Óscar Díaz, Augusta (Georgia). Una vuelta bajo par y tres por encima de esa referencia es el balance de los españoles en la primera jornada del Masters de Augusta, un día duro en un Augusta National amenazador y que promete sobresaltos para el fin de semana. Así lo contaron los nuestros al final de la vuelta que terminó con Bill Haas como líder con -4.
Después de un inicio demoledor, con cuatro por debajo del par en los primeros nueve hoyos (y podrían haber sido menos golpes si el putter llega a colaborar), Jiménez se topó con dos duros obstáculos en el 11 y el 12, pero consiguió mantener la presencia de ánimo y terminó bajo par, referencia cuya importancia relativiza el malagueño.
“El resultado hay que mirarlo para el último día. De momento vamos a jugar al golf y a seguir disfrutando. Hay mucha gente que hará bajo par, otros que se mantendrán alrededor y quedan tres días, 54 hoyos de juego, con lo que hay que tener paciencia y seguir disfrutando, que es lo más importante.”
Preguntado por enésima vez por un periodista de un medio extranjero por su secreto para mantenerse en este estado de forma, Jiménez volvió a enfundarse el disfraz de embajador de los productos españoles (y de alguno escocés).
“Me mantengo haciendo lo que hago todos los días. Un poquito de Rioja o de Ribera, un puro, un Lagavulin, que está maderado y viene muy bien para el puro y, por supuesto, un poco de ejercicio cuando te levantas por la mañana también y unos estiramientos por la tarde y todas esas cosas. No va a ser todo vicio (risas). Y aceite de oliva también. Del andaluz, del bueno.”
Jiménez tenía claro qué debía de retocar al acabar la vuelta, aunque se iba a tomar la tarde con cierta calma.
“Voy a dar unas bolas, unos hooks, unos slices, y le dedicaré un poquito al putt, a los putts de izquierda a derecha que son los que estoy errando un poquito más y ya está, a descansar. No hay que tocar muchas cosas. Cuando se juega bien, hay que practicar lo justito.”
Sergio no ha estado tan lejos de firmar una buena vuelta en Augusta y durante gran parte de la jornada estuvo por debajo del par o rondándolo, pero el tramo final no le fue propicio y el duro hoyo 18 le restó un golpe en el “tiempo de descuento”. El de Borriol sigue sin encontrarse del todo cómo en Augusta, pero no renuncia a la pelea.
“Una lástima. No era un día fácil y probablemente podríamos haber hecho el par, una vuelta bastante decente, pero me cuesta mucho en este campo. No sé la razón, pero me cuesta sentirme cómodo en muchos golpes y se me nota. Hemos intentado rendir al máximo, podíamos haberlo hecho un poquito mejor sin ninguna duda, pero al final no hemos sido capaces de aguantar la vuelta.”
“Hay varias salidas que no veo claras, que no sé exactamente cómo jugarlas, algunos golpes a green también me cuestan y alrededor de green, cuando los greens se ponen así de duros ya sabemos lo complicado que es. Hay que intentarlo mañana para ver si sale una vuelta decente y tenemos alguna opción del fin de semana”, explicaba el castellonense.
Con respecto a las condiciones de juego, Sergio tampoco quería poner excusas.
“Probablemente haya hecho un poquito más de viento y los greens se han puesto un poco más duros y un poco más rápidos por la tarde, pero es lo que hay. Mañana a lo mejor sale muy bueno por la mañana y viento por la tarde o viento por la mañana y nada por la tarde. Son cosas que no se pueden controlar, pero lo que sí se puede controlar es cómo le pego a la bola pero desafortunadamente he cometido demasiados errores”.
El Masters es un torneo especial para el doble campeón nacido en Hondarribia y por eso el juego corto se le afina y sale a relucir su indómito espíritu de lucha, pero José María Olazábal es consciente de cómo había llegado al torneo y de las opciones que se otorga.
