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Zona Pro

La hora de la verdad

Enrique Soto | 18 de agosto de 2012

Un tercer puesto le serviría para volver a clasificarse para la Ryder Cup

Hace tres años, Sergio García se quedó a centímetros de embocar una sacada de bunker en el hoyo 18 del Sedgefield Country Club para meterse en un playoff, que finalmente ganaría Carl Pettersson. Eran otros tiempos y han cambiado muchas cosas desde entonces, pero Sergio no ha vuelto a ganar en el PGA Tour desde que consiguiera el The Players Championship en 2008. Y eso, tratándose de un jugador de gran talento como él, sorprende. Es evidente que no han sido los años más fáciles de su carrera y que el desgaste y la erosión mental de sus desilusiones han dejado heridas que, aunque ya cicatrizadas, han quedado como prueba irrefutable de que García no es el mismo jugador que hace unos años. Desde que se quedara a un paso de ganar el PGA Championship, se viera forzado a retirarse de la competición o consiguiera ganar de nuevo en Valderrama.

Pero aún más sorprendente que los cuatro años sin victorias en Estados Unidos es que su segunda vuelta en el Wyndham Championship, de siete bajo par, sea la más baja desde que en el WGC American Express Championship de 2002 llegara hasta los 62 impactos. Aquellos días, más que lejanos, hoy parecen perdidos en el tiempo, pero no es malo recordar a veces que uno de las principales virtudes de aquel joven de gran talento era una precisión endiablada con el driver en las manos. Sergio no solo jugaba la mayor parte del tiempo desde calle, sino que su bola iba larga y dibujaba en el aire el vuelo que necesitara en cada hoyo. Volviendo atrás, no es difícil imaginarle en cualquier entrevista afirmar que era su mejor palo de la bolsa. A finales de 2001 promediaba un 73% de aciertos desde el tee de salida.

Y aunque los jugadores cambian irremediablemente con el paso del tiempo, sí es posible comparar cómo jugaban al golf entonces y ahora. García no ha vuelto a promediar tantas calles desde aquel año, hasta llegar al 58% en la actualidad. Eso, durante esta semana, también ha supuesto un cambio. Porque durante estas dos primeras jornadas del Wyndham Championship ha conseguido rozar el 80% y ha jugado el que, probablemente, sea su mejor inicio de torneo esta temporada. Diez bajo par entrando al fin de semana, a dos golpes de un liderato ocupado por Jimmy Walker. Lo hemos visto también en otros jugadores, García recupera su driver y el resto de su juego es capaz de sentir el impacto desde el tee de salida. El primer día no entraron todos los putts, en el segundo sí lo hicieron. A eso se le suele llamar dinámica positiva y el español necesitaba una tanto como el respirar.

Es fácil y simplista focalizar todos los problemas que ha arrastrado durante esta temporada en un área del juego, pero puede darnos una idea de qué necesita Sergio para salir airoso de estos últimos meses del año. Luke Donald tiene su putter; Justin Rose, su capacidad para coger el green; y Steve Stricker, la precisión de un cirujano desde los cien metros hasta el hoyo. Y Sergio siempre ha tenido el driver. Cada jugador tiene ciertas virtudes o talentos que los distinguen del resto y a veces, más que intentar compensar áreas más débiles, es necesario explotarlos al máximo. Es imposible imaginar a un Sergio pletórico jugando constantemente desde el rough.

Ahora que todos los hoyos comienzan de una forma distinta veremos si es capaz de afrontar su momento más importante de la temporada. Sergio está fuera de la Ryder Cup después de que Ian Poulter finalizara tercero en el PGA Championship y necesita igualar esa posición esta semana o tendrá que esperar a que Olazábal le dé el visto bueno. Eso, como en el caso de Colsaerts (noveno clasificado con menos ocho), parece casi inevitable. Pero no solo está jugando para estar en Medinah sino para volver a ganar. Porque como demostró el año pasado durante dos semanas consecutivas, él necesita de ese combustible más que ningún otro. Cuando Sergio no gana se decepciona, y algunas de esas heridas que deja el paso del tiempo vuelven a abrirse, ya sea en forma de declaraciones o en gestos de reproche durante su vuelta.

En el momento en que más necesitaba un buen resultado, García ha vuelto a competir con garantías. De poco importa que Webb Simpson, campeón defensor, igualara su vuelta para colocarse un golpe por detrás de Walker en la segunda posición o que Tim Clark, Harris English o Carl Pettersson también se encuentren en un buen estado de forma con menos diez. Ésta es la hora de la verdad y buena parte de sus esperanzas pasan por que, durante los dos próximos días, Sergio vuelva a ser ferozmente competitivo. Es la vía para llegar a Medinah, pero también, a unos meses vista, puede significar un reencuentro con un jugador que a menudo peleaba por la victoria.

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