En una ocasión, Bubba Watson se describió a sí mismo de este modo: «Cristiano, marido, padre, golfista y dueño del General Lee 1». Era su lista de prioridades en la vida. Primero Dios, luego hombre de familia, después su profesión y por último sus excentricidades. Por eso, su victoria en el Northern Trust Open puede que ocupe para siempre un lugar muy especial en su corazón al ser el primer torneo que gana el zurdo delante de su esposa Angie y de su hijo adoptado Caleb.
El pequeño Caleb apenas contaba con unos meses cuando su padre efectuó ese inolvidable hook en Augusta National en el playoff del Masters. Se acababa de unir a la familia Watson cuando su padre Bubba conseguía su chaqueta verde, precisamente su última victoria hasta la de ayer en Riviera Country Club. Entre medias, casi dos años y 37 torneos del PGA Tour. Ayer, fue el primero que aplaudió a su padre cuando éste dejó la bola en green en el 18 teniendo ya un golpe de ventaja sobre un Dustin Johnson que esperaba en la casa club, como si supiera que dos putts serían suficientes para llevarse el trofeo a casa de los Watson.
«Cuando te hacen -14 el fin de semana, es difícil superar eso», admitía Johnson tras quedar segundo clasificado a tan solo un golpe de los ganadores en los dos últimos torneos. En los seis torneos que ha jugado en esta temporada, ha conseguido una victoria en Shanghai (HSBC Champions), un sexto puesto en Kapalua (Hyundai Tournament of Champions) y dos segundos puestos.
Sin embargo, tras jugar cuatro vueltas por debajo del par y firmar un 66 (-5) el domingo, él no fue el protagonista. Como el propio jugador admitía, nada puedes hacer cuando alguien con el talento de Bubba te hace dos 64 (-7) en las vueltas decisivas de un torneo. Además de eso, el ganador de este Northern Trust Open jugó los últimos 39 hoyos del torneo sin cometer bogeys y saliendo a cuatro golpes del líder en la jornada final, tardó solo seis hoyos en encaramarse a la primera plaza de la clasificación para no abandonarla ya jamás.
Antes de su birdie final en el 18, Watson ya había hecho seis en los primeros 11 hoyos del torneo de todas las maneras posibles, incluso embocando su bola desde el bunker de green del hoyo 6. Se mostró imbatible, jugando a un ritmo imposible de seguir para los miembros del partido estelar. William McGirt, líder tras 54 hoyos, entregó una tarjeta con 9 golpes más que Bubba (73 golpes) para caer finalmente empatado a la sexta plaza. Ni George McNeill (71 golpes) ni Charlie Beljan (73) estuvieron a la altura de un domingo en el PGA Tour, por lo que cuando Bubba pudo abrazar a su hijo Caleb antes de firmar su impoluta tarjeta, poco importaba que hubiera jugadores en el campo todavía.
El fin de semana mágico de Bubba Watson contrasta con su tímida actuación de las dos primeras jornadas, saldadas con 70 y 71 golpes. Tras su vuelta al par del viernes, pasaba el corte por dos golpes de margen y se encontraba empatado con, entre otros, Gonzalo Fernández Castaño. El madrileño comenzó su vuelta del domingo con un majestuoso eagle en el hoyo 1 seguido de un nuevo birdie en el siguiente hoyo. Un balance de -3 en los dos primeros hoyos que triplicaba así el número de golpes bajo par con los que empezaba la última jornada.
Finalmente, dos birdies y tres bogeys más le hicieron despedirse de los Ángeles con un total de 69 golpes (-2) para -3 total y la 35ª plaza del torneo. «Muy feliz con mi semana en Riviera. Muchas cosas que mejorar pero muchas cosas positivas con las que quedarme. Paso a paso», comentaba el madrileño en su twitter oficial. Su próximo torneo será el WGC-Accenture Match Play Championship, donde se enfrentará en primera ronda a Hunter Mahan.
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