Los periodistas de golf solemos tener una pregunta comodín cuando ante nuestros micrófonos llega un jugador que no ha tenido su mejor día en el campo de golf. «A pesar del resultado, ¿sacas algo positivo de esta vuelta?». Ésta es la cuestión que a muchos nos hubiera gustado plantear a Gonzalo Fernández-Castaño después de que firmara un aciago +7 (78 golpes)con el que se sitúa en la antepenúltima posición en el Waste Management Phoenix Open del PGA Tour. A través de su twitter, el madrileño parecía contestar a nuestra pregunta con un mensaje marca de la casa: «¡Siempre dije que se aprende más de un 80 que de un 65, asi que imaginaros lo que llevo aprendido en los ultimos días!».
Se refiere así Fernández-Castaño a la vuelta de ayer en el TPC de Scottsdale y al 83 firmado en su segunda jornada en Torrey Pines. «+19 en mis dos últimas vueltas. Me tengo que poner las pilas y volver a jugar al golf.» Sus números de ayer nos indican que firmó seis bogeys, un doble bogey y solo un birdie. Desde el tee, cogió 6 calles. Con el juego largo alcanzó 8 greenes, promediando 12 metros de distancia a bandera en sus hierros y firmando posteriormente 34 putts.
Se sitúa así a 14 golpes de la cabeza del torneo en la que dos ganadores de Majors como Y.E. Yang y Bubba Watson lideran con 64 golpes (-7). Según el ganador del Masters de 2012, la clave para hacer resultados bajos en este recorrido en el que vemos tradicionalmente vueltas bajas, como el casi 59 de Mickelson el año pasado, es mover bien la bola. «En este campo si pegas bien a la bola, puedes hacer buen resultado. He cogido muchos greenes y no he cometido demasiados fallos, no he fallado demasiadas calles. Simplemente he jugado sólido», comentaba Watson tras acabar su vuelta.
El zurdo cogió 17 greenes y firmó ocho birdies, cuatro en los últimos seis hoyos, y solo un bogey, mismo balance que el del jugador con el que comparte la primera plaza. Yang también se mostró letal en los últimos 9 hoyos, tramo saldado con 30 golpes gracias a sus seis aciertos. Con la ayuda de un traductor, el surcoreano intentaba explicar sus sensaciones de cómo hay que jugar en este TPC Scottsdale. «Hay que ser agresivo, pero al mismo tiempo no puedes ser muy agresivo. Tiene que haber un equilibrio, pero hay que ser más agresivo que en otros torneos.» Sea como sea, el jugador parecer tenerlo claro como refleja su -7.
El defensor del título, Phil Mickelson, abrió con una vuelta al par de 71 golpes de la que salió vivo después de mandar bolas al agua, tripatear dos veces, mandar golpes de 80 metros al bunker de green, etc. A nuestra manida pregunta de la lectura positiva, Mickelson hubiera respondido que por lo menos, el dolor de espalda que le mermó el pasado fin de semana, ya es inexistente. «Mi espalda está bien. Mi juego, un poco oxidado. He desperdiciado muchos golpes y he hecho varios swings descuidados. Mandarla al agua en el 12 ha sido patético». Ya lo ven. En la élite del golf, no hay lugar para las excusas y sí para aprender algo cada día.
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