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Zona Pro

La última velocidad de Rory McIlroy

Enrique Soto | 12 de agosto de 2012

El norirlandés finalizó la tercera jornada con 67 golpes, y saca un total de tres al segundo clasificado, Carl Pettersson

McIlroy tiene una marcha más que el resto. De poco importan las dudas generadas tras fallar cuatro cortes esta temporada o su pobre rendimiento en los últimos tres majors. Cuando Rory comienza a coger confianza en el campo su juego empieza a crear pequeñas dinámicas positivas. Un putt largo que entra seguido de un drive apoteósico, McIlroy resopla, tiro a green, otro birdie. Y vuelve su mejor versión, tan sencillo como encadenar varios golpes de calidad. Es una de sus grandes virtudes cuando se encuentra en forma. Si un torneo se disputa a una velocidad determinada, con los pares llegando de forma constante y el resultado previsible a la legua, Rory es capaz de llegar y acelerar el ritmo dejando a sus rivales sin respuesta.

Sucedió el sábado antes de que el PGA Championship se suspendiera por tormenta y se confirmó este domingo cuando finalizó la tercera jornada. Un bogey y dos birdies más completan 67 impactos del norirlandés y le dejan en solitario en la mejor posición posible para ganar su segundo major en dos años. Un global de menos siete supone tres golpes de ventaja sobre su más inmediato perseguidor, Carl Pettersson, que finalizó el tercer día de competición con 72 impactos. Con menos tres se encuentran Bo Van Pelt, Trevor Immelman y Adam Scott.

Si hay alguien que debe dar las gracias por la suspensión de la tercera jornada es Tiger Woods. Cuatro bogeys en cinco hoyos hacían peligrar todas sus opciones después de dos grandes días de golf, en los que finalizaba como líder y, durante otro major más, referencia en la clasificación. Tiger arrancaba con menos cuatro el sábado y finalizaba al par después de nueve hoyos, en lo que parecía ser una despedida por la vía rápida del torneo. La dinámica cambió la mañana del domingo. Aunque se encontrara disputando la tercera jornada salió vestido de rojo, como en las grandes ocasiones, y volvió a jugar bien al golf. Birdies al 11, 13 y 16, seguido de un error en el 17, daban una versión mucho más real de lo que ha sido Woods en este torneo. Sólido de tee a green, capaz de meter todos los putts o fallar inesperadamente, pero con rumbo constante y velocidad de crucero.

Pero si quiere ganar debe aumentar ese ritmo porque por delante McIlroy no entiende de relajaciones. Si el sábado Rory invocaba una tormenta con cinco birdies en ocho hoyos, Tiger necesita provocar un incendio en la clasificación y hacer que toda Kiawah Island ruja con un putt de eagle o un golpe aterrizando a centímetros del hoyo. Son cinco golpes los que tiene por delante y su salida deberá ser lo más agresiva posible, nada que ver con su última jornada del Open Championship. Y el precedente no está nada lejos, basta con que se comporte en los greenes como durante el segundo día.

En esta situación todo pasa por McIlroy. Si vuelve la versión de Congressional, donde ganó el U.S. Open, no existen opciones para nadie. Si el diseño de Pete Dye comienza a ganarle pequeñas batallas durante los últimos dieciocho hoyos, hasta jugadores como Steve Stricker, Peter Hanson y Vijay Singh, con menos dos, pueden llegar al liderato.

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