Al igual que el Jazz, el golf tiene un aire de espectáculo sobrio, con tendencia a la observación desapasionada y con un público que busca el momento especial, que aparece de vez en cuando y que puede surgir en cualquier lugar del campo. Pero al igual que el Jazz tiene Nueva Orleans, el golf también tiene un reducto en Estados Unidos en el que la pasión se desborda y el público parece disfrutar como en un concierto de rock, ese es el Waste Management Phoenix Open.
No se trata solo de la ingente cantidad de gente, ya que puede juntar en su recorrido a casi 200.000 personas pululando por el TPC Scottsdale, es una cuestión de ambiente. Es como si fueran a un festival de verano, con disfraces, sombreros lo más ridículos posibles y sobre todo con la actitud de disfrutar del golf como si de un concierto se tratara. De hecho en el área de Scottdale se celebra paralelamente un concierto en el Bird´s Nest, con Kid Rock como protagonista este año. Y luego está el hoyo 16.
Lo que empezó siendo una loma en la que se juntaban muchos de los estudiantes de la universidad de Arizona State, sobre todo para animar a su compañero Mickelson, terminó siendo la grada más bulliciosa y animada de todo el mundo del golf. Veinte mil personas esperan todos los jugadores a que pasen por allí para castigarles con sonoros abucheos si fallan el golpe o con increíbles vítores si realizan un gran golpe. No digamos si el jugador en cuestión es capaz de lograr un hoyo en uno, en esos momentos el estruendo se dispara y los vasos de cerveza vuelan, regando los aledaños del green del 16 y dejando una de las estampas más impactantes del mundo del golf. Sino que se lo digan a Tiger cuando el olor a cerveza terminó impregnando su hoyo en uno en el 97.
Las antiguas carreras de caddies por llegar antes al green, ya prohibidas lo cual es una pena, y la tradición de entregar obsequios al público por parte de los jugadores al llegar al green (este año por ejemplo Ryan Palmer entregaba bolas con un billete de 10 $ que ponía “esta cerveza la pago yo”), han sido y son parte del sentido del espectáculo que impregna la cultura estadounidense y que bien haríamos en copiar por estos lares. Además, junto al amen corner de Augusta, es uno de los pocos hoyos que tiene cobertura completa y exclusiva para todos los que pasan por ahí durante el torneo.
Como dice Morgan Hoffmann: “la estrella aquí es el público. Todos los torneos deberían ser como este”. Otro que también tiene palabras de elogio es Scott Stallings que dejaba claro que “después de los majors, esta es una de las semanas más emocionantes del año”.
El último en caer rendido a los pies del público de Arizona ha sido Francesco Molinari que tras conseguir el último hoyo en uno en el campo tras la jornada del sábado, veía como el público volvía a rugir y llenar de vasos de cerveza el recinto, y publicaba posteriormente un tweet que decía: “he estado en muchos eventos deportivos diferentes, pero el rugido en el hoyo 16… ¡es lo más potente que he escuchado nunca!. Espero que todos se lo pasaran tan bien como yo”. Puede que las dos universidades tan importantes dentro del golf que tiene el estado influyan en el ambiente del torneo y puede que sea algo dificilmente trasladable al resto de semanas, pero desde luego que si hubiera que escoger un torneo regular al que acudir como público, este tendría todas las papeletas. Aquí les dejamos el hoyo en uno de Francesco Molinari con la reacción de la grada.
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