Solo aquellos jugadores que hayan hecho alguna vez un fitting saben de la importancia que puede llegar a tener en sus vueltas. Seguro que lo han escuchado a muchos de sus amigos: “Estos hierros me van mejor”, “he ganado diez metros” o “transmite mejores sensaciones” son algunas de las sentencias más habituales tras comprar un palo nuevo. A veces lo han probado y sabían lo que hacían; otras, se lo han llevado a casa en un impulso. Este último caso ha provocado que muchos hándicap medios terminen pegando un driver con una varilla más dura o pesada de lo habitual o incluso que alguno, con casi dos metros de altura, utilice palos de la misma longitud que otro que mide un metro sesenta. El golf es un deporte que requiere de una gran precisión y, sinceramente, no son muchos los aficionados que se preocupan de saber qué es el bounce, qué velocidad generan en la cabeza del palo o qué distancias cubren con cada uno de ellos.
Hasta hace pocos años, todos teníamos una excusa para no preocuparnos por estos asuntos: era muy complicado encontrar a una persona que supiera lo suficiente como para encontrar el material más adecuado a nuestras capacidades. Las principales marcas tenían representantes que viajaban de campo en campo por España y, si teníamos suerte, ese día coincidía con uno que tuviéramos libre. Para el jugador de fin de semana, la palabra “fitting” suponía una molestia de tiempo, dinero y preocupaciones y, al fin y al cabo, se trataba de mandar la bola hacia delante, ¿no? Un hándicap veinte no necesita tanta sofisticación.
Todas estas ideas se difuminan rápidamente cuando uno se somete a un fitting y ve todo lo que puede mejorar su juego con tan solo unos ajustes. Proporcionalmente, las ventajas pueden llegar a ser tantas como cuando se aprende a coger correctamente el palo y, por suerte, ahora es más sencillo que nunca medir nuestro cuerpo con respecto al material que utilizamos. Muchas tiendas han comenzado a ofrecer este servicio como parte del proceso de compra y algunos fabricantes, como Taylor Made, han abierto centros específicos sobre esta materia. Por eso nos desplazamos al Taylor Made Performance Lab, situado en Golf Santander.
Solo hay cinco centros como este en toda Europa: Wentworth (Inglaterra), Turnberry (Escocia), PGA of Sweden National (Suecia), Carya Golf Club (Turquía) y el situado en Madrid. Que no haya un gran número se debe a la enorme cantidad de recursos que se invierten para construir uno solo, ya que su principal objetivo es ofrecer a cada cliente el fitting más completo posible. Olvídense de una persona echando un vistazo a su swing y determinando fácilmente qué palos le van mejor según su hándicap. Aquí todo esta basado en la ciencia y José Enrique Ruiz-Giménez, su responsable en España, solo interpreta los datos que obtiene a través de un proceso que dura tres horas. Sí, tres horas en las que se analiza todo lo que se puede saber sobre cómo se comporta un golfista ante la bola.
Lo primero que se encontrará en Golf Santander será que tiene todas las bolas que quiera a su disposición y todo el material que ofrece Taylor Made a sus jugadores; esto es, cabezas, varillas y grips de cada uno de sus modelos. El fitting está basado en dos partes bien diferenciadas. En la primera, se analiza su swing y algunos factores tan variados como la velocidad que es capaz de generar, el smash factor, spin loft o la línea que sigue el palo a través del impacto. Para ello, José Enrique utiliza un sistema llamado MAT-T (Motion Analysis Technology), mediante el cual se colocan varios sensores reflectantes en determinados puntos del cuerpo, así como en la varilla y en la cabeza del palo. Seis cámaras que graban a alta velocidad reproducen automáticamente un avatar en tres dimensiones del jugador, para que posteriormente se pueda ver en todos los ángulos posibles qué sucede cuando impacta con la bola. Lo interesante de este proceso es lo que viene después, ya que ese avatar se puede manipular en el ordenador, pararse en cualquier punto del movimiento y observar claramente de dónde provienen sus problemas. Es mucho más efectivo que un vídeo tradicional, donde solo se puede analizar desde el punto de vista de la cámara.
Una vez recopilada la información, comienza la segunda parte del fitting, en la que se utiliza el sistema FlightScope para medir todos los datos relacionados con sus golpes. Consiste en tirar varias bolas con cada uno de sus palos y ver cuánta distancia alcanza, qué spin genera en la bola o, simplemente, la trayectoria que sigue en el aire. José Enrique cuenta ya con una gran catálogo de detalles para ver qué material le va mejor a su swing, por lo que le va proponiendo modelos de Taylor Made que se pueden adaptar mejor a sus características. Esto no solo incluye el nuevo R1 o los hierros RocketBladez, sino también una amplia variedad de varillas fabricadas por multitud de marcas, desde Matrix a KBS, Rifle,True Temper… la lista es larga. El objetivo es comparar el rendimiento que tiene con su material actual y el que podría alcanzar con uno adaptado a sus necesidades.
Evidentemente, el Taylor Made Performance Lab solo cuenta con las cabezas de palos que fabrica esta marca, pero no crea que el servicio que ofrecen va dirigido solo a su venta. De hecho, saldrá de allí con un cedé con toda la información sobre su swing, para que repase en casa los datos o manipule a su gusto el avatar en tres dimensiones, pero no podrá comprar ninguno de los modelos que le han recomendado. Esto se debe a que ha acudido a un centro de fitting, no a una tienda. José Enrique no le intenta vender nada, solo le muestra, a través de números, lo que podría mejorar con un material adaptado a sus necesidades. Si quiere comprar el R1 con la varilla que le va mejor, tendrá que hacerlo en la tienda de Golf Santander o en cualquier otra que visite habitualmente.
El precio de una sesión de fitting asciende allí a 190 euros. Puede que a algunos les parezca excesivo tratándose solo de un proceso previo a la compra de un palo, pero para otros tantos resulta una nimiedad teniendo en cuenta que, durante tres horas, tienen a su disposición a una persona que les va a asesorando con una de las mejores tecnologías que existen hoy día. En este sentido, el Taylor Made Performance Lab es la experiencia de fitting total, en la que el jugador se marcha a casa sabiendo perfectamente qué material se adapta mejor a sus características y, sobre todo, por qué. Es quizá el valor más importante que otorga este centro: no solo conoce que le puede pegar más lejos con una madera RocketBallz, sino que es capaz de comprender cómo funciona su swing y cómo cierto lie u otros ajustes podrían beneficiarle. En algunos momentos del proceso, más que un fitting parece estar asistiendo a una clase que cuenta con una tecnología futurista. Muchos profesionales españoles ya se han pasado por allí para comprobarlo de primera mano y es una experiencia única que cualquier aficionado tiene a su alcance.
1 comentario a “La experiencia de fitting total”
Muy interesant, todo lo que nos pueda ayudar a tener un juego más cómodo y eficaz. Al final nos reportará mayor satisfacción.
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