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Zona Pro

La gran deuda del golf

Enrique Soto | 20 de julio de 2013

Como si de una empresa en quiebra se tratara, el golf guarda también ciertos pagos pendientes con algunos de sus mejores jugadores. Perdidos en el tiempo y el espacio se quedaron el primer grande de Colin Montgomerie, el PGA Championship de Arnold Palmer, el día de la redención de Greg Norman en Estados Unidos o todos aquellos australianos que no consiguieron vencer en Augusta. Son cuentas sin zanjar en la historia y que ya nunca tendrán ocasión de producirse. Mañana, en el Open Championship, un hombre afrontará la posibilidad de abandonar este grupo de hombres que se quedaron con la miel en los labios, que a veces se despiertan sudando por la noche pensando en lo que podría haber sido y no en lo que verdaderamente sucedió. Mañana podría ser el día más importante en la carrera de Lee Westwood.

Ha finalizado en quince ocasiones entre los diez primeros en los escenarios más importantes de la temporada, de los cuales, desde el 2008, acumula siete top 3. No existen muchas certezas en el golf, pero durante el último lustro sabíamos que el inglés partiría con opciones en las últimas jornadas. A veces era su putt, errático hasta la exasperación, mientras que en otras su juego alrededor de green bajaba hasta niveles típicos de un amateur, cuando la presión hacía salir el agua de la perola. Lee ha sufrido debacles dignas del más grande de los imperios pero, a pesar de todo, ha sabido salir adelante. Se trasladó a Florida el pasado invierno y estuvo trabajando en las áreas que tantos disgustos le habían creado, haciendo buena aquella cita de Confuncio en la que decía que aquel que comete un error y no lo corrige comete otro mayor. Todo parece haber ido gestándose de una forma lenta y constante, que es siempre el modo en el que se consiguen grandes hazañas.

Sus tres días en Muirfield han ido vestidos con un uniforme similar. Westwood, como acostumbra, se ha mostrado poderoso de tee a green, fallando lo justo como para recortar distancia ante sus rivales y optando por una estrategia contundente, como bien se podría esperar de sus veinte años entre los mejores. Hoy hacía bogey al 3 y respondía con un eagle al 5, un birdie al 7 y dos errores en el 8 y el 9. De poco importaba, porque la principal diferencia entre el jugador que vemos esta semana y el de tiempos pasados es que goza de la tranquilidad de quien sabe estar en el camino correcto. Lo dijo Ernie Els en el hoyo 18 de Royal Lytham, antes de ganar este mismo torneo: “Estoy satisfecho de jugar así al golf”, le susurró al caddie de Zach Johnson. Lo que vino después todavía forma parte de la memoria reciente: un jugador más nervioso titubeó en el tramo decisivo.

Hay algo similar entre las palabras del sudafricano y las del inglés, que hoy declaró con una voz segura: “No he sentido presión. Pensaré en la victoria en el Open esta noche en algún momento, estoy seguro. No creo que haya nada malo en imaginarme cogiendo la Jarra de Clarete”. Después de todo, puede que los grandes ganadores que ha dado a luz Muirfield tengan una lengua en común que refleja este estado de ánimo apacible y preparado. Su vuelta, de 70 golpes, le sitúa con dos de ventaja frente a Tiger Woods, que firmó el par a base de golpes correctos, todavía en la búsqueda imprudente de ser considerado el mejor de la historia. Hunter Mahan, que ya contó con una oportunidad en Merion, llama otra vez a las puertas sabiéndose más que capaz de ganar ante los mejores.

Nadie sabe a ciencia cierta qué sucederá mañana, ya que esto, por si lo habíamos olvidado, es el Open. Hace doce meses, Els partía a seis golpes de la cabeza antes de alcanzar de nuevo la gloria a los 42 años. ¿Qué puede suceder? Básicamente, de todo. Adam Scott se ha situado al par tras firmar 70 impactos, y saldrá con Tiger en un partido que promete desafiar el sentido común de las gradas. Ryan Moore, Zach Johnson, Henrik Stenson y un Ángel Cabrera desatado partirán desde el mas uno esperando oler sangre en la tabla, mientras que Phil Mickelson y Francesco Molinari lo harán desde el mas dos. Quién sabe, incluso puede que Dustin Johnson, Jason Day, Hideki Matsuyama, Brandt Snedeker, Jamie Donaldson, Sergio García (68 golpes hoy) y Miguel Ángel Jiménez (77) cuenten con una ocasión de poner en apuros al líder. Los dos españoles, junto a Rafael Cabrera-Bello (situado decimoctavo en mas cuatro) están consiguiendo que la temporada sin triunfos del golf nacional quede en un segundo plano. Nunca se trato de sumar victorias, sino de seguir en la brecha y crearse oportunidades en un deporte raro e incomprensible.

Lee sabe algo de todo esto. El jugador que debería haber ganado ya un grande, le llaman. Nunca se trató tanto de acumular victorias y honores, sino de caminar con la cabeza bien alta en la élite del golf. No hay otra forma de terminar saldando deudas a través del tiempo.

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