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Zona Pro

La batalla de las voluntades

Enrique Soto | 24 de febrero de 2013

Webb Simpson comenzó su duelo contra Gonzalo Fernández-Castaño con cuatro birdies en sus seis primeros hoyos. Cualquiera hubiera querido un inicio similar. El campeón del U.S. Open encontró la receta para encaminar el partido desde los primeros compases gracias a una efectividad implacable en los greenes y al terminar los nueve primeros hoyos ya se había colocado tres arriba en el marcador, cuatro tras otro birdie en el 11. Gonzalo se quedaba sin tiempo para la remontada pero confió en que su rival también tendría la ocasión de fallar, por lo que jugó el siguiente tramo de seis hoyos en un global de menos tres. Y Simpson falló, pero no lo suficiente.

Tras llegar al 18 solo uno por debajo, el madrileño alcanzó el green en dos golpes y se enfrentó a su peor enemigo durante toda la jornada: el putter. Le había funcionado a la perfección contra Howell III y finiquitó el partido en el hoyo 13. También le respondió en los últimos contra Molinari, y decidió un partido que se jugó de tee a green sin interrupciones. Pero contra Simpson, Gonzalo llegó a realizar tres putts en tres hoyos distintos y otorgó una ventaja que a esas alturas del torneo resultó definitiva. Su aventura en Dove Mountain finalizó en tercera ronda, en lo que supone su primer top 10 en un World Golf Championship y en lo que debería ser el primer paso para más tardes para el recuerdo.

Mientras tanto, Hunter Mahan se deshizo de Martin Kaymer con la misma solvencia con la que ganó este torneo la pasada campaña (5&4). Graeme McDowell superó también fácilmente a Shane Lowry (3&2), Jason Day a Bubba Watson (4&3), Ian Poulter a Tim Clark (5&3) y Matt Kuchar a Nicolas Colsaerts (4&3). Robert Garrigus y Steve Stricker tuvieron más complicaciones para superar a Fredrik Jacobson y Scott Piercy, pero también consiguieron pasar a cuartos. A medida que avanzaba la competición, mayor ventaja comenzaron a cobrar los jugadores inspirados en los greenes y se podía ver a algunos hombres embocando desde más de cinco metros con una cotidianidad asombrosa, a través de pianos y dobles caídas. Ese fue el factor que comenzó a inclinar la balanza hacia uno u otro lado en los diferentes enfrentamientos. La fiabilidad en el Accenture no se encontraba de tee a green, sino en el putt.

Y pocos habrán transmitido tanta tranquilidad esta semana en Arizona como Matt Kuchar, porque cuando se enfrentaba a un putt importante siempre salía sonriendo del hoyo. En tres partidos (Fujita, García y Colsaerts) todavía no ha llegado al hoyo 18 gracias a que se crea ventajas tempranas y se dedica a jugar lo que él mismo llama “steady golf”, es decir, golf estable, en el que nunca falla dos veces seguidas. Su enfrentamiento a Garrigus fue así. Cuatro birdies en sus primeros nueve hoyos y luego a jugar de tee a green hasta que alguien le avise de que el partido ha finalizado. Es el primer semifinalista del Accenture y tendrá mañana una dura prueba por delante, ya que Jason Day batió al ganador del Masters y a un vencedor del U.S. Open en un solo día.

El jugador que deslumbró en 2011 finalizando segundo en los dos primeros majors de la temporada firmó cinco birdies contra G-Mac para llevarse uno de los partidos más igualados del campeonato, en el que nunca tuvo una ventaja superior a un hoyo. “Es como jugar un domingo todos los días”, dijo el australiano al finalizar. “Fue un día muy duro pero jugar de la forma en que lo hice los nueve segundos fue muy especial. Me sentí muy, muy bien, y estoy deseando que llegue mañana”.

Al otro lado del cuadro, Ian Poulter y Hunter Mahan prometen protagonizar un duelo de mucho nivel. El primero ha seguido la misma tendencia que cogió en Medinah hace unos meses, es decir, una convicción absoluta de que sin importar el camino que siga o el rendimiento de su adversario terminará ganando el partido. Es tal la confianza que desprende Poulter en match play que en ocasiones parecemos saber qué va a suceder, como cuando comenzó a embocar desde todas partes de green contra uno de los mejores pateadores de la actualidad, Steve Stricker. “Nadie se quiere enfrentar a mí. Es así de simple”, dijo durante la Ryder. Y el efecto parece haberse propagado también al resto de competiciones. “Tiene un gran juego corto”, dijo Mahan sobre el inglés. “Pero para mí su mayor virtud es su determinación y su voluntad. Nunca piensa que esta fuera del hoyo. No voy a pensar que no tiene opciones porque puede meter un putt o un chip desde cualquier parte”. Y hará bien haciéndolo, porque todo parece indicar que estamos ante otra semana en la que el inglés va dirigido con tanta decisión a la victoria que será imposible desviarle. “Quiero llegar al lunes agotado”, declaró tras vencer a Tim Clark. Tras su victoria aquí en 2010 y la que consiguió en Finca Cortesín en 2011, este sería su tercer campeonato del mundo de match play en solo tres años.

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