Todas las miradas del domingo en Pebble Beach estaban puestas en el partido de Tiger Woods y Phil Mickelson. Uno sucumbió y el otro maravilló. Lo que podía haber sido un precioso duelo mano a mano entre los clásicos números 1 y 2 del mundo en los últimos años se quedó en un recital de juego y putt de Mickelson, que acabó llevándose la victoria en el AT&T Pebble Beach National Pro-Am tras una última vuelta de 64 golpes. Tiger asistía atónito e impotente a la lección de su compañero de partido y concluía con un doloroso 75. Once golpes de diferencia a favor de Mickelson, que consigue su cuadragésima victoria en el PGA Tour.
Una de las claves de la diferencia de comportamientos estuvo en los greenes de Pebble Beach. Valgan como referencia un par de datos: Mickelson metió 14 de 14 putts de tres metros mientras que Tiger falló cinco de metro y medio, destacando especialmente un par de ellos de menos de cincuenta centímetros.
Al igual que en los dos últimos torneos del PGA Tour, el ganador llegó desde atrás, en el penúltimo partido a seis golpes de desventaja del líder. Charlie Wi tenía el control en el tee del 1 y sacaba tres golpes al más cercano de sus perseguidores, Ken Duke. Durante toda la semana había estado hablando de las dudas que le venían a la cabeza cuando se veía líder. Sus demonios, los llamaba.
Y claro, los demonios, cuando les invocas, acaban apareciendo. En forma de doble bogey al 1 y bogeys al 5 y 6.
En el mismo tramo, Mickelson ya se había puesto con -5. El destino le había otorgado una de sus mayores motivaciones: jugar con Tiger Woods. «Me encanta jugar con él. Saca mi mejor golf. Me siento más centrado. Cuando juega bien, su nivel de juego es más alto que el de cualquiera y eso me obliga a centrarme en mi juego y a dar golpes más precisos», afirmaba el ganador del AT&T Pebble Beach National Pro-Am.
Con su 75 final, Tiger cayó hasta la decimoquinta posición en el que fue su debut en el PGA Tour 2012. «Ha sido frustrante. Quería ponerme -2 o -3 en los primeros 6-7 hoyos y el único en conseguirlo ha sido Phil. Aun así, pensé que tendría una oportunidad a mitad de la vuelta pero hice lo contrario». Concluyó sus nueve primeros con tres bogeys consecutivos. La estocada definitiva llegó en el 12, par 3 en el que, con Mickelson a 10 metros del hoyo para par, Woods embocó desde el bunker consiguiendo un birdie que parecía que le permitiría recuperar dos golpes. El zurdo embocó su putt y el torneo se acabó ahí para Tiger. «No le he pegado tan mal como podría parecer por el resultado, pero he pateado fatal. Demasiados fallos en los greenes», admitía.
Charlie Wi lo intentó al final con birdies al 16, 17 y 18 pero ya era demasiado tarde. Cuatro victorias suma ya Phil Mickelson en Pebble Beach, campo en el que su abuelo, Alfred Santos, solía hacer de caddie. Cuestiones de familia. Testigo de su ronda, Amy Mickelson no tardó en felicitar a su esposo en el green del 18, dejándonos uno de los titulares de la jornada. ¡Vaya vuelta! ¿Estás bromeando? Y no le faltaba razón a Amy. La suya fue la única tarjeta de todo el domingo sin bogeys y la segunda más baja para ganar aquí desde el 63 de Davis Love III en 2001. Ahora, les llega a los Mickelson un tiempo en familia para disfrutar la victoria, con el zurdo renunciando a su plaza en el WGC-Accenture Match Play Championship para poder pasar unos días con sus más allegados.
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