El escocés Marin Laird ganó ayer el Arnold Palmer Invitational, que lideraba desde el viernes, con un acumulado de 8 bajo par. A un golpe se quedó el estadounidense Steve Marino y Sergio García, a cuatro de la cabeza, consiguió la octava plaza en solitario.
Martin Laird no desplegó un juego brillante en la última ronda, prácticamente ninguno de los jugadores hizo un golf de gran nivel, pero el escocés supo gestionar con calma los fallos que se fueron acumulando hoyo tras hoyo: cuatro bogeys y un doble bogey pesaban demasiado a falta de cuatro por jugar. Pero Laird, que ha trabajado mucho el “tema cabeza” después de su derrota en el play off del Barclays ante Mark Kuchar en 2010, supo dominar la ansiedad para conseguir con dos birdies y dos pares la ventaja , exigua pero suficiente, para llevarse el trofeo a casa. En un día de más errores que aciertos, Laird salió a ganar y ahí marcó la diferencia.
Ayudó mucho, qué duda cabe, el derrumbe de Steve Marino en los últimos hoyos. Un bogey en el 15 y un doble bogey en el 17 abrían las puertas de par en par a la posible reacción del escocés, que finalmente se produjo.
Con esta victoria, Laird se convierte en el primer europeo en hacerse con el triunfo en el Arnold Palmer Invitational y ha costado más de 35 años poder decir esto. La tímida reacción de los estadounidenses frente al empuje europeo en anteriores torneos del circuito ha tenido su respuesta (también algo tímida, es cierto) en Bay Hill. El inglés Justin Rose consigue un tercer puesto, el sueco Fredrik Jacobson acaba noveno y Eduardo Molinari, Ian Poulter y Brian Davis empatan en la posición decimosegunda.
Mención aparte merece el octavo puesto en solitario de Sergio García. El de Castellón ha dado una grata sorpresa colándose en el top ten después del bajón del sábado. Sergio parece ir encontrando poco a poco “el puntito”, o así parece tras su decimoquinta plaza en el Transitions Championship y esta octava en el Arnold Palmer Invitational. Gran progresión que a buen seguro le reportará la correspondiente dosis de confianza.
Tiger Woods, una vez más centro de atención de muchas miradas, acabó vigésimo cuarto empatado perdiendo diecisiete puestos respecto a la clasificación del sábado. Tiger firmó una tarjeta de 72 golpes que incluían tres birdies, un bogey y un doble bogey. Aún así el californiano se mostró muy contento y satisfecho con su juego y como esa es su evaluación personal, es la que nos quedamos.
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