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Los días incómodos

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Enrique Soto | 24 de enero de 2014

Ganar. Perder. El golf, como la vida, está lleno de momentos. Son los pequeños detalles o las decisiones en el camino los que alteran el orden. Y es prácticamente imposible controlarlo, incluso para Woods, el jugador que iba a batir el récord de Nicklaus poco después de cumplir la treintena y que todavía aguarda el momento de volver a saborear un grande. Durante algunos hoyos eres invencible y, en el siguiente, estás muerto. Sergio García lo explicó muy bien hace unos años: “Algunos días sientes que todo tu cuerpo se mueve en la dirección que quieres. Otros días prefiere pelear un poco contigo”.

Al propio Sergio le planteó la guerra su cuerpo hace unos días, concretamente su hombro, en Abu Dhabi. Firmó una vuelta de más cuatro mientras un fisioterapeuta del circuito le atendía un par de veces, mientras no paraba de dar vueltas al brazo para mantener viva la musculatura. No solo pasó el corte, sino que respondió a aquel 76 con la decimonovena plaza del torneo. Unos días se resiste, otros se deja dominar. Esta semana, sin dolores pero sin disfrutar de su mejor forma, las cosas parecen caer del lado de los insistentes. Al 71 del primer día en el Qatar Masters le sucedió un 67. En la tercera jornada cayeron dos birdies, un eagle y tan solo un bogey, es decir, un 69. No hubo grandes alardes de calidad, ni destellos imprevisibles, sino solo golf y lucha a lo largo de una ronda. Puede que él mismo se sorprendiera al ver la clasificación.

No hay certezas a las que agarrarse, ni siquiera en un recorrido amable como el Doha Golf Club. George Coetzee era segundo y firmó tres bogeys en sus primeros siete hoyos del día; Matthew Baldwin, en su misma posición, entregó una tarjeta de 74 impactos; Johan Carlsson, a solo dos del líder, no consiguió los birdies que le habían aupado en la tabla. Y de pronto un torneo que parecía una carrera de fondo hasta el menos veinte se había transformado en una vigilancia constante del rival. Era el mismo campo, pero ninguno de los primeros clasificados consiguió jugarlo igual que durante el jueves o el viernes. Quizá por aquello que dijo Tommy Lasorda, entrenador de baseball, hace ya tiempo: “Cuando has empezado a pensar en presión significa que has empezado a pensar en fracaso”.

Ninguno de ellos está acostumbrado a ganar cada año, pero no Sergio. Él sí mantiene al menos una cita anual con la codiciada victoria, así que aunque seguramente no se sienta en su mejor forma arregló un menos tres que le deja a tres impactos del liderato. Eso sí, en la decimoprimera posición. Los de mitad de tabla espabilaron y el Qatar Masters ha citado a los candidatos al triunfo como si de una gran fiesta se tratara: cuantos más, mejor. Malos días y buenos días, qué más da. Hoy García supo aprovechar sus momentos.

De los malos también sabe Rafa, capaz de caminar sin pisar el suelo durante las dos primeras jornadas en Abu Dhabi para hundirse con fuerza en la hierba durante la tercera. Hace siete días firmó un 73, dejando escapar gran parte de sus opciones de victoria. Hoy las cosas comenzaron bien, con un birdie en el 2, pero poco a poco su cuerpo fue haciendo eso que decía Sergio, sublevándose, moviéndose en la dirección contraria a sus deseos. Y lo pasó mal, tanto como para declarar dentro de su habitual optimismo lo siguiente: “Fue un día más duro. Las cosas no salieron tan bien como hasta ahora”.

No le salieron ni a él ni al resto, por lo que se mantiene en cabeza a pesar de entregar otro 73, en un acumulado de menos doce y empatado con Steve Webster. A pesar de la crueldad que a veces muestra el golf, no dejó de añadir sonriendo: “Todavía siento que no he jugado mal, solo que no conseguí hacer un buen resultado. Me he quitado la ‘vuelta no tan buena’ de en medio y estoy en una fantástica posición para el domingo”. Fue solo eso, un día incómodo. El objetivo sigue estando ahí delante, listo para ser agarrado con fuerza.

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