Hace ahora un año Jordi García Pinto sorprendía a más de uno al anunciar que renunciaba a jugar en la escuela de clasificación del European Tour y prefería quedarse un año más en el Challenge Tour (donde había sido vigésimo quinto). El gironí lo tenía muy claro: «Lo que yo quiero es estar regularmente en el Tour y para eso tengo que ser mejor jugador que ahora y eso me lo va a dar competir en el Challenge otro año». Un año después, García Pinto va a ver cumplido su sueño y llega al Dubai Festival City, la gran final del Challenge Tour, como único español que jugará con la tranquilidad de tener la tarjeta en el bolsillo.
Siempre metódico, García Pinto renunciaba a los dos torneos chinos de la serie final del Challenge Tour para iniciar su particular pretemporada con la intención de sacar el máximo provecho de las primeras pruebas del calendario delEuropean Tour el año que viene. La semana pasada volvía a la acción en Omán, aunque un par de accidentes en las primeras jornadas le sacaban del corte. Aun así, García Pinto es uno de los diez u once privilegiados que afrontará la final de Dubái con tranquilidad y sin exigencias, sin duda la mejor receta para lograr una buena actuación y mejorar su novena plaza en la lista de ganancias. Fuera de su alcance queda el primer puesto que tiene en el bolsillo el inglés Andrew Johnston, con lo que este año no habrá sucesor para Carl Suneson y Álvaro Velasco, los dos ganadores españoles de la orden de mérito en la encarnación moderna del Challenge Tour.
Antonio Hortal es el segundo español en el ranking y, posiblemente, el que se está en posición más comprometida, ya que a Álvaro Velasco y a Pedro Oriol no les queda otra que ir a tumba abierta. Hortal lleva un último mes de competición notable con tres top 15 en sus cuatro últimos torneos, pero el durísimo 76 de la tercera jornada en Omán, acabando con cuatro bogeys consecutivos, le cortó las alas. El madrileño es decimoquinto y ocupa la última plaza con derecho a tarjeta en el European Tour, pero tiene a Johan Edfors, decimosexto, a solo 832 €. Sin embargo, el espigado sueco no es la única amenaza y las combinaciones son casi infinitas dada la bolsa de premios que ofrece el torneo de Dubái, con lo que Hortal se verá obligado a luchar hasta el último momento para defender su posición o incluso optar a algo mejor.
Por detrás, Álvaro Velasco (26º) y Pedro Oriol (40º) necesitan una heroicidad para evitar la final de la escuela. Los dos saben que la tarjeta obtenida a través del Challenge Tour es sustancialmente mejor que la lograda en la escuela de clasificación, aunque la tarea que tienen ante sí es complicada. El barcelonés no superó el corte en Omán y necesita un cuarto puesto en Dubái para tener alguna posibilidad matemática, opción que aseguraría con un segundo puesto compartido con otro jugador.
Por su parte, Pedro Oriol sufrió, en sus propias palabras, «el fin de semana más duro» desde que juega al golf. El sevillano afincado en Madrid partía como colíder y sufrió un tremendo varapalo en la tercera jornada que le hacía acabar con 83 golpes. Al día siguiente, Oriol tiraba de garra y conseguía asomarse al top ten, pero otra racha funesta de cinco bogeys consecutivos para acabar el torneo le dejaba sin aire. A Oriol solo le vale rematar a lo grande, ganando el torneo o logrando el subcampeonato compartido con un solo jugador para colarse entre los quince mejores de la orden de mérito. Sin duda, la mejor compensación posible para el sufrimiento acumulado durante todo el año y encarnado en esas dos crueles tarjetas del fin de semana de Omán.
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