“Muy agradecido a Dios por su Bendición”. Eran las primeras palabras en twitter del ganador del US Open, Webb Simpson, tras conquistar el segundo major del año la semana pasada. Con su victoria se cerraba el círculo que comenzaba en 1955 Jack Fleck como primer ganador en Olympic Club. Cinco ediciones del US Open ha albergado el campo de San Francisco y cinco han sido los ganadores que, en mayor o menor medida, han destacado por su particular relación con Dios. Conozcamos un poco más el curioso vínculo entre los ganadores en Olympic Club y la religión.
En 1955 Jack Fleck se imponía a Ben Hogan en la primera edición que el Abierto de los Estados Unidos recalaba en Olympic. En su maleta, Fleck incluía un reproductor de música Motorola con una selección musical repleta de canciones interpretadas por el actor y tenor Mario Lanza. Ante la importancia de la semana que se presentaba por delante, el futuro ganador comentaba que nada le tranquilizaba más que la voz de Lanza interpretando “I’ll Walk With God». Cada día que volvía de Olympic Club, en la soledad de la habitación de su hotel, Fleck se evadía escuchando una y otra vez esta canción de inspiradores versos: «No tengo miedo cuando estoy a su lado/ Nunca más caminaré solo/ Mientras camine con Dios”.
No fue hasta 1965 cuando se decidió jugar el US Open a cuatro vueltas, por lo que diez años antes, la mañana del sábado, Jack Fleck y el resto de participantes se preparaban para una maratoniana jornada de 36 hoyos. Mientras se afeitaba, sonaba la banda sonora habitual. En mitad de la enésima reproducción del «I’ll Walk With God» en esa semana, Fleck viviría una experiencia mística. “Una voz salió del espejo y dijo bien claro: ‘Jack, vas a ganar el Open’. Me sobresalté y miré a mi alrededor y la voz reapareció: ‘Jack, vas a ganar el Open’. Se me puso la piel de gallina y sentí una especie de electricidad recorriendo mi cuerpo”. Todo lo que pudo hacer el impresionado Fleck fue practicar unos ejercicios de respiración para recuperar la calma.
Lo cierto es que finalmente se las arregló para meterse al día siguiente en un playoff junto a su ídolo Ben Hogan. 18 hoyos más tarde, hacía buenas las palabras de la misteriosa voz venciendo al héroe del momento por 69 golpes a 72. En sus muchos discursos y apariencias mediáticas posteriores, siempre hubo lugar para los agradecimientos a Dios.
67 años después de su victoria, Fleck reaparecía en Olympic el domingo pasado en la entrega de premios del US Open. Junto a él, comparecía también Billy Casper, ganador en el mismo escenario en el año 1966. Aquella fecha supuso un cambio importante en la vida de Casper no solo por ganar su Abierto nacional sino porque meses antes su mujer y él decidieron bautizarse en el Movimiento de los Santos de los Últimos Días, es decir, el mormonismo.
Semanas después de ganar el US Open y antes de viajar al Open Championship de Muirfield, Casper comentaba en un torneo de golf organizado por su nueva doctrina que el golf ya no era algo primordial en su vida, tal y como solía ser. “Mi familia y mi Iglesia son lo más importante para mí”, afirmaba. Quedó demostrado en su celebración del US Open. Dicen que, tras imponerse al favorito Arnold Palmer, condujo 130 kilómetros para participar en unas celebraciones religiosas en Petaluma, California.
Antes de abrazar a los mormones, Casper se autodefinía como “profano, chulo y egoísta”, pero dejó atrás todo eso en 1959 cuando, tras ganar su primer US Open, fue invitado por la Asociación de Golf de Utah a su Abierto en Salt Lake City. Ahí conoció al periodista G. Hack Miller, su particular guía espiritual que le animó a meterse de lleno en el Movimiento de los Santos de los Últimos Días. Tras siete años de estudio, en 1966, el propio Miller le acompañaba en su nuevo bautizo, cinco meses antes de su victoria en Olympic Club.
Casper comparte historia de conversión junto al siguiente ganador, Scott Simpson. En sus primeros años no estuvo precisamente inmerso en una fe profunda. Su padre le calificaba de ateo y el joven Simpson le daba la razón. «Eso de que el Cristianismo me ayudaría con mis problemas en el Tour era algo que no me convencía. Por ello solía rechazar la religión. Puedes rezar todo lo que quieras pero finalmente el que mejor pegue a la bola va a ser quien va a ganar”, afirmaba el que sería futuro ganador del US Open de 1987. Todo lo relacionado con la religión le sonaba a mitología.
Al contraer matrimonio con su mujer Cheryl, se encontró con una mujer que a pesar de ser muy creyente y ver en Dios a su Salvador, no podía responder las preguntas de su agnóstico marido. Años después, en 1981, comenzó a frecuentar lecturas de Biblia a las que asistían algunos compañeros del Tour. Quería confirmar que él tenía razón y ellos no. Simpson afirma que se quedó sorprendido con las mentes abiertas y respetuosas que se encontró.
En 1984 durante el Memorial Tournament leyó el libro “Más que un carpintero”. Gracias a la plegaría con la que concluía el libro, cambió todo. “Leí el rezo y pedí a Cristo que entrase en mi vida”. Tres años después, se convertía en el tercer ganador de perfil religioso en Olympic, con agradecimiento al Señor incluído en su discurso como campeón.
En 1998 Lee Janzen unía su nombre a la lista de vencedores en Olympic. Ganador ya de un US Open en 1993, decía esto sobre las victorias importantes: “Ganar un US Open puede cambiar tu carrera, tu calendario y tus ingresos, pero realmente no cambia quién eres. Eso solo lo hace Jesucristo”. Su relación con Dios estaba presente fuera y dentro del campo de golf ya que afirmaba que tenía “armas espirituales” en torneos. “Cuando llegan adversidades, en vez de ponerme nervioso o perder la confianza, rezo”.
Sin embargo, sostenía Janzen que aunque a veces estaba tentado de usar los rezos para pedir ayuda divina para su juego, ese no era el camino adecuado. “Hay veces, y creo que mi segunda victoria en el US Open fue una de esas, en las que Dios te tiende sus manos en mitad del juego”, escribió en una ocasión. Actualmente, colabora con varias organizaciones de lecturas bíblicas y que intentan guiar a deportistas a través de las Sagradas Escrituras.
Muchas de ellas tuvo que estudiar Webb Simpson en la Universidad de Wake Forest en sus estudios de Religión. En su cuenta de twitter, se define como un “pecador amado por un Salvador”. Un pecador que con su victoria en Olympic, siguió ampliando el binomio golf-religión que empezó en el espejo de un pequeño hotel de San Francisco en 1955.
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