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Zona Pro

La delicada situación del Circuito Europeo

Enrique Soto | 16 de octubre de 2012

Tiger Woods admitió "considerar" formar parte del Circuito Europeo al ser la Ryder y la Presidents Cup torneos valederos para mantener la tarjeta

La pasada semana el Circuito Europeo anunció que Ryder Cup, Presidents Cup y Seve Trophy contarían como eventos oficiales a lo largo de la temporada. Este simple movimiento estuvo motivado por peticiones de Luke Donald o Justin Rose, que juegan tanto en Europa como en Estados Unidos y tienen que cumplir con un mínimo de torneos anuales para mantener ambas tarjetas. «Es una de las semanas más atareadas del año», comentó Donald una vez finalizada la Ryder en Medinah.

El cambio es sencillo y permitirá a los mejores jugadores europeos tener un calendario más liviano, pero sus consecuencias no terminan ahí. Mientras que el PGA Tour exige un mínimo de 15 torneos anuales, el European Tour pide 13 para mantener la tarjeta. Los cuatro grandes y los cuatro World Golf Championship cuentan como pruebas válidas para ambos circuitos, por lo que los cincuenta mejores del Ranking Mundial tenían –hasta ahora– que jugar siete pruebas más en Estados Unidos y cinco en Europa para poder sustentar su status. Con esta pequeña modificación, los americanos solo necesitarán cuatro pruebas más en Europa para ser miembros del European Tour.

En este punto se abre la puerta a jugadores como Tiger Woods, que jugando Ryder Cup o Presidents Cup cada año le bastaría con jugar cuatro torneos más a lo largo de la temporada. «Revisaría la posibilidad de formar parte del Circuito Europeo», declaró Woods la pasada semana en Turquía. No tendría que cambiar mucho su calendario. A Tiger le bastaría con jugar el Abu Dhabi HSBC Golf Champions o el Dubai Desert Classic (en los que ha participado siete veces desde 2001), el próximo y novedoso Turkish Open (tras haber llegado a un acuerdo de patrocinio con Turkish Airlines), el DP World Tour Championship (la final de la Race to Dubai) y otra prueba más en Europa continental, posiblemente el BMW PGA Championship. Con eso Tiger podría ser miembro del Circuito Europeo.

Los problemas pueden llegarle desde su país, dado que si se juegan tres o más veces en Europa el PGA Tour exige un mínimo de veinte torneos disputados anualmente; algo que Woods no ha hecho desde 2005. Si quisiera hacerlo, necesitaría sumar un torneo más a su calendario en Estados Unidos o pedir un permiso especial a Tim Finchem, máximo responsable del Circuito Americano.

Sería importante para varios campeonatos que Woods formara parte de los activos del Circuito Europeo, pero no hay que perder de vista la realidad: se trataría de jugar dos pruebas en Emiratos Árabes, otra en Turquía y una cuarta en Inglaterra. Nada más. La decisión de Tiger tiene una importancia muy relativa porque la mayoría de campeonatos que juega ya son valederos para el Circuito Europeo, aunque no lo parezca. Y ese es uno de los principales problemas con los que ha lidiado Europa durante los últimos años: a pesar de tener unos recorridos fabulosos, ve cada temporada cómo siete de los ocho torneos más importantes del mundo se celebran fuera de sus fronteras. Solo el Open Championship se libra de esa criba.

Este dato tiene también su relevancia en los propios jugadores, que con incontables viajes a sus espaldas evitan en la medida de lo posible los vuelos sobre el Atlántico. Además, está dejando entrever una emigración incipiente. En unos meses se jugará la última Escuela de Clasificación para el PGA Tour e incontables promesas europeas han decidido apuntarse para probar suerte en el circuito más sólido económicamente. La mayoría responden «por probar suerte» o «por lo que pueda pasar» cuando se les pregunta el porqué de su decisión, pero la respuesta es sencilla: la situación en Europa es complicada y Estados Unidos es la referencia.

Esta decisión de incluir las competiciones por equipos dentro de las pruebas válidas para mantener la tarjeta en Europa es buena para los jugadores, pero horrible para los patrocinadores. Porque implicará que los mejores jugadores europeos (y del mundo, si echamos un vistazo al Ranking Mundial) harán menos paradas en el viejo continente. Donald, Rose, McIlroy o McDowell tendrán que jugar un torneo menos a lo largo del año y optarán por mantenerse en Estados Unidos, donde el mínimo sigue siendo de quince. Los casos de Francesco Molinari o Martin Kaymer, que planifican su temporada en Europa, no parecen el ejemplo práctico a tener en cuenta en esta situación. Los premios más grandes y los torneos de mayor prestigio se disputan en Estados Unidos y es lógico que los jugadores se trasladen allí.

Si echamos un vistazo al calendario del Circuito Europeo para la próxima temporada, vemos cómo los torneos en el continente siguen reduciéndose (empezando por los de España) y migran hacia Asia, donde abundan los patrocinadores. Veremos si en próximas temporadas Molinari o Kaymer siguen apostando por su circuito, dado que pueden verse en la situación de viajar continuamente a Estados Unidos para disputar los grandes y los World Golf Championship y a Asia para completar los eventos necesarios para mantener la tarjeta. Es decir, menos premios, torneos de prestigio y más viajes. La tendencia no es para nada positiva, pero la cara más amarga se la llevan los patrocinadores: ¿para qué organizar un torneo aquí si no van a estar los mejores?

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