Si el Circuito Europeo no tenía problemas suficientes con buscar torneos de una dotación similar a los del PGA Tour, ahora se enfrenta a otros nuevos. El origen de la controversia son las dos pruebas obligatorias de las Finals Series en las que cualquier jugador debe participar para llegar a la gran final de Dubai, dotada con ocho millones de dólares en premios mas un bonus adicional de casi cuatro para los diez primeros clasificados en la orden de mérito. Tras los Playoffs de la FedEx Cup, cuatro grandes y todos los torneos obligatorios para mantener las tarjetas a ambos lados del Atlántico, muchos jugadores han dicho basta.
El primero de ellos fue Ernie Els, que a sus cuarenta y cuatro años ya no parece dispuesto a viajar cada semana a un punto del globo para competir. “Es una farsa”, declaró. “En mi opinión se trata de una broma. He estado jugando ambos circuitos desde 1994… Siempre podías hacerlo. Estaban Luke Donald y Rory McIlroy ganando ambas listas de ganancias. Ahora tenemos que tomar una decisión. Los jugadores ya no van a seguir haciéndolo. Tenemos familias y calendarios que respetar”. Fue la primera brecha en las intenciones del European Tour, que solo buscaba asegurar la presencia de grandes jugadores en su final de temporada, cuando sus torneos alcanzaban una dotación económica fuerte.
El segundo fue Sergio García, que tras jugar el CIMB Classic del PGA Tour y el HSBC Champions, anunció que daba por finalizada su temporada, que no estaba dispuesto a llegar a mediados de noviembre disputando cinco torneos seguidos. El castellonense se mostró algo más diplomático que Els, alegando que el año estaba siendo largo y que para jugar con intensidad necesitaba también estar relajado y con las pilas cargadas. El testigo de esta serie de abandonos lo retomó esta semana Charl Schwartzel.
“Creo que te hace pensar sobre el futuro”, comentó el sudafricano la semana del cuarto World Golf Championship del año. “Estoy muy decepcionado y me siento mal por los sponsors”. Con los torneos que el circuito disputará a finales de año en Sudáfrica, el ganador del Masters veía imposible comprometerse con las Finals Series. “De verdad quiero jugar pero ha habido algunas malas decisiones. No quiero meterme a fondo en el tema pero deberían revisarlo”, añadió. “He jugado mis trece torneos (necesarios para mantener la tarjeta), mis tres en Europa y apoyando a mi circuito nacional (el Sunshine Tour, que cosanciona varias pruebas con el circuito). Creo que como sudafricano es importante hacerlo. Va a ser muy complicado cumplir con todos los requisitos”.
Y ahora los dirigentes del circuito tienen la palabra. Los mejores del mundo no parecen del todo dispuestos a comprometerse con un final de temporada tan exigente, sobre todo tras lo que ya de por sí exige el PGA Tour. Si abren la mano, quitando la obligatoriedad de jugar dos pruebas antes de la final de Dubai, la mayoría volverían a viajar al Jumeirah Golf Estates, dándole la relevancia que, a priori, merece. Si no lo hacen, Schwartzel, por ejemplo, lo tiene muy claro: “He jugado en Europa durante mucho tiempo y me encantaría seguir jugando. Pero con esta serie de reglas, me veré obligado a jugar solo en Sudáfrica y Estados Unidos”.
Se trata de aceptar el rol como circuito secundario por debajo del PGA Tour, lo que podría ser aún más devastador para los sponsors de estas últimas pruebas de la temporada. En cuanto el Circuito Europeo ha dado mínimas muestras de ambición de competir contra los potentes torneos estadounidenses, se ha desvelado la realidad: los mejores no quieren jugar aquí, sino tener la alternativa.
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