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La curiosa historia del coronel Bogey

Óscar Díaz | 28 de marzo de 2009

Pese a que en la actualidad la palabra bogey no evoca imágenes positivas en la mente del golfista, en su momento se utilizó para medir la capacidad del jugador scratch; es decir, era el equivalente al par de nuestros tiempos.

En el magnífico libro The Greatest Game Ever Played, donde se narra el épico e imprevisto triunfo del amateur Francis Ouimet ante el gran Harry Vardon en el Open de EE. UU. de 1913, Mark Frost siembra el texto de maravillosas anécdotas que ilustran el origen de muchos de los aspectos del golf que han llegado hasta nuestros días. Podéis encontrar esto y mucho más en el libro mencionado, del que publicaré una reseña en breve… Y si algún avezado editor se plantea la publicación del mismo, le ruego que se plantee la posibilidad de contar con su seguro servidor para llevar a cabo la traducción.

Tras este desvergonzado paréntesis publicitario, entremos en materia. Como resulta evidente que el Sr. Frost tiene mejor pluma que yo, me tomo la licencia de traducir un par de deliciosas páginas en las que se aborda el nacimiento del bogey como concepto y su transición al par. Nos cuenta el Sr. Frost…

Durante el siglo XVIII y los primeros años del XIX, el sistema de puntuación por hoyos (match-play) era el único que se utilizaba. El juego por golpes (o medal-play) empezó a popularizarse en St. Andrews en la década de 1840, durante la era de Alan Robertson, y su aparición hizo que fuera necesario desarrollar un sistema de hándicap, una manera de equilibrar a los jugadores de distinto nivel. Los primeros métodos repartían a los jugadores de cada club en seis grupos distintos según su habilidad. Cuando competían dos jugadores de diferentes grupos, se otorgaba una cantidad fija de golpes al competidor menos hábil y estos golpes se repartían a lo largo de la vuelta. De este modo se mantenía la paz en el club, pero la popularización del golf trajo consigo la celebración de campeonatos interclubes, y la disparidad de niveles de juego en los diferentes clubes hacía que fuera imposible establecer un sistema de hándicap justo entre sus socios. Había que instaurar un sistema para calcular un resultado “de referencia” en diferentes campos hasta que se aprobase un sistema de hándicap equitativo y estandarizado que regulase el deporte a nivel nacional. La introducción del bogey, por cortesía del Coventry Club de Inglaterra, fue la respuesta.

En 1890 Coventry organizó un torneo en el que cada jugador disputaba un partido, beneficiándose del hándicap del grupo al que pertenecía dicho jugador, contra un rival imaginario que obtenía automáticamente lo que se consideraba que era una vuelta sin errores, un resultado al que llamaron scratch. Este formato enseguida se puso de moda y se extendió por otros clubes ingleses. En ese mismo año, en una conocidísima canción de un musical se repetía sin cesar el estribillo “Hush! Hush! Hush! Here comes the bogey man!” (¡Calla! ¡Calla! ¡Calla! ¡Que viene el hombre del saco!). El secretario del club de Yarmouth, uno de los clubes que empleaban el nuevo sistema de hándicap, empezó en broma a referirse al rival imaginario de su torneo como el bogey man. La idea arraigó en Yarmouth y, en poco tiempo, los jugadores de todo el país empezaron a llamar bogey al nivel scratch de su club. A continuación, un club de Gosport llevó la broma un poco más allá y aceptó a un hipotético Mr. Bogey en su club como miembro honorario. Como Gosport contaba con un gran número de oficiales en sus filas, se acostumbraba a otorgar a cada civil recién incorporado un empleo militar honorario. Su secretario decidió que un “jugador” tan hábil y competente como “Mr. Bogey” no se merecía nada menos que el empleo de coronel. Esta bobada caló en los clubes ingleses y, en apenas unos años, la figura imaginaria del coronel Bogey saltó del campo de golf a la mitología cultural británica como ejemplo idiosincrático de la disciplina y el valor de las fuerzas armadas inglesas en el siglo siguiente. Seguramente recuerden la pegadiza cancioncilla que silbaban los prisioneros de guerra ingleses en El puente sobre el río Kwai. Pues no se trata de una canción compuesta para la película, sino de un antiguo tema militar llamado La marcha del coronel Bogey.

¿Y cómo es posible que el bogey, nacido como estándar de excelencia, haya terminado representando el molesto y persistente fracaso en el campo de golf? Cuando se establecieron los criterios de juego en los campos británicos, el bogey representaba el resultado que se esperaba que los mejores jugadores de cada club obtuvieran en cada hoyo. A medida que el material, el nivel de juego y el mantenimiento del campo fueron mejorando durante el boom de la década de 1890, los resultados fueron bajando y los sistemas de valoración de los campos se fueron quedando anticuados. Como consecuencia de ello, a principios del siglo XX casi todos los campos británicos contaban con un puñado de hoyos en los que el bogey estaba un golpe por encima del nuevo nivel estándar que servía para identificar un resultado sin errores. En ese momento, tras la primera gira de Vardon, la afición al golf en EE. UU. se disparó y se adoptaron rápidamente todas las costumbres británicas… salvo ésta, que inexplicablemente se perdió en la travesía del Atlántico. En 1920, el “par” había sustituido al bogey en Estados Unidos como el resultado que había que obtener en un hoyo de golf.

Y no podíamos dejar de incluir la famosa marcha del coronel Bogey para cerrar este artículo como se merece. ¡A silbar!

Con esta curiosa anécdota iniciamos una serie de artículos dedicados a la etimología y el origen de muchos términos golfísticos que han llegado a nuestros días y aprovechamos para realizar un modesto homenaje a este peculiar personaje imaginario que nos trae por la calle de la amargura. Y nunca se sabe… A lo mejor contamos en breve con la presencia de nuestro ilustre coronel…

4 comentarios a “La curiosa historia del coronel Bogey”

  1. El 15 de septiembre de 2009 roky51 ha dicho:

    Curiosa historia la del Coronel Bogey, pero los ingleses deberian conocer una fórmula infalible que no es otra que GxI=K es decir Grado por Inteligencia es igual a Constante, siendo el golf un deporte donde la inteligencia juega un papel importante a todas luces el enemigo imaginario debería haberse llamado soldado Bogey jejejejej

    La verdad es que el libro promete pero yo esperaré a la traducción

  2. El 15 de septiembre de 2009 Óscar Díaz ha dicho:

    No me sabía lo de la fórmula ésa… y digo yo que habrá excepciones. 🙂

  3. El 16 de septiembre de 2009 manu ha dicho:

    Todos los dias se aprende algo. Gracias a esta nueva web, algunos vamos a saber mas que otros, jeje. Felicidades

  4. El 10 de noviembre de 2010 pparespa ha dicho:

    Muy bueno! Difícil encontrar estas cosas en español… a ver si alguien contrata a Óscar, porque seguro que para traducir un libro de golf no se encuentra a nadie mejor…

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