ese reducido club pertenece Miguel Ángel Jiménez. El próximo jueves 5 de septiembre, el malagueño iniciará su vigesimoquinta participación en el Omega European Masters, que se celebra, como es habitual desde 1939, en la pequeña localidad suiza de Crans-sur-Sierre, uno de los lugares preferidos del “Pisha”.
Solo contaba con veintidós años cuando emprendió su primer viaje allí. El torneo nació para recordar al mejor jugador amateur del país, Olvier Barras, y ahora celebra su quincuagésima edición. “La primera vez que jugué en Crans fue con ocasión del Memorial Olivier Barras en 1986, y en el 88 volví para participar en ese mismo torneo; la tercera fue al año siguiente, pero ya como miembro del Circuito Europeo», declaró. «Me entusiasmó desde el primer momento, fue como un flechazo y por esa razón nunca he fallado, además, he hecho muchos y buenos amigos».
El malagueño recuerda muy bien sus comienzos en la élite, que no fueron sencillos. “¡Hay que ver cómo pasa el tiempo, veinticinco torneos seguidos, llevo en el Tour más años que Cascorro!», bromeó. «Al principio era todo muy diferente, yo era un joven con inquietudes distintas a las de ahora y con mucha ilusión. Recuerdo que la primera vez compartí habitación con Manolo Moreno y nos quedamos en el Hotel Le Miedzor, como los demás españoles. Llegábamos al Tour un poco perdidos sin hablar ni ‘papa’ de inglés, pero éramos una piña: los que tenían más experiencia arropaban a los que se iban incorporando».
Al terminar el torneo había muchos motivos para celebrarlo. Severiano Ballesteros fue el ganador, José Rivero finalizó cuarto, José María Olazábal empatado en octava posición, José María Cañizares y Manuel García terminaron en la decimoprimera y Jiménez en la decimosexta, después de comenzar con vueltas de 69 y 67 golpes. “Acabado el torneo preguntamos si nos podían reservar para el año siguiente, y respondieron que llamásemos estando seguros de que íbamos a jugarlo; en primavera confirmamos, volvimos… y hasta hoy», añadió. «Siempre me he quedado en el mismo hotel, que me encanta, mi balcón da al tee del uno y al putting-green con una vista muy bonita del valle. Hace unos diez años que Jan y Heidi, los dueños, con quienes he hecho mucha amistad, lo convirtieron en apartamentos y siempre me reservan el mismo».
Es por ello que esta semana no es una más en su calendario y el malagueño acude dispuesto a todo. “Esta semana es muy especial para mí: me llevó 22 años ganar este torneo, ¡era uno de los trofeos que más ilusión me hacía! Siempre había hecho buenos puestos, varios top 10 y grandes vueltas, como los 63 golpes para quedar segundo en el 93; pero todavía tienen más valor los 61 de la segunda jornada cuando gané: Seve cambió todos los greenes diseñándolos al revés de como eran y, desde entonces, son mucho más difíciles», comentó. “Tengo muy buenos recuerdos de la victoria en 2010; me siento muy orgulloso de lo que conseguí con 46 tacos esa temporada, que fue fantástica gracias a los tres triunfos, aunque sin desmerecer las del 99 y 2004, que también fueron magníficas».
Tampoco escatimó elogios para el recorrido, que a lo largo de los años ha demostrado adaptarse muy bien a su juego. “El campo es una maravilla. Parece increíble que pueda haber un campo de golf en lo más alto de los Alpes, creo que no se podía haber hecho mejor», declaró. «Te exige colocar la pelota en el sitio correcto, pegarle muy, muy recto y tener mucho control de bola. Mis tres hoyos favoritos son el siete, 11 y 14. El siete es el que más me gusta, tiene una vista espectacular mirando el valle. Es un par 4 al que llegamos de uno. Cuando vas andando de camino al green, te da una bocanada de aire que te llena los pulmones y la mente. Es una sensación increíble, impresionante. El hoyo 11 es un par 3 en el que puedes pegar un hierro cinco o seis, dependiendo si sopla brisa; el green está muy bien protegido por búnkers a derecha e izquierda y tienes que medir mucho el golpe para que bote en el sitio perfecto, ya que tiene mucho movimiento. El 14 es un par 5 en bajada en el que hay que pegar el driver muy recto y, si la empalas bien, tienes ocasión de llegar de dos».
Este idilio con el recorrido suizo se demuestra también a través de sus resultados. En veinticuatro apariciones, Jiménez ha conseguido restarle 161 golpes al campo, consiguiendo diez top 10, incluyendo dos segundos puestos en 1993 y 2004 y, por supuesto, ganando la edición de 2010, donde consiguió batir el récord del campo con 61 impactos. “He dado muchos golpes buenos en Crans y no podría destacar uno en especial, han sido muchos y buenos durante todos estos años. En una ocasión casi hago hoyo en uno en el 11″, recuerda. “Hay lugares que, año tras año, para mí son visita obligada. Mi restaurante favorito es La Marquise: los dueños, Antonio –¡el rey de las gambas!– y Giselle, sirven comida española riquísima. Otro restaurante que me encanta está en Semignon, subiendo la cuesta, y allí voy con mis amigos Daniel y Fabienne. Tengo muchos y buenos amigos y me gusta echar un ratito con cada uno, como Africa, que trabaja en la tienda de Benetton, el dueño de la tienda de puros… Nunca he estado en Crans si no ha sido para jugar el torneo: procuro no coger un avión estando de vacaciones. Espero mantenerme bien y tener salud porque tengo intención de volver en 2014, ¡y siempre que pueda!”.
El 30 de diciembre del 2012 Miguel Ángel sufrió un accidente esquiando en Sierra Nevada, con la consiguiente operación por rotura de la meseta tibial. Tras una corta rehabilitación, la tercera semana del pasado mes de abril volvió a la competición en el Open de España, en El Saler, y un mes después celebraba su torneo número 600 con un cuarto puesto en la segunda prueba más relevante del Circuito Europeo, el BMW PGA Championship de Wentworth, donde concluyó a sólo un golpe de disputar el playoff.
El “Pisha”, el “Mecánico” (así le conocen en Europa) o “the most interesting man in the world” (como se refiere a él la prensa especializada estadounidense) continúa incombustible y celebrará su cincuenta cumpleaños el 5 de enero de 2014, dejando patente, probablemente más que cualquiera de sus compañeros, que la edad no supone una barrera insalvable: en 2010, a los 46 años y 243 días, se convirtió en el jugador de mayor edad en ganar nada menos que tres torneos del Circuito Europeo en una misma temporada, y en noviembre del 2012, con 48 años y 318 días, batió el récord de edad en toda la historia del Tour al adjudicarse el UBS Hong Kong Open.
El ganador de 19 títulos del Circuito Europeo (12 cumplidos los 40), uno del Challenge Tour, dos triunfos en la Dunhill Cup, cuatro participaciones en la Ryder Cup (dos victorias para Europa), además de otros seis títulos en nuestro país, concluye: “Batir récords es uno de los objetivos de todo deportista, aunque, para mí, lo más importante es seguir disfrutando de lo que más me gusta: el golf. Esa es la meta que me pongo cada día de mi vida: disfrutar. El golf me ha dado todo lo que tengo y estoy enormemente agradecido, me siento un privilegiado: me entusiasma mi trabajo y creo que todavía puedo dar guerra, pero el día que sienta que no me divierto en el campo y no puedo competir al mismo nivel que mis compañeros… ese día diré: “¡Hasta luego, Lucas!”.
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