“Ya lo sabía a primeros de semana. No tengo confianza en el juego, no lo estoy haciendo bien y va a ser una batalla. Es lo que intentaba hacer hoy. Si es verdad que he hecho greens a tres putts, en el 7 no de lejos, pero no puedo tirar las campanas al vuelo porque el drive está siendo un hándicap importante”.
“Sabía que tal y como estoy jugando esta semana no iba a disfrutar en cuanto al juego. Otra cosa es que disfrutes del hecho de estar aquí. Pero ya lo sabía de antes y es lo que toca, y mañana será seguramente lo mismo”.
Aun así, Olazábal les sacaba partido a todos los pares 5 del recorrido de Georgia, aunque relativizaba este éxito.
“También he tenido un poquitín de suerte y hay que ser honesto, porque he fallado el drive del 2 a la derecha y no es que fuese un drive bueno. El 8 lo he jugado como hay que jugarlo. El 13 la he cerrado un poquito de más y ha tocado en las ramas de los pinos de la izquierda y se ha quedado en la calle y he podido tirar de dos a green. De los cuatro, en dos he tenido suerte”.
A Olazábal también le tocó jugar en el turno vespertino, el más complicado del día.
“Las condiciones son buenas pero difíciles. Ya veis que está haciendo un poquito de viento y siempre que hace viento aquí se arremolina mucho, cambia de dirección y es muy difícil acertar con los palos. A pesar de que los greenes están blanditos, están rápidos y no es cómodo patear en ellos”.
Podía haber firmado un resultado dramático, pero el madrileño ha tirado de casta para agarrarse al campo en el momento más crítico de la vuelta y conservar sus opciones en un torneo inmisericorde con los que dudan o se arredran.
“No era el inicio que esperábamos, pero teniendo en cuenta cómo la he pegado desde el tee, +3 no son del todo malas. La segunda vuelta me he dejado alguna oportunidad de birdie más que la primera y desgraciadamente no he sabido aprovecharlas, y luego el bogey en el último hoyo que te deja un mal sabor de boca”.
Los problemas desde el tee de salida han sido una constante y han marcado el devenir de la vuelta, aunque el madrileño ha luchado lo indecible para mantenerse en el torneo.
“Desde que he pegado los tres primeros drives ya sabía que era un día de sujetarse los machos e intentar luchar la vuelta de la mejor manera posible. Creo que lo he hecho bastante bien, pero desgraciadamente en el 13 he fallado una oportunidad cortita de birdie y en el 17 me he dejado otra oportunidad también que no he sabido convertir y, en el 18, después de una mala salida la bola ha rebotado y me ha vuelto a calle y he pegado lo que pensaba que era un gran tiro, se me ha salido de green por un par de metros y luego no he sido capaz de hacer dos golpes desde ahí”.
“Así que voy a tener que irme al campo de prácticas ahora, a trabajar y buscar soluciones para ver si mañana consigo poner la bola en juego desde el tee, porque hoy le he pegado verdaderamente mal y muy desviado, y las que han ido a calles las he pegado mal y han ido cortas, con lo cual estaba pegando hierros 4 y 5 a banderas mientras los demás estaban pegando hierros 8”.
Por desgracia, sus esfuerzos durante gran parte de la vuelta se vieron desbaratados en el último hoyo, un compromiso maldito para él, ya que en él ha hecho bogey cada vez que lo ha jugado. Para más inri, un incidente con Nick Faldo enturbió el final de la vuelta.
“En el 18 he pegado un drive malísimo a la derecha con la suerte de que me ha rebotado al centro de calle, se ha quedado a 222 metros hasta la bandera, he pegado un hierro 3 que pensé que iba a ser perfecto, me ha botado justo arriba, se me ha salido de green, y cuando estaba a punto de darle Nick Faldo, que está en la cabina de los comentaristas se ha puesto a pegar gritos. La verdad es que no sé si no se ha dado cuenta de que estaba jugando o que es tonto del culo, que es lo que muchos pensamos, pero son cosas que pasan. He tenido tiempo para recuperarme de la situación y no he conseguido hacerlo. He dejado que factores externos me afecten y ese es un error mío y nadie más tiene la culpa”.
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