Un jugador no debería ser capaz de ganar ante varios de los mejores del mundo pasados los cuarenta. Es más, si ese jugador todavía no ha conseguido una sola victoria en el PGA Tour, las probabilidades de que lo consiga son prácticamente ridículas. Nadie supera al vencedor de un Masters en los últimos hoyos del domingo sin experiencia, sin haber lidiado antes con la presión de la victoria, los gritos del público, las cámaras de televisión… Si no lo ha hecho antes en su carrera, ¿por qué ahora? ¿Es posible sacar lo mejor de uno mismo cuando tu cuerpo no se encuentra en su mejor momento? Son legión los grandes de este deporte que llegados a cierta edad van perdiendo progresivamente sus facultades, sumando un top 10 por allí o una buena vuelta por allá. Prácticamente ninguno mantiene su mejor forma.
Si uno ven a Ken Duke fuera de los campos de golf, no pensaría ni mucho menos que todavía es capaz de competir a este nivel. Su pelo está cubierto de generosas canas, su cuerpo no se parece en nada al de Dustin Johnson e incluso, por su forma de andar, uno pensaría que no se encuentra en buen estado para sus 44 años. Vaya, que incluso su gorra no parece encajar demasiado bien sobre su cabeza. Este hombre ha pasado las tres últimas décadas compitiendo en el Canadian Tour, el South American Tour, el Web.com Tour… Incluso se ha desplazado hasta Asia para probar suerte en tierras desconocidas. Ha hecho todo lo que estaba en su mano para llegar al PGA Tour y competir al máximo nivel cerca de casa (Hope, Arkansas).
Puede que fuera por el lugar en que nació (“Hope” significa “esperanza”) o porque no ha seguido la misma trayectoria que el resto de sus compañeros en el circuito, pero Ken ha insistido durante las últimas temporadas a pesar de que la lógica le decía, cada noche, que ya había pasado su momento para ganar. Era muy joven cuando le diagnosticaron escoliosis y tuvo que llevar un corsé ortopédico, o cuando fue operado dos años después y le insertaron una barra de metal en su espalda. La gente así no debería ser capaz de ganar en el golf de hoy día, donde el físico impera cada vez más sobre la habilidad. Nada de todo esto ha tenido sentido durante los últimos cuatro días. La razón se ha derrumbado y agitado hasta que este hombre finalizó el último hoyo del Travelers Championship.
Graham DeLaet firmaba una vuelta de menos uno, Charley Hoffman se iba hasta el mas dos y Bubba Watson, tras ir liderando el torneo con autoridad durante buena parte de la jornada, firmó un triple bogey en el 16 que sentenció sus opciones de victoria. Los tres líderes que partían con ventaja en el torneo iban cayendo ante un recorrido aparentemente sencillo, pero que esconde multitud de peligros cuando a la confianza le da por transformarse en duda. En su lugar, Ken Duke firmó una vuelta de 66 golpes después de haber cometido solo un error en los últimos dos días y llegó hasta un acumulado de menos doce. Solo Chris Stroud, otro novato sin triunfos en el circuito, fue capaz de igualarle tras embocar un chip en su último hoyo del día.
Cuando parecía que la experiencia iba a ser fundamental para destacar ante tantos rivales, dos hombres sin victorias se plantaron en un play-off en el TPC River Highlands. Ambos firmaron el par en su primer intento en el 18, pero en el segundo Duke dio un zarpazo que aterrizó a apenas un metro del hoyo. El hombre que no debería ganar lo había conseguido.
“Tienes que confiar en ti mismo en todo lo que hagas”, declaró. “Es una de esas cosas que una vez consigues, puede resultar más fácil la próxima vez. Hay que ser paciente. No puedes forzar las cosas aquí fuera. No puedes ganar por insistir. Siempre que ganas con 44 es especial, ya que muchos te descartan por tu edad”. Y es difícil culparles. Con los años, como decía Joe DiMaggio, llega la presión: “Uno se vuelve nervioso. Pasa con los golfistas y con cualquier hombre que pase de los cincuenta. No corre riesgos como lo hacía antes. El más joven, en los greenes, dará buenos putts. El más viejo vacilará, tembloroso. Cuando se trata de tomar riesgos, el más joven, incluso cuando conduce un coche, tomará riesgos que el hombre mayor no afrontará”. Ken Duke ha ganado su primer torneo en el PGA Tour, pero también ha conseguido, en tan solo cuatro días, destrozar todo lo que conocíamos como lógico o razonable.
